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Entrevista

Loida Primo: “Hay que ver si de verdad se quiere emprender o si es una idea que nos meten desde fuera”

Mientras algunos sectores se asoman al abismo de la quiebra, otros ven su negocio crecer  La empresaria alerta sobre el aumento de la disparidad dentro del tejido productivo

Loida Primo
Loida Primo
Fernando Belinchón

Sin caer tampoco en un excesivo optimismo, Loida Primo, empresaria propietaria de colchones Laxy, conferenciante, mentora ejecutiva y autora, se muestra como una firme defensora de la necesidad de evitar lo opuesto, el derrotismo. En una reflexión sobre el aspecto psicológico de la gestión en medio de una situación tan incierta como la provocada por la pandemia, va tratando las diferentes claves a tener en cuenta.

R. Tras una dura crisis económica, llegó la pandemia cuando algunas partes de la sociedad ni siquiera se habían repuesto del golpe anterior. ¿En qué situación diría que se encontraban los empresarios cuando estalló la crisis del Covid?
R. Estábamos en un proceso de recuperación de la anterior crisis y adaptación. A nivel de conciencia empresarial ya estábamos sumidos en una especie de incertidumbre, con una digitalización cada vez más presente. Las empresas estaban dando un primer paso hacia la digitalización preguntándose cómo abordarla, planeando ir paso a paso, pero no esperaban hacerlo de golpe. Ningún empresario o emprendedor nos imaginábamos que una situación tan adversa nos iba a paralizar. He vivido muchos tipos de crisis, pero no una que te obligue a paralizar tu negocio.
R. ¿En qué situación están ahora?
R. Económicamente, es un escenario desolador para algunos sectores. Estamos viviendo una crisis palpable y devastadora, a juzgar por los datos de desempleo y económicos. Hay sectores, como la hostelería o el turismo, que están en plena debacle y permanecen esperando los fondos europeos. Sin embargo, hay otros, como los supermercados o el farmacéutico, que también les ha pillado en fuera de juego, pero por el motivo opuesto, porque han visto un fuerte incremento de sus ventas. Hay una disparidad creciente entre sectores quebrados y otros en auge en los que surgen oportunidades nuevas.
R. ¿Cómo actuar cuando casi todo lo que tenías previsto se va al traste?
R. Pienso que hay que tratar de marcar la diferencia. Buscar oportunidades de negocio, emprender líneas nuevas. Estamos en un momento de cambio. Si el Covid ha puesto algo de manifiesto es la necesidad de que el jefe no solo sea un jefe, sino que evolucione hacia ser un líder. Las organizaciones necesitan estar más humanizadas que nunca y escuchar a su mayor activo, el talento, para que, una vez que lo hayan captado, puedan retenerlo. Los empleados buscan ser escuchados y reconocidos por lo que son, no solo por lo que están haciendo.
R. ¿Cómo saber si es el momento de tirar la toalla y echar el cierre?
R. Depende de cada empresa. En 2008 tuve que cerrar parte de mis estructuras empresariales y me costó mucho. Es difícil, y más cuando hay familias en juego y se trata de una razón externa como fue aquella crisis. Esperaba a obtener financiación y los bancos no daban por aquel entonces. Tuve que cerrar la parte de producción y buscar una solución lateral, externalizar la producción con una caída del 70% de las ventas. En las empresas grandes se pueden llegar a permitir el lujo de esperar, pero en el caso del pequeño empresario, cuanto antes tome la decisión de desenlace, es mejor. Si tu cuenta de resultados está completamente desmoronada, no te endeudes hasta no poder respirar, porque entonces el efecto bola de nieve es enorme y lo que es un cierre de empresa se puede convertir en un cierre de vida.
R. ¿Cuándo se dio cuenta de que tenía que cerrar?
R. Cuando vi que podía poner en peligro a mis hermanos y el patrimonio familiar. Mi padre me dijo que cuidara del patrimonio y de mis hermanos, que no están metidos en el negocio. Busqué mi solución, pero cada empresa debe buscar la suya. Es muy difícil de vivir, pero se puede salir de ello. El éxito es en su mayor parte actitud, es salir de la queja, y no solo en la vida profesional, también en la personal.
R. Hablemos de la relación con los empleados. Mucho se ha discutido del salario emocional y de retribuciones que van más allá del dinero. ¿Hasta qué punto se puede hablar de esto si el salario monetario es bajo o insuficiente?
R. No tengo el dato de cuánta gente se siente bien retribuida desde el punto de vista económico. Un indicador clave para saber si hay un problema desde el punto de vista de la retribución es el absentismo. Si el nivel es elevado, es necesario ver dónde está el problema. Seguramente un amplio porcentaje de la población diría que no está satisfecha con su sueldo.
R. ¿Se puede exigir a un empleado compromiso con la empresa si el salario es insuficiente?
R. No. Claro que no. Si un trabajador está yendo a trabajar insatisfecho con su remuneración económica, el empresario debe tratar ese aspecto. Si en ese momento la compañía no puede realmente, debe explicarlo y negociarlo. Un trabajador insatisfecho con su sueldo no va a funcionar al 100% en otros aspectos porque tiene esa fisura. Creo que se puede resolver a través de una comunicación eficaz en la que el líder pueda explicar lo que pasa y el empleado tenga la confianza para expresar su insatisfacción y que si no rinde más es porque no cobra lo suficiente.
R. ¿Cuál es la mayor traba a la hora de emprender?
R. El miedo. El factor número uno es miedo al fracaso. Preocupan la situación financiera, la bancaria, la económica o los impuestos. Pero en el fondo no dejan de ser miedos. El emprendimiento se parece a ser padre o ser madre. ¿Cuándo es el mejor momento para ello? No tenemos por qué ser padre o ser madre, igual que no tenemos por qué emprender. Primero hay que ver si de verdad se quiere emprender o si es una idea que nos meten desde fuera. Y luego, comprobar que esa idea de negocio puede ser viable, que no tiene por qué ser algo totalmente revolucionario, porque si no todos seríamos Steve Jobs. Si te pones a buscar todos los contras, te van a salir montones. Hay decisiones que nadie te puede decir cuando es el momento.
R. ¿Qué consejo le daría a alguien extranjero que quiera montar un negocio en España?
R. Depende del negocio que quiera impulsar. Primero debe valorar si hay oportunidades para su negocio en este país. No solo hay que mirar la situación económica del país en general, sino la viabilidad del proyecto en concreto. En segundo lugar, hay que buscar al mejor equipo de trabajo posible, con gente que de verdad crea en el proyecto. Ningún proyecto empresarial funciona sin un buen equipo de trabajo. Se necesita gente comprometida que se sienta valorada y escuchada. El Covid ha puesto esto de relieve.

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Sobre la firma

Fernando Belinchón
Madrid. 1994. Máster en periodismo económico por la Universidad Rey Juan Carlos. Redactor de la Mesa Web de CincoDías. En el periódico desde 2016.

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