Podemos y sabemos hacerlo, hagámoslo
Tenemos por delante una oportunidad única para modernizar el modelo productivo español y acometer las reformas tantos años postergadas
Amedida que se acerca el momento de que España reciba los primeros fondos del programa Next Generation parece más urgente que nunca iniciar un debate –abierto a todos los sectores de la sociedad– sobre cómo hacer el mejor uso y aprovechamiento de esos fondos. Por esta razón, tengo que felicitar al diario CincoDías por lo oportuno de esta iniciativa, a la que espero aportar la visión de los bancos españoles, profundamente interesados en este proyecto.
Aún a riesgo de parecer dramático, no me queda otra que enfatizar la importancia vital que este programa de la UE tiene para el futuro de nuestro país. No se trata solo de su aspecto cuantitativo, aunque no es baladí: 140.000 millones, equivalentes al 11% del PIB español.
Más importante aún es que esos fondos van a servir para financiar proyectos dirigidos a la transformación digital y el pacto verde en favor de energías limpias. Son los dos ejes elegidos por la CE, que propone así avanzar hacia una Europa verde, digital, social y más resistente, lo que parece razonable dado que, si vamos a reconstruir nuestras economías, debemos hacerlo sobre bases de futuro.
Afortunadamente, los bancos españoles están perfectamente alineados con los objetivos de la CE. La digitalización y la sostenibilidad han formado parte esencial de su estrategia en los últimos años y siguen haciéndolo. Nuestras entidades son líderes de la transformación tecnológica, gracias a la apuesta que hicieron hace tiempo para digitalizar su actividad, lo que ha implicado años de preparación, aprendizaje y cuantiosas inversiones. Esta preparación ha permitido durante el confinamiento ofrecer a los clientes servicios remotos, con agilidad y sin incidencias.
El sector bancario puede ser muy útil en la distribución de las ayudas europeas
En cuanto al compromiso de la sostenibilidad, y como quedó claro en la COP25, hemos acelerado los esfuerzos y el sector bancario español es ya visto, en poco más de un año, como un sector puntero a la altura de otros sistemas financieros pioneros. Creemos, por lo demás, que el sector está llamado a jugar un papel de primer orden como principal financiador de la revolución verde.
La CE estima que Europa necesita alrededor de 260.000 millones de euros de inversión adicional al año durante la próxima década para afrontar este proceso, y es evidente que la inversión pública no será suficiente y los inversores privados deberán intervenir para financiar proyectos favorables al clima.
Hasta ahora estas cifras no dejaban de ser estimaciones, pero el plan Next Generation ha puesto inesperadamente sobre la mesa cuantiosos fondos para ser invertidos, lo que puede representar un empujón decisivo en la transición hacia un modelo sostenible.
En general, estamos convencidos de que el sector bancario puede ser tremendamente útil en la distribución de las ayudas europeas, pues dispone de la experiencia y los medios para dotar de gran eficacia a los procesos de canalización de esos fondos. Los bancos aportan objetividad y criterios bien definidos en cualquier proceso, como se ha visto en el programa del ICO, financiando a quien lo necesita y está en disposición de aportar más en el futuro. Además, pueden hacer de puente entre esos fondos europeos, que pueden tardar en llegar, y la puesta en marcha de proyectos.
Si vamos a reconstruir
nuestras economías, debemos hacerlo sobre bases de futuro
Precisamente, el programa ICO (120.000 millones distribuidos en más de un millón de operaciones y que llegaron a más de 600.000 empresas, un 98% pymes) demostró lo útil y eficaz que puede llegar a ser la colaboración público-privada, un modelo que debería aplicarse tanto como sea posible en la canalización de los fondos europeos.
Asimismo, mostró que las pymes deberían ser contempladas con especial atención en la distribución de esas ayudas, no solo por el efecto multiplicador que esas inversiones pueden tener sobre el empleo, sino porque requieren de mayor apoyo en los procesos de digitalización y transformación sostenible y porque no podemos dejar atrás en ambos desafíos a quienes representan el 99% de nuestro tejido productivo.
Es preciso, además, que la iniciativa de una parte importante de los proyectos acreedores de estos fondos fluya de abajo hacia arriba, como una forma de imbricar los planes generales en las necesidades reales de nuestras empresas.
En suma, tenemos por delante una oportunidad única para modernizar el modelo productivo español y acometer las reformas tantos años postergadas, que no podemos desperdiciar si queremos salir de esta crisis con una economía más fuerte, competitiva e inclusiva. La responsabilidad de utilizar sabiamente esos fondos recae sobre todos nosotros. Podemos y sabemos hacerlo. Hagámoslo.
José María Roldán es presidente de la Asociación Española de Banca (AEB).