Que UBS se equipare a Morgan Stanley requiere mucho más trabajo
Se prevé que los ingresos del banco suizo crezcan un 1,6% entre 2022 y 2024 frente al 4,1% de su rival estadounidense
La Cresta del Atlántico Medio, un límite tectónico submarino, forma parte de la cordillera más larga del planeta. La brecha entre las exuberantes valoraciones de los bancos estadounidenses y las de los europeos es parecida. El consejero delegado de UBS, Ralph Hamers, está intentando superar esa fisura. Es una tarea ardua.
El banco suizo, con un valor de 68.000 millones de dólares, lleva tiempo quejándose de que se le agrupe con entidades de crédito continentales como Deutsche Bank. Las Américas y Asia-Pacífico supusieron más de la mitad de su beneficio ajustado antes de impuestos el año pasado. El grupo, con sede en Zúrich, gana dinero sobre todo con las comisiones y no tanto con los préstamos tradicionales, lo cual le protege de los bajos tipos de interés europeos.
Entonces, ¿por qué no debería Hamers aspirar a una valoración más cercana a las 2,5 veces el múltiplo contable tangible de su rival estadounidense Morgan Stanley, valorado en 184.000 millones de dólares? Eso hay que compararlo con su propio múltiplo de 1,2 veces. Cerrar esa brecha duplicaría el precio de las acciones de UBS, añadiendo unos 70.000 millones de dólares a su valor patrimonial. El consejo de administración incluso contrató recientemente a Colm Kelleher, procedente de Morgan Stanley, como presidente. Hamers ha revelado su plan, que implica alcanzar una rentabilidad del 15% al 18% sobre el capital ordinario de nivel 1. Comparar los objetivos de UBS con los de Morgan Stanley se complica por el hecho de que el banco suizo insiste en utilizar el CET1, que excluye los activos fiscales, en lugar de la medida más común del capital tangible. Pero la parte superior del rango de UBS viene a ser lo que los analistas esperan de Morgan Stanley este año, según cálculos de Breakingviews efectuados a partir de datos de Refinitiv.
Centrarse en la disciplina de costes y la recompra de acciones ayuda a la causa de Hamers. Pero los analistas en general vaticinan una rentabilidad de apenas el 14% del CET1 este año y el próximo. El ingrediente que falta es un aumento de los ingresos. Según los datos de Refinitiv, se prevé que los ingresos de UBS crezcan a una exigua tasa anual compuesta del 1,6% entre 2022 y 2024, frente al 4,1% de Morgan Stanley.
Hamers quiere turboalimentar las ventas ganando clientes para su oferta digital. La semana pasada compró Wealthfront, un gestor de patrimonio automatizado estadounidense, por 1.400 millones de dólares, lo cual aporta una tecnología ingeniosa y unos 470.000 clientes. UBS también podría intentar vender más productos de gestión patrimonial a los 2 millones de clientes estadounidenses que actualmente utilizan sus planes de jubilación vinculados a su empleo.
Sin embargo, los bancos locales de Estados Unidos y las empresas de reciente creación del sector digital compiten por muchos de los mismos clientes. Y no está claro cuál pueda ser la ventaja de UBS en este mercado ultracompetitivo. La experiencia y la historia del banco se basan en la gestión del dinero de multimillonarios a través del asesoramiento personal, en lugar de las aplicaciones de última generación. Para Hamers, la cresta del Atlántico quizá resulte insuperable.