Bezos, Gates, Jobs, Ortega... Qué pasa cuando el fundador se echa a un lado
El paso atrás de los fundadores de grandes emporios está ligado a la necesidad de diversificar el poder y al papel de los inversores
Cuando la gente observa los resultados financieros de Amazon lo que realmente está viendo son las cuentas acumuladas en el largo plazo después de haber innovado con un modelo empresarial. Por tanto, “ahora mismo veo a Amazon en su momento más inventivo, lo que lo convierte en un momento óptimo para realizar esta transición”. Con estas palabras justificó este martes Jeff Bezos, de 57 años, su decisión de apartarse de la primera línea de la compañía, que fundó como una librería online en 1994. En este tiempo se ha convertido en uno de los empresarios más influyentes del mundo, y en la segunda mayor fortuna del mundo con un patrimonio de 197.000 millones de dólares. Tal vez la decisión tenga que ver con la impresión que desde hace tiempo, así lo recoge en el libro Crea & Divaga. Vida y reflexiones de Jeff Bezos (Planeta), tenía sobre sí mismo: “A menudo me veo como director de ralentización. Quiero que analicemos una decisión 17 veces más porque es crucial e irrevocable. El problema es que la mayor parte de las decisiones no son así. La mayoría son puertas de entrada y de salida”.
Su caso no es aislado. Amancio Ortega decidió apartarse de la presidencia de Inditex, aunque parece ser que cada día acude a la sede de Arteixo (A Coruña), en favor de Pablo Isla. También Bill Gates dejó en el año 2000 su puesto de consejero delegado en Microsoft, la tecnológica que creó en 1975, y de la que acabó distanciándose ocho años más tarde, aunque sigue siendo asesor tecnológico. El alma mater de Apple, Steve Jobs, no tuvo más remedio que en 2011, enfermo de cáncer, llamar a su sucesor en funciones en Apple, Tim Cook, que había tomado las riendas de la firma, mientras se recuperaba del tratamiento, para proponerle que fuera el consejero delegado de la compañía.
Este tipo de decisiones también tiene que ver con la presión que ejercen los grandes fondos de inversión, que exigen una mayor diversificación del poder, y que este no esté concentrado en una sola persona. “Es importante tener en cuenta los mensajes que lanzan los inversores, pero también otros stakeholders, con el fin de que la empresa mantenga su reputación, ya que además de los resultados económicos hay que medir los sociales”, afirma Margarita Mayo, profesora de liderazgo de IE University, quien asegura que la decisión de Bezos tiene que ver con otros factores, como puede ser la introspección y el conocimiento que tenga de sí mismo. “Ha creado la empresa, y puede ser que no sea la persona idónea para llevarla a otro nivel, y reconocer eso requiere de cierto coraje, además de saber manejar su ego”. También destaca como relevante los ciclos que vive una empresa: no es lo mismo el líder pasional, arriesgado e innovador, que necesita una organización en los comienzos, al perfil que se requiere cuando esta ha crecido, en la que es necesaria una estructura y un primer ejecutivo con método y disciplina.
Así lo ve también Francisco González Bree, profesor de innovación en Deusto Business School, quien recuerda que en una empresa hay dos grandes ciclos que suceden simultáneamente: el operacional, que se centra en el día a día, y el de innovación, que se ocupa del futuro, de los próximos cinco o siete años. Conseguir dominar a la vez ambos ciclos es un verdadero reto para las compañías, que, con frecuencia, se encuentran demasiado inmersas en el corto plazo, pero separar ambos recorridos puede ser una gran estrategia. “Bezos tiene un perfil innovador, siempre ha buscado romper el orden establecido. Con esto, se liberan parte de sus responsabilidades en Amazon, poniendo a alguien con un perfil más ejecutivo, al tiempo que se le deja más tiempo libre para desarrollar nuevas innovaciones en cualquier otro ámbito”, prosigue el docente. Los intereses de Bezos van desde el periodismo, con la compra del Washington Post en 2013, al espacio, con la compañía BlueMoon. “Veremos qué será lo próximo, porque es un experto en reinventar sectores”, recuerda González Bree.
Por su parte, el profesor de dirección de personas de IESE Guido Stein considera que este tipo de perfiles, con el tiempo, al igual que pasó con Amancio Ortega, buscan alejarse del mundo de la gestión y volver a la creatividad, la cual es mucho más agradecida. “Es más bonito ver cómo se construye un edificio que dirigir una constructora”, ilustra. Saber marcharse también es un arte y Bezos se va tras haber conseguido los mejores resultados de la historia de la compañía, recuerda Stein, quien cree que Inditex es uno de los mejores ejemplos: “Echarse a un lado es la mayor genialidad que ha tenido Amancio Ortega después de crear Zara”.