¿Por qué emiten las empresas bonos verdes convertibles?
Son adecuados para las firmas que promueven proyectos pioneros relacionados con nuevas tecnologías o que muestran gran incertidumbre
En los últimos años, se advierte en el mercado de bonos verdes una tendencia global de las empresas a recurrir a los bonos convertibles para financiar sus carteras de proyectos verdes. Así lo corroboran las emisiones realizadas en el mercado asiático (Sumitomo Forestry, Link Reit, Posco), en el europeo (Voltalia, Neoen, Eléctricité de France, Audax Renovables) o en el americano (Plug Power, Bloom Energy, Fisker). La irrupción de este instrumento híbrido en el mercado de bonos verdes responde a sus potenciales ventajas respecto a las emisiones convencionales de bonos.
El inversor tiene derecho a convertir los bonos en acciones de la empresa emisora en una fecha futura y a un precio prefijado (precio de conversión). Según la modalidad aplicable, este derecho se puede ejercer en uno o varios momentos, o a lo largo de un periodo temporal especificado en el contrato. El inversor solo ejercerá la opción si, llegada la fecha de ejercicio, el precio de mercado de la acción subyacente supera el precio de conversión. En caso contrario, no ejercerá este derecho y mantendrá, por tanto, su condición de acreedor hasta el vencimiento contractual del bono.
La emisión de bonos convertibles presenta una serie de ventajas potenciales que contribuyen a explicar esta tendencia. Desde la óptica de las empresas, los convertibles permiten a las empresas reducir su coste de financiación respecto a las emisiones de bonos simples. Los inversores aceptan percibir un menor tipo de interés a cambio de disponer de una opción de conversión que les permite convertirse en un futuro en accionistas de la sociedad.
Los convertibles mejoran la frontera eficiente de las carteras de inversión. El inversor dispone de protección ante una evolución desfavorable de los negocios de la empresa en su condición de acreedor (downside risk), a la vez que puede disfrutar de la tendencia alcista de las acciones (upside potential). Un activo Dr. Jekyll y Mr. Hyde que, en una coyuntura alcista, se transforma en un cuasiactivo de renta variable (con valores delta muy elevados) o mantiene la función protectora típica de los bonos en un escenario adverso.
Para los gestores de carteras, la incorporación de convertibles protege al inversor en entornos de alta volatilidad o incertidumbre en Bolsa, dado el límite inferior en el valor del bono (bond floor) y la percepción periódica del cupón, que compensa parcialmente las caídas en el precio de mercado de las acciones. Este instrumento introduce un factor de estabilización en las carteras de renta variable (equity stabilizer).
Los convertibles también proporcionan ventajas apreciables a las empresas. Las ampliaciones de capital implican un potencial efecto dilutivo para aquellos accionistas que no acudan a la ampliación. Si este fuese significativo, podría tener implicaciones relevantes sobre la estructura de propiedad, el control societario, así como en el beneficio por acción. La emisión de convertibles implicaría una potencial emisión diferida de acciones si el inversor ejerce la opción de conversión, pero esta ampliación sería menos dilutiva. Ello es debido a que el precio de conversión de las acciones se fija con una prima significativa respecto al precio de mercado en el momento de emisión de los convertibles, generalmente entre un 25% y un 40%. Por tanto, se difiere en el tiempo la dilución (delayed dilution) y se reduce su cuantía respecto a la asociada a una emisión directa de acciones. Cuanto mayor sea la prima de conversión, menor será el efecto dilutivo.
Con la emisión de convertibles, las empresas pueden diversificar sus fuentes de financiación, un instrumento útil para reducir su dependencia del sistema bancario. Los convertibles también contribuyen a ampliar la base de inversores, especialmente de aquellos perfiles que se muestran reticentes a entrar directamente en el capital en las fases iniciales o de desarrollo del negocio. Las colocaciones privadas permiten orientar la operación hacia inversores institucionales con el perfil deseado por el emisor.
Además, la conversión futura de los bonos, si se lleva a efecto, tendría impactos positivos para la empresa emisora, tales como la reducción de la carga financiera por intereses, el reforzamiento de los fondos propios y, por tanto, la mejora de la solvencia, lo que se podría traducir en una revisión al alza del rating.
Por último, hay motivos específicos para emitir convertibles en el sector de las energías renovables. Los convertibles son un instrumento de financiación adecuado para las empresas que promueven proyectos pioneros relacionados con el desarrollo de nuevas tecnologías u oportunidades de negocio que muestran mayor incertidumbre sobre su viabilidad técnica o financiera (hidrógeno verde, captura y almacenamiento de carbono…).
Los inversores pueden beneficiarse del valor generado en caso de éxito de estos proyectos, disfrutando del colchón de seguridad que proporciona la condición de acreedores en caso de fracaso. Se trata, por tanto, de un recurso financiero atractivo para empresas de dimensión limitada, con ratings ajustados, pero con fuertes expectativas de crecimiento.
Surge así un nuevo instrumento de naturaleza híbrida para la financiación de las energías renovables, de amplio espectro y diseño poliédrico, en aspectos tales como la fórmula de fijación del precio de conversión, la forma de ejercicio de la opción implícita, la naturaleza sénior o subordinada del instrumento, la posibilidad de colocar la emisión por tramos, según la tipología de los inversores, o su posible extensión a otros activos de renta fija vinculados con la sostenibilidad.
Eduardo Menéndez Alonso es profesor titular de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad de Oviedo