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Corcho flotante para potenciar la biodiversidad en los humedales

Islas de Corcho Natural echó a andar en 2020 en plena pandemia

Varios módulos de corcho natural instalados en un humedal de Extremadura.
Varios módulos de corcho natural instalados en un humedal de Extremadura.

Son sistemas naturales de filtro totalmente respetuosos con el medioambiente que eliminan sólidos en suspensión, materia orgánica y metales pesados; actúan como sumideros de CO2 y como superficies filtradoras de agua; son potenciadores de biodiversidad, refugio de fauna y anidación aves…

Se trata de las denominadas islas de corcho natural. Su impulsora, la spin-off del mismo nombre, enmarcada en el programa europeo Life Montado-Adapt, pretende fomentar la adaptación de la dehesa al cambio climático en Portugal y España, concretamente, en Extremadura y Andalucía.

La facturación estimada en 2021 es de 300.000 euros y esperan duplicarla en 2022

El origen de este proyecto se encuentra en el empeño de la bióloga Ana Rengifo, copropietaria de una finca en Monfragüe (Cáceres), productora de corcho, por mejorar la biodiversidad de las dehesas extremeñas: “Si potenciamos la biodiversidad, mejorará la salud de todo el ecosistema”, afirma. Para conseguirlo, se unió a César Martín, que tuvo la visión comercial y de viabilidad del producto, y a Enrique Vega, que ha perfeccionado la técnica para desarrollar un sistema de plataformas estables en el tiempo que conforman un conjunto de islas de corcho natural para agua embalsada.

Estas estructuras facilitan la creación de humedales flotantes artificiales que se integran en el paisaje, al que dotan de vegetación de forma rápida y facilitan el revestimiento de riachuelos, orillas y espacios centrales con vegetación adecuada a cada tipo de localización geográfica y necesidades específicas.

El corcho utilizado procede de explotaciones gestionadas de forma sostenible

Las islas, montadas sobre un entramado metálico en el que se introducen trozos irregulares de corcho troquelado, se presentan en módulos individuales que se enganchan entre sí de forma sencilla y hacen posible ampliar su superficie hasta cualquier medida. En cada módulo, de 1,40 metros de largo por 1,25 metros de ancho, van colocadas entre 100 y 110 plantas. A partir de dos módulos ya se considera una isla.

“Se me ocurrió valorizar el corcho, un material que se produce en la zona, para instalar las plantas acuáticas. Esta es la mayor innovación del proyecto. Es una solución aplicable en cualquier clima o país, solo hay que adaptar las plantas locales. De hecho, el proyecto Life proporciona apoyo para llegar a otros países, y lo haremos”, resalta Rengifo. El corcho se cuece para que sea más resistente y aguanta el peso de aves pesadas como ocas o cisnes que anidan en las balsas.

Son una valiosa herramienta para la adaptación al cambio climático

“El corcho que utilizamos procede de explotaciones gestionadas de forma medioambientalmente sostenible”, aclara Rengifo. Las plantas son seleccionadas en función de la climatología. Todas son perennes, por lo que la duración activa de las islas es ilimitada si se mantienen adecuadamente.

Con un capital social de 4.500 euros, Islas de Corcho Natural inició su andadura en febrero de 2020. La pandemia no ha supuesto un freno en sus planes iniciales, “aunque sí ha interferido en el acceso a Portugal para hacer el seguimiento de las plataformas allí instaladas, pero no a escala nacional. Para mí ha sido muy importante haber creado una empresa que valoriza el corcho y da empleo a cuatro personas en plena crisis del Covid-19”, comenta la fundadora.

Durante el año pasado vendieron 170 unidades y las perspectivas, “si todo va bien”, son alcanzar unas ventas de 1.000 unidades este año, con una facturación de unos 300.000 euros que pretenden duplicar en 2022.

El precio de los módulos es de 350 euros la unidad, e incluye las plataformas de corcho troqueladas y la estructura, sistemas de cableado con lastre para su fijación al suelo u orilla y unas 120 plantas acuáticas seleccionadas según la finalidad deseada y la ubicación de las islas; transporte e instalación aparte.

Plataforma con plantas jóvenes.
Plataforma con plantas jóvenes.

Desalinización de aguas

Beneficios. Una de las aportaciones de las islas de corcho es que con plantas salinas consiguen el beneficio de la desalinización de aguas y, por tanto, la disponibilidad de este recurso con buena calidad en marismas, zonas costeras, aguas interiores salubres, riego de cultivos hortícolas, etc. La fitodesalinización ofrece beneficios como la protección de la salud del ecosistema, la recuperación y uso de aguas con problemas de contaminación y, sobre todo, la disminución de la salinidad para riego agrícola. En zonas salubres de distintas características, estas plataformas también permiten instaurar medidas de adaptación al cambio climático.

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