Greensill expone los riesgos de la estrategia de Credit Suisse
El colapso de la financiera muestra cómo compartir clientes entre unidades hace más vulnerable a un banco
Credit Suisse lleva mucho tiempo intentando demostrar que su estrategia de “banco único” añade valor. Ahora, Greensill Capital ha demostrado que compartir clientes entre las unidades de gestión de activos y de patrimonio y la de préstamos también puede aumentar los riesgos. Aunque el golpe de la quiebra de la financiera de cadenas de suministro parece manejable para el CEO de Credit Suisse, Thomas Gottstein, expone una desventaja de su estrategia.
El escándalo afecta a casi todas las divisiones. Credit Suisse Asset Management supervisaba 10.000 millones de dólares de fondos que invertían en los activos de financiación comercial de Greensill. El fundador, Lex Greensill, era cliente de banca privada de la entidad. Mientras, los banqueros de inversión de Gottstein asesoraron a la empresa respaldada por el grupo SoftBank en una ampliación de capital prevista, y el banco le prestó 140 millones.
La relación deja a Credit Suisse ante dificultades en varios frentes. Empezando por la unidad de gestión de activos, que precipitó el colapso de Greensill cuando congeló sus fondos la semana pasada. Los activos de tres de los cuatro fondos están cubiertos por un seguro de crédito, lo que deja a los inversores expuestos directamente a 1.800 millones de dólares. Si se quita el dinero en efectivo y los préstamos a clientes relativamente seguros, hay unos 400 millones de exposición con calificación de basura que podrían deteriorarse. Aunque Credit Suisse no es responsable de las pérdidas del fondo, Gottstein podría tener que cubrirlas para evitar la ira de los inversores y las demandas.
Luego está el préstamo. Credit Suisse confía en recuperar el crédito, que según una fuente cercana está garantizado contra el efectivo y las cuentas por cobrar comerciales del balance de Greensill. Hagamos la conservadora suposición de que el banco cancela la mitad, es decir, 70 millones. Si lo añadimos a las posibles pérdidas de fondos, el golpe total sería de 470 millones, lo que equivale a solo 0,16 puntos porcentuales del coeficiente de capital de nivel 1 del banco.
Sin embargo, el dolor de cabeza de Gottstein se agravaría mucho más si el seguro de crédito de Greensill no paga. La empresa japonesa Tokio Marine, principal propietaria de las pólizas, declaró el miércoles al Financial Times que estaba estudiando si eran válidas.
Sea cual sea el resultado financiero, el episodio deja al descubierto problemas más profundos. Persuadir a las diferentes líneas de negocio del banco para que trabajen en conjunto es loable, pero también lo hace más sensible a los fallos. Credit Suisse se ha visto envuelto en algunos de ellos recientemente, como el procesador de pagos alemán Wirecard y la quebrada firma china Luckin Coffee, cuyo presidente, Charles Zhengyao Lu, era cliente de gestión patrimonial.
Gottstein está redoblando la colaboración entre divisiones para alcanzar sus ambiciosos objetivos de crecimiento. Christian Meissner, exgestor de operaciones corporativas de Bank of America, se incorporó el año pasado con la misión de ayudar a reforzar los vínculos entre banca de inversión y gestión patrimonial. Ese ha sido durante mucho tiempo el santo grial para los CEO de Credit Suisse. Greensill demuestra que tiene un lado oscuro.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías