_
_
_
_
_

El viaje espacial de Branson podría tener la rentabilidad de una aerolínea

Sin un salto en el precio del billete, el futuro de la empresa podría asemejarse a la de Virgin Atlantic, en pérdidas

¿Qué podemos decir de Virgin Galactic de Richard Branson? ¿Se trata de turismo espacial o es simplemente un viaje en un avión un poco especial? Blue Origin, que pertenece a otro multimillonario rival, Jeff Bezos, sostiene que es poco más que un avión porque el fin de semana pasado el magnate barbudo no cruzó la línea Kármán, la frontera del espacio reconocida internacionalmente como tal. Hay otra similitud. Sin un gran salto en los precios de los billetes, la trayectoria financiera de la empresa valorada en 8.000 millones de dólares podría asemejarse a la aerolínea Virgin Atlantic, que está en pérdidas.

El vuelo de prueba del domingo pasado, que fue un éxito, fue un golpe publicitario de Branson, al adelantarse algo más de una semana al primer vuelo del fundador de Amazon.com. También debería allanar el camino para que Virgin Galactic lleve a pasajeros de pago el año próximo. Pero el indudable logro tecnológico no augura necesariamente un amanecer de éxitos comerciales.

En su presentación ante los inversores de 2019, Virgin Galactic calculaba que en cuatro años vendería unos 1.545 asientos al año a unos 360.000 dólares cada uno, que supondría ingresos de aproximadamente 560.000 millones. Tras deducir gastos como los de los motores de los cohetes y los sueldos de los pilotos, se quedaría en unos 274 millones de dólares de resultado bruto de explotación o Ebitda, suficiente para financiar los 55 millones de dólares anuales que necesita para comprar nuevas naves y compensar a los accionistas.

Los retrasos en el lanzamiento han obligado a posponer esas estimaciones dos años, lo cual significa que el valor empresarial de Virgin Galactic está ahora mismo en 27 veces el Ebitda esperado para 2025. Algunos consideran que esto supone vender a la baja las oportunidades de los viajes espaciales comerciales. Los analistas de Cowen sostienen que la empresa conseguirá un pedazo del mercado de viajes a velocidades ultrarrápidas, que tendrá un valor global de 1 billón de dólares de aquí a 2050. Llegan a una valoración de 12.000 millones de dólares al aplicar un múltiplo de 22 veces el Ebitda esperado al final de la década.

Sin embargo, el riesgo a corto plazo es que Branson no pueda cobrar mucho más de los 250.000 dólares a los que vendió billetes a los que primero se apuntaron. En ese nivel, le queda poco margen de error. Los ingresos proyectados para 2025 caen a 386 millones de dólares, lo que deja un Ebitda de apenas 69 millones de dólares, siempre que los costes se queden como están.

Es cierto que los primeros billetes probablemente se ofreciesen con un descuento. Pero subir los precios cuando competidores como Blue Origin o SpaceX de Elon Musk están en la plataforma de lanzamiento será complicado, sobre todo cuando estos dos parece que sí podrán ofrecer vuelos orbitales completos. Aquellos a quienes no les importe el dinero gravitarán hacia la experiencia que más les aleje de este mundo, lo cual dejaría posiblemente a Virgin Galactic como la alternativa menos exótica. Los inversores deberán prepararse para una vuelta a tierra accidentada.

Archivado En

_
_