2022: crecimiento, menos Covid y mayor consumo de servicios
Las presiones sobre los precios deberían remitir, a medida que se corrijan los desajustes de oferta y demanda y bajen las tensiones en el mercado laboral
De cara al año 2022, nos encontramos con una perspectiva positiva respecto a la evolución del crecimiento, ya que Europa y Estados Unidos parecen decididos a evitar la austeridad que condujo a la débil recuperación tras la Gran Crisis financiera. Así, vemos que el crecimiento seguirá siendo fuerte en los mercados desarrollados durante la primera mitad del año, y que irá seguido de una normalización gradual en la segunda mitad.
Nuestro escenario económico para el año que viene se basa, por lo tanto, en que el crecimiento seguirá estando por encima de la tendencia durante el primer semestre del próximo año, especialmente en los mercados desarrollados, ya que el gasto de los consumidores sigue siendo especialmente fuerte, apoyado por el considerable exceso de ahorro acumulado durante los diversos cierres. Desde el inicio de la pandemia, el patrimonio neto de los hogares estadounidenses ha crecido un 22%, lo que debería seguir actuando como un fuerte viento de cola para la economía.
Los datos reflejan que este aumento del patrimonio neto ha sido relativamente uniforme entre los percentiles de renta y los tramos de edad. En la segunda mitad del año, esperamos que el crecimiento se normalice a medida que la fuerte reapertura llegue a su fin, se gaste el exceso de ahorro y se retiren las medidas de estímulo de emergencia.
Lo mismo ocurre con Europa, que entra en 2022 con una demanda muy robusta. Es poco probable que la última serie de cierres se prolongue en el tiempo. Esto apoyará el sentimiento de los consumidores y la continua liberación de la demanda reprimida. Sin embargo, vemos una desaceleración una vez que estos vientos de cola se desvanezcan, probablemente después del verano. Además, reconocemos la exposición que tiene Europa a la economía china, que se ha ralentizado y, aunque creemos que los estímulos están a punto de llegar, tardarán en notarse los efectos.
Aunque pensamos que a corto plazo podrían seguir apareciendo impresiones de inflación más elevadas en Estados Unidos y Europa, las presiones sobre los precios deberían remitir en líneas generales en el transcurso del próximo año, a medida que se resuelvan los desajustes entre la oferta y la demanda y disminuyan las tensiones del mercado laboral.
Sin embargo, esperamos que la inflación se mantenga a un ritmo saludable, en línea con los objetivos de los bancos centrales, durante algún tiempo, antes de que vuelvan a aparecer las presiones deflacionistas demográficas y tecnológicas, aún presentes.
Por otro lado, es probable que las limitaciones de la oferta sigan existiendo durante algún tiempo, lo que no debería sorprender a nadie, dado que el gasto de consumo personal en bienes está un 25% por encima de los niveles anteriores a la pandemia en EE UU. Pero, a medida que la reapertura se desarrolle en 2022, esperamos ver un cambio del gasto en bienes al gasto en servicios, lo que debería ayudar a aliviar las cadenas de suministro. Esto, sin embargo, plantea la cuestión de si esta inflación impulsada por los bienes será sustituida por el aumento de los precios de los servicios una vez que los consumidores pasen a consumir más eventos y menos artículos.
Por otra parte, se observa que los precios de las materias primas, en particular las relacionadas con la energía, siguen siendo elevados, ya que los países que representan más del 70% del PIB mundial se han comprometido a alcanzar las emisiones netas de CO2 en 2050. Asimismo, es probable que esta transición siga limitando la oferta de combustibles fósiles debido a la falta de inversión en capex, que se encuentra en mínimos históricos, lo que impulsará los precios al alza. Al mismo tiempo, es probable que la creciente demanda de energía procedente de las economías emergentes supere la producción de energías renovables, que todavía necesitan que su inversión global se triplique de aquí a 2030 para sustituir a los combustibles fósiles en el mix energético.
Aunque se espera que la pandemia de Covid-19 desaparezca en 2022, es probable que se produzcan más brotes, aunque menos graves, a medida que el coronavirus se convierta en una enfermedad endémica. Después de casi dos años lidiando con el virus, los responsables políticos y las autoridades sanitarias han adquirido una experiencia muy valiosa sobre cómo manejar eficazmente los nuevos brotes.
Además, es probable que las vacunas en curso, los nuevos tratamientos y la inmunidad adquirida tras la infección anterior limiten los riesgos para los sistemas sanitarios nacionales. De hecho, aunque a veces todavía pueden ser necesarias restricciones localizadas, esperamos que sean más infrecuentes. Por lo tanto, el virus debería tener un impacto decreciente en las economías y los mercados.
En conclusión, de cara a 2022, las perspectivas son de crecimiento continuado y de desaceleración de la dependencia del Covid. Como tal, mantenemos una visión constructiva sobre los activos de riesgo que deberían seguir apoyándose en los fuertes beneficios y en los desembolsos procedentes de los paquetes fiscales plurianuales aprobados en Estados Unidos y Europa.
James Beaumont / Nuno Teixeira Natixis IM Solutions