El Brexit y la nueva realidad un año después de que se hiciera efectiva la ruptura
La UE sigue siendo el mayor socio comercial del Reino Unido
Tras interminables negociaciones y sucesivos periodos de gracia para facilitar la transición, el 1 de enero de 2021 se hacía efectivo el divorcio entre el Reino Unido y la Unión Europea. Un año después, ambos bloques han llegado al aniversario de la fecha manteniendo todavía el pacto que estableció las condiciones de la salida británica del club. No obstante, el camino no ha sido precisamente uno de rosas. Pese a que la pandemia dificulta extraer conclusiones definitivas, sí queda claro que algunas cosas han cambiado considerablemente y otras, sin embargo, no tanto.
El comercio estaría a caballo entre ambas categorías. De un lado, contraviniendo los deseos de los partidarios del Brexit, la balanza comercial del Reino Unido no se ha vuelto positiva ni en términos globales ni respecto a la Unión Europea. En el último trimestre de 2020, el déficit comercial británico se disparó hasta dejar su balanza de pagos 14.759 millones de euros en negativo ante el acopio que realizaron las empresas por la materialización del Brexit. Durante los nueve primeros meses de 2021, el déficit acumulado era todavía de 11.891 millones de euros en términos globales.
Por otro lado, sí ha habido un efecto ostensible. Cuando finalizó el último periodo de transición, tanto las exportaciones británicas a la UE como las importaciones procedentes del club de países se desplomaron. La conclusión es que, tras el Brexit, la Unión Europea sigue siendo el principal socio comercial del Reino Unido, pero mucho menos que antes. Previamente, tanto en importaciones como en exportaciones, la importancia comercial de la UE para los británicos era tal que ni siquiera sumando el comercio que realizaban con el resto de países del mundo era superada. Ahora, ya sí.
En el apartado de grandes cambios en el comercio, no hay que olvidar que actualmente Reino Unido tiene voz propia y mucha más libertad a la hora de negociar acuerdos comerciales internacionales.
Mercado financiero
La City londinense ostentaba el título de corazón financiero de Europa. Cuando se hizo efectiva la salida, al no haber un acuerdo específico sobre ello, las firmas del sector que operaban en el país perdieron la capacidad de operar en el bloque comunitario tan libremente como lo hacían con anterioridad.
Dentro de la Unión Europea existe un régimen para empresas financieras conocido como de libre prestación de servicios. Con él, una empresa situada en cualquier país de la Unión puede ofrecer sus servicios en el resto del club mediante un pasaporte financiero. Al abandonar la UE, Reino Unido y, por ende, las empresas afincadas allí, perdieron el acceso a este pasaporte.
Como consecuencia de esto, algunas entidades dejaron la ciudad trasladando sus sedes y los empleos que generaban hacia otros Estados; otras siguieron establecidas allí, operando también en el mercado comunitario a través de filiales en terceros países como Irlanda o Luxemburgo.
A finales de noviembre, Financial Times publicó una exclusiva en la que aseguraba que la Unión Europea pretende limitar el pasaporte financiero por los problemas que genera. No solo da libertad para operar en cualquier país del club, sino que el régimen actual fija que las tareas de supervisión de las firmas financieras recaen sobre el organismo de vigilancia del país en el que esté situada la sede. En algunos sitios, como por ejemplo en Chipre, las normas y los supervisores tienen fama de ser más laxos, lo cual genera tensiones y problemas en toda Europa. Si se endureciera la norma, las empresas financieras con sede en Reino Unido verían un nuevo impedimento a la hora de seguir funcionando desde allí.
En términos de volumen de activos negociados, las estadísticas de CBOE muestran que la salida del Reino Unido no ha hundido a Londres como importante nexo financiero. En noviembre de 2021, Fráncfort fue la ciudad del Viejo Continente cuya Bolsa movió más dinero, con 8.775 millones de euros negociados al día de media. Más que los 8.764 millones de Londres, pero la City sigue pujando por ocupar la primera posición.
Inmigración
La inmigración fue uno de los principales caballos de batalla de los que estaban a favor del Brexit. La premisa era la de recuperar el control de las fronteras para reducir el flujo migratorio. Los datos muestran que la inmigración ha aumentado en lugar de disminuir. El instituto estadístico de Reino Unido desglosa las cifras de visados por categoría.
Desde enero de 2021 a septiembre se concedieron 205.528 visados de trabajo, un 55% más que en el mismo periodo de 2020 y un 9% más que en ese mismo tiempo de 2019. Por motivos de estudio, se expidieron 428.428 visados, un 143% más que en 2020 y un 55% más que en 2019. Por motivos familiares, en los nueve primeros meses de 2021 se dieron 263.415 visados, lo que representa un repunte del 127% frente a 2020 y del 87% en comparación con 2019. En referencia a las solicitudes de asilo, hasta septiembre se produjeron 37.562 peticiones, más que las 36.546 solicitudes registradas durante la crisis migratoria europea de 2015 y 2016 y la más elevada desde 2004.
El cambio sustancial que ha traído el Brexit a este respecto se encuentra entonces en cómo afecta a los ciudadanos europeos, que ya han visto disminuida la facilidad para entrar y deben usar el sistema general de visados.
Mercado de trabajo
Muy relacionado con el apartado migratorio, el temor británico era que el Brexit trajera problemas a la hora de encontrar trabajadores. Un temor que se materializó en sectores como el del transporte por camión, donde la falta de profesionales generó un caos logístico.
El programa de asentamiento europeo fue la respuesta para evitar la sangría de trabajadores. Bajo este esquema, los europeos y otros inmigrantes que ya vivieran en el Reino Unido tenían la posibilidad de regularizar su situación para seguir en las islas. La oficina estadística británica en su última actualización detalló que desde que se creó hasta septiembre de 2021 se han recibido 6.223.350 solicitudes. Solo se han rechazado 165.550. No obstante, la oficina estadística puntualiza que algunas solicitudes se repitieron y que en realidad 5.655.230 personas se habían acogido.
Las cifras muestran que el mercado laboral británico ha resistido tanto a la pandemia como al Brexit. El desempleo estaba en septiembre en el 4,3%, tres décimas por encima de febrero de 2020. Los salarios subían también en septiembre un 4,9% de media en un año sin tener en cuenta bonus y un 5,8% con ellos. El dato que refleja la escasez de trabajadores es el de ofertas de empleo vacantes: récord histórico de 1,17 millones en octubre.
Ejemplos de otros cambios
- Educación. Los británicos ya no forman parte del programa Erasmus de estudio internacional impulsado por la Unión Europea. En su lugar, Reino Unido ha creado el denominado "esquema Turing". Nombrado en honor al matemático, destacado criptógrafo y padre de la computación, el esquema ofrece becas para que los jóvenes británicos puedan estudiar en una larga lista de países de todo el mundo. Esto incluye a la Unión Europea.
- Conducción. Los conductores británicos tenían hasta el 30 de diciembre para solicitar canjes de su permiso por los de otro país de la UE. En el caso de España, se concedió un periodo extra de gracia hasta el 31 de diciembre de 2021. Hasta esa fecha, el carné de conducir británico habilitaba a la conducción en España; a partir de ahí, si no se solicitó el canje en su día, los británicos que quieran seguir conduciendo por España deberán someterse a un examen. En el sentido contrario, los visitantes con carné no necesitan un permiso internacional para circular por Reino Unido.
- Fútbol. Hasta el deporte rey se ha visto afectado por el Brexit. Los equipos de fútbol de Reino Unido no pueden contratar directamente como lo hacían antes a jugadores procedentes de la Unión Europea si estos tienen menos de 18 años. Ahora, se necesita un permiso de trabajo especial que tiene en cuenta la trayectoria profesional del jugador. Según Mundo Deportivo, algunos clubes de la talla del Liverpool están maniobrando para llegar a acuerdos con otros clubes europeos pertenecientes a países comunitarios para convertirlos en equipos cantera y poder realizar la contratación a través de ellos.