Alberto Baraya: “Mis obras dicen cosas fuertes de forma suave”
El artista hispano-colombiano presenta su último trabajo en Art Basel, en Miami Las obras tratan sobre la sociedad contemporánea de Florida
La madre de Alberto Baraya (Bogotá, Colombia, 1968) es vallisoletana, y esa doble nacionalidad lo convierte en el único representante español en exponer su obra en la nueva edición de Art Basel, en Miami, que se celebró del 2 al 4 de diciembre después de un año de parón por la pandemia. Su nuevo proyecto, Miami Beast, estuvo presente en el espacio que la galería madrileña Fernando Pradilla tuvo en la sección Nova del evento en Miami Beach, dedicada a obras creadas en los últimos tres años en las que los artistas examinan los problemas acuciantes a los que se enfrenta nuestro mundo.
- R. ¿Qué se siente al volver a exponer de manera presencial?
- R. Mucha emoción en términos de volverse a reunir. Supongo que hay mucha expectativa. Todavía hay contención porque vamos con cuidado en ciertas cosas, pero en otras estamos con todo, con toda la emoción también tratando de cumplir con las expectativas, tanto las nuestras como las de los demás. Ojalá coincidan.
- R. ¿Cuáles son las suyas?
- R. He hecho un proyecto donde he creado un personaje que va viajando alrededor del mundo. Es un naturalista artificial que hace las veces de una parodia de los antiguos naturalistas y científicos. Si hay una exposición en Sicilia, el personaje viaja a Sicilia. Si la hay en Madrid, el personaje va a Madrid. Y en esta ocasión lo que está haciendo es ir a explorar las bestias artificiales que se encuentran en los alrededores de Miami. Es un proyecto sobre los estereotipos y de cómo esos estereotipos devienen en una especie de excusa para comunicarnos, para conectar. Las expectativas están en que esas obras que he hecho específicamente para la ciudad y su gente conecten con ellos. Aparte de, obviamente, las expectativas comerciales que pueda haber en una feria de arte.
- R. Es el único representante español, al menos a medias. ¿Se notan esas raíces en su trabajo?
- R. Desde luego. Cuando estuve trabajando en la última exposición en Madrid también estuve haciendo un trabajo sobre los estereotipos de lo que es España desde fuera. Lo que vi son respuestas sobre qué hay de España en mí. A pesar de que lo haya trabajado a través de los estereotipos, como el torero o Goya, que son cosas muy generales, realmente lo que pretenden es representar lo que soy yo hoy en día.
- R. Su trabajo ha sido definido como una radiografía de la sociedad contemporánea, ¿ha cambiado esa sociedad con la pandemia?
- R. Creo que sí, que a todos nos ha afectado. Ha habido cambios profundos no solo en términos económicos, sino también en un cambio interno. Genera esas expectativas sobre qué va a pasar, sobre el futuro, sobre el mismo presente, sobre hacia dónde vamos. Y ese repensar creo que ha sido muy positivo en términos de saltarnos estereotipos de la vida. Hemos visto cómo la vida cambiando de velocidad nos afecta de otra manera.
- R. ¿Cuál es el próximo destino de ese “naturalista artificial”?
- R. Me he movido durante mucho tiempo en muchas partes y en este momento quiero centrar de nuevo esa relación que tenemos el conjunto de lo hispano con lo norteamericano. Quiero ver qué tanto de España está en nosotros como latinoamericanos en el sentido más perteneciente. Y eso es algo en lo que a mí me gusta apostar, no solo por sentimiento o relación afectiva, sino también por una relación cultural profunda.
- R. El arquitecto Andrés Jaque dijo en la Bienal de Shanghái que sus obras son al mismo tiempo dulces y violentas. ¿Con cuál se identifica más?
- R. Esa contradicción está ahí. Yo utilizo mucho la ironía y el sarcasmo. Mis obras dicen las cosas suavecito, pero realmente están diciendo cosas muy fuertes con respecto a la esencia de nuestra sociedad. Yo creo que hay que incluir el humor dentro de las formas de comunicación de nuestras contradicciones, y es algo que creo que está en mi obra. El trabajo que yo hago, aparentemente, tiene unas presentaciones muy clásicas, pero a mí lo que me interesa es que esa forma clásica se haga una herramienta de comunicación. Y no solamente para congraciarse con esas cosas, sino también para cuestionarlas.
- R. Aparentemente, el herbario (su anterior obra) y las bestias no tienen nada que ver. ¿Tienen algo en común?
- R. La forma exterior, evidentemente, ha cambiado, pero siguen siendo las exploraciones de este alter ego que va buscando las contrariedades y las artificialidades de nuestra propia sociedad. ¿Por qué paso de la recolección de plantas a hacer pintura clásica? En última instancia, son las colecciones de este naturalista artificial que va atesorando evidencias de la sociedad de hoy.
- R. Con Art Basel termina el año, pero ¿qué le depara 2022?
- R. Hay una expedición que no debo todavía mencionar, pero que va en torno a los automóviles, en América. Y tengo la proyección de una exposición aquí, en Bogotá, con el artista mexicano Jonathan Hernández, y que esperamos con mucha fuerza.
Sobre la firma
Es redactora de Estilo de Vida. Antes de incorporarse a EL PAÍS, donde también ha escrito para la sección de Madrid, trabajó en 'Cinco Días', principalmente en la sección de Fortuna. Graduada en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.