Wall Street se asoma al descontento social y a la fiebre especulativa
Los reguladores deberán abordar el fenómeno de los minoritarios con el fin de evitar un grave accidente en un mercado plagado de desequilibrios y cada vez más alejado de la economía real
Ha pasado poco más de una semana y apenas queda rastro del ascenso meteórico de las acciones de GameStop, la compañía de videojuegos en la que un batallón de pequeños inversores hicieron valer su fuerza frente al poder de las posiciones bajistas de los hedge funds. También la plata ha vuelto a los niveles previos a la entrada fulgurante de estos inversores, que en la sesión del lunes llevó al metal a máximos de 2013. La recogida de beneficios tras las fuertes subidas ha sido inevitable y habrá dejado suculentas plusvalías a los más avispados, quienes vendieran antes. La ley del mercado y de la búsqueda de beneficio se impone y el episodio de volatilidad causado por los inversores minoritarios no ha aguado la fiesta alcista de la Bolsa estadounidense: el Nasdaq marca nuevos máximos esta semana.
Una nueva fuerza subterránea ha llegado sin embargo a Wall Street, planteando un desafío regulatorio hasta ahora impensable. Las autoridades del mercado estadounidense deberán preparar una respuesta ante un fenómeno que bien puede volver a repetirse, en un mercado en el que abunda la liquidez –lo que ha creado graves distorsiones y una brecha gigante entre la economía real y la financiera– y en el que los pequeños inversores tienen cada vez más acceso a brókers gratuitos para operar, en una tendencia alentada por la pandemia y el teletrabajo.
La regulación financiera ha avanzado en la protección del minoritario pero ahora es este el que se rebela y aprovecha las ineficiencias del mercado, no ya los grandes inversores. “En el contexto de la discordia social actual, con un gran segmento de personas que se sienten privadas de derechos, no es de extrañar que GameStop se haya convertido en un grito de guerra en los mercados”, reconoce el experto de Natixis IM Jack Janasiewicz, que prevé una mayor regulación. “El hecho de que cualquiera pueda abrir una cuenta pudiendo apalancarse sin tener ninguna experiencia en los mercados financieros me parece un poco preocupante. Eso puede ser un foco de atención”, añade.
Los minoritarios reivindican su derecho a jugar en la misma liga, y con las mismas herramientas de ingeniería financiera, que los grandes. Aunque sobre la mesa también está el debate de si su actuación –comentada abiertamente en los foros de Reddit– puede ser una acción concertada de mercado y por ello probablemente sancionable. “La señal más preocupante es que la actividad especulativa, alentada por las redes sociales y las plataformas de trading, que impulsan la burbuja en las criptomonedas está llegando con fuerza a las Bolsas. Habrá que vigilar que no se extienda al conjunto del mercado”, señala Roberto Ruiz-Scholtes, estratega de UBS Banca Privada en España. “No es descartable que este ciclo bursátil acabe más como consecuencia de sus excesos que por subidas de tipos o por una crisis económica”, advierte.
Los expertos advierten de que la burbuja de las criptomonedas podría llegar a trasladarse a la Bolsa
Por lo pronto, se ha evitado un accidente grave de mercado y de paso se ha purgado parte del exceso de posiciones de los hedge funds, lo que reduce el riesgo de una corrección más profunda. Según explican en Goldman Sachs, lo vivido en la anterior semana fue el mayor desapalacamiento registrado en los hedge funds desde febrero de 2009. Y aun así, la exposición al mercado de estos vehículos de inversión se mantiene en niveles de récord. Además, el fenómeno de estrangular las posiciones cortas, que ha estallado en el caso de GameStop, ha sido muy abundante entre los pequeños valores: en los últimos tres meses el conjunto de compañías del índice Russell 3000 con una capitalización superior a los 1.000 millones de dólares ha tenido un rally de casi el 100%, según explica el banco estadounidense.
Una mayor regulación de la actividad de los inversores minoritarios, que han demostrado capacidad de impacto a la altura de un institucional, cobra fuerza a la vista de su creciente presencia en el mercado. También según datos recogidos por Goldman Sachs, más de la mitad de los cinco billones de dólares del mercado de fondos está en manos de particulares en EE UU, un billón más que antes de la pandemia. Demasiado dinero como para ser ignorado.