Enel será difícil de desalojar del pedestal verde
Sus operaciones no renovables no son de petróleo, sino redes eléctricas reguladas
El liderazgo verde de Enel parece difícil de superar. Desde que el consejero delegado, Francesco Starace, asumió el cargo en mayo de 2014, las acciones de la empresa italiana han proporcionado una rentabilidad total del 180% a los inversores, casi cuatro veces la del índice Stoxx Europe 600. Entre las empresas privadas también se ha convertido en la mayor empresa de energía limpia del mundo por capacidad instalada. A medida que el mercado de la energía verde siga creciendo, también lo hará Enel.
La trayectoria del grupo, que ha pasado de ser una aburrida empresa de servicios públicos a un supermajor de la energía verde de 87.000 millones de euros, ha sido notable. Nacido en la década de 1960 de la fusión de una miríada de empresas nacionales, ha superado al grupo petrolero Eni para convertirse en la mayor empresa italiana cotizada en Bolsa, y opera en unos 30 países. También ha sido una importante fuente de dividendos para el Estado italiano, que posee una participación del 24%.
Esto se debe principalmente a la temprana apuesta de Starace de que la energía solar y la eólica serían baratas y supondrían una amenaza para los combustibles fósiles contaminantes. Cuando tomó el timón, este veterano de la energía de 65 años ya había dirigido la rama renovable de Enel. Eso fue mucho antes de que la sostenibilidad se convirtiera en el mantra de los inversores que es hoy.
Aun así, Starace no se quedará para siempre. Las grandes petroleras tienen enérgicos planes de expansión eólica y solar. BP, por ejemplo, tiene como objetivo alcanzar los 50 gigavatios de capacidad de energía renovable para 2030, más que los 49 GW que Enel tiene ahora y que la capacidad de otros grandes actores actuales como Electricite de France e Iberdrola. Por tanto, Enel necesita un foso alrededor del castillo.
El último plan estratégico de Starace ofrece cierta defensa. Su objetivo es casi triplicar la capacidad eólica y solar de Enel hasta 145 GW en 2030, superando el objetivo de Iberdrola de duplicarla hasta unos 60 GW. Suena menos escandaloso si se tiene en cuenta el vertiginoso ritmo de crecimiento de las energías renovables. El grupo solo tendrá una cuota de mercado mundial del 4% en 2030, excluyendo China.
Los objetivos de Enel en materia de energía limpia parecen más creíbles que los de las grandes petroleras. Su plan de expansión incluye una “cartera madura” de 55 GW de nueva capacidad para 2025, mientras que los objetivos de BP solo contemplan 20 GW de proyectos acordados. Además, gastará 160.000 millones de euros en la próxima década, frente al objetivo de BP de construir hasta 4.000 millones anuales para 2030.
A diferencia de los intrusos del petróleo, Enel ya está en el negocio de la generación de renovables, y no intentando aprender nuevos trucos. En lugar de la producción de crudo, sus operaciones que no son de generación renovable son redes eléctricas reguladas. El hecho de que el 44% del ebitda provenga de estas facilita la obtención de préstamos más baratos. Enel no solo tiene ventaja de salida ahora, sino que tiene suerte con sus competidores.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías