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Las juezas, contra el techo de cristal: son mayoría, pero no tocan poder

Siete de cada diez nuevos ingresos en la carrera judicial son mujeres, pero solo el 38% asciende a tribunales superiores

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El techo de cristal también afecta al mundo de las juezas. Así lo ponen de manifiesto los datos. Mientras que en España hay 2.918 juezas en activo frente a 2.402 jueces, y siete de cada diez nuevos ingresos en la carrera judicial son mujeres, solo el 38 % de las profesionales consigue una plaza en tribunales de rango superior, según recogen los informes del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

¿Por qué ocurre esto? Las causas son diversas. Los nombramientos a dedo, el menor número de candidatas y las cargas familiares asignadas por los roles de género son algunas de las barreras señaladas por un grupo de juezas y magistradas entrevistadas por este medio.

Según recalca Amparo Salom, jueza de adscripción territorial de la Comunidad Valenciana y miembro de Foro Judicial Independiente, “los datos evidencian que cuando el acceso a la carrera está totalmente baremado con criterios objetivos conocidos de antemano, las mujeres ganan puestos”. En cambio, “cuando entra en juego la discrecionalidad, se eligen menos mujeres”, agrega. Para Salom, la eterna excusa de la experiencia queda desfasada. “Tenemos la misma antigüedad que los magistrados. Aún así, el número de magistradas en altos cargos es bajísimo”, denuncia la jueza.

Asumir las labores del hogar y los cuidados familiares, algo aun fuertemente ligado a la cultura, es otro de los palos en la rueda. “Sobre nosotras, como sobre cualquier mujer trabajadora, recaen en muchos casos las tareas de cuidados”, lamenta Lucía Avilés, magistrada en Mataró y fundadora de la Asociación de Mujeres Juezas. Esta mochila se traduce en “falta de tiempo para engordar el currículum” para las mujeres, mientras que los hombres disponen de agenda para acudir a charlas, escribir sus libros o impartir clases en la universidad, lo que suma puntos extra.

En esta dirección, Natalia Velilla, magistrada del juzgado de primera instancia número 7 de Móstoles de Familia e Incapacidades y miembro de la Asociación Judicial Francisco de Vitoria, pone de relieve que, bajo su experiencia, los hombres “tienen más instaurado culturalmente la capacidad de entablar relaciones entre sí y crear lobby”. Estos encuentros fuera del juzgado, de ocio o de carácter profesional, favorecen que triunfen los candidatos más conocidos frente a los perfiles más discretos cuando los méritos son iguales.

Para luchar contra los sesgos, Velilla reclama transparencia. Defiende que los nombramientos a cargos de poder sean justificados y se apliquen factores de corrección “si las mujeres juezas compaginan el trabajo con la crianza de niños”.

Esther Erice Martínez, magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Navarra y miembro de Juezas y Jueces por la Democracia, también aboga por un proceso más “inclusivo, plural y diverso”, donde se determine de antemano los criterios de mérito y se valore “la especificidad física y cultural de las mujeres”.

Menos candidatas

Por su parte, María Jesús del Barco, presidenta de la Asociación Profesional de la Magistratura, reconoce que en el CGPJ “no se ha promovido una adecuada política de conciliación y corresponsabilidad”, y con muchos juzgados saturados es difícil que las candidatas “puedan acceder a los méritos que se valoran cuando se hace un nombramiento discrecional”. Pero rechaza que exista un sesgo que expulse a las juezas de la lucha por el poder. “Habría que analizar por qué somos menos las que pedimos cargos discrecionales. Sería bueno que el Consejo elaborase un estudio sobre el asunto”, reclama la jurista.

Actualmente solo dos mujeres presiden alguno de los 17 tribunales superiores de justicia que hay en España, María Félix Tena en Extremadura y María Pilar de la Oliva Marrades en la Comunidad Valenciana. Hasta la llegada de María Luisa Segoviano a la Sala Cuarta, ninguna mujer había presidido alguna de las cinco salas del Tribunal Supremo en sus 200 años de historia, un órgano que ahora cuenta 55 jueces y 16 juezas, cifras que colocan a España a la cola en paridad de los países de la Unión Europea.

Según el último Plan de Igualdad de la Carrera Judicial, 134 mujeres intentaron acceder a un puesto de libre designación en 2019, frente a 203 candidatos masculinos. Ellas tuvieron una tasa de éxito de un 12 %; por su parte, ellos triunfaron en el 16,5 % de los casos.

 

Amparo Salom (Foro Judicial Independiente): "Para ascender hay que tener contactos, moqueta, pasillo, méritos académicos. Requiere tiempo. Pero las magistradas somos las que cogemos la mayoría de las excedencias para cuidar a familiares"

 

Lucía Avilés (Asociación de Mujeres Juezas): "Llama la atención que la Sala Civil y Penal del Tribunal Supremo, donde se dirimen asuntos que tienen que ver con el género, como familia o violencia contra las mujeres, están ocupadas casi exclusivamente por hombres"

 

Natalia Velilla (Asociación Judicial Francisco de Vitoria): "Es necesario crear una baremación objetiva, que cuando se elija a un candidato se diga por qué se elige y cómo se ha valorado. De esta manera se podrá controlar las selecciones arbitrarias"

 

María Jesús del Barco, (presidenta de la Asociación Profesional de la Magistratura): "Hay menos candidatas a este tipo de puestos. Pero no deja de ser llamativo que haya tan pocas mujeres en el Tribunal Supremo"

 

Esther Erice Martínez (Juezas y Jueces por la Democracia): "Superar la brecha que se observa en los nombramientos dentro de la carrera judicial requiere avanzar desde la igualdad formal de hombres y mujeres a la igualdad real"

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