2021, año de nieves, año de bienes... ¿para todos los fondos?
El consenso este nuevo año recomienda invertir en activos de riesgo, especialmente renta variable
Tras un 2018 donde prácticamente todos los activos, y por tanto casi todos los fondos, tuvieron rentabilidades negativas, llegó 2019 donde ocurrió exactamente lo contrario: la mayoría de fondos tuvieron un retorno positivo, en general mayor cuanto más riesgo asumían y bastante homogéneo entre las diferentes categorías de renta variable.
2020 ha sido uno de los años con más volatilidad y la dispersión en el resultado de fondos ha sido enorme. ¿Qué podemos esperar para 2021?, ¿continuará la diferencia entre fondos?, ¿seguirán siendo los ganadores los que invierten en empresas con negocios online o la vacuna devolverá el protagonismo a fondos con compañías de negocio más tradicional? ¿Actuarán los bonos de Gobiernos desarrollados como refugio o se convertirán en un riesgo adicional?
Lo ignoramos, a lo máximo que podemos aspirar cuando intentamos predecir el comportamiento de mercados es a hablar de probabilidad, y para un periodo corto de tiempo, un año es muy corto plazo, la estadística funciona regular. ¿Qué podemos hacer entonces? ¿Cómo construimos una cartera de fondos para este 2021?
A algunos lectores les habrá sorprendido mi afirmación anterior, sobre todo porque está hecha en plural. Yo reconozco, aun a riesgo de que haya gente que no siga leyendo, que no sé con certeza lo que ocurrirá el año que viene en los mercados, ni me atrevería a decir con rotundidad cuál va a ser el tipo de fondos con mejor comportamiento y mucho menos a nombrar ninguno en particular. Pero si continúa hasta el final creo que encontrará alguna recomendación interesante.
A los humanos, en general, y los inversores, en particular, les gustan las certezas. Tanto es así que la filósofa Victoria Camps decía que a uno de sus libros le había puesto el título de Vivir en la incertidumbre y su editor le hizo cambiarlo porque no se vendería.
Que yo no sepa cuáles serán los mejores activos o fondos del 2021 podría significar simplemente que no tengo acceso a analistas reputados o que carezco de los medios para la selección de los fondos del año. Pero no es el caso, vuelvo a aseverar que nadie lo sabe a ciencia cierta. Y aquí vuelvo a remitirme a Victoria Camps cuando dice que la incertidumbre puede ser positiva.
La falta de certeza no me impide hacer mi trabajo, al revés, reconocer la imposibilidad de predecir a corto plazo me ayuda a seleccionar fondos y a construir carteras, dentro de un equipo donde podemos tener diferentes convicciones, pero experiencia, conocimiento y método para hacerlo de forma profesional. En nuestro trabajo hay que tener en cuenta la estadística aplicada a los mercados, pero, además, conocer cómo se comportan los humanos o a la hora de tomar decisiones es esencial.
En lo que va de siglo han ganado el Premio Nobel de Economía dos personas por hablar de las finanzas conductuales, o lo que es lo mismo, por analizar la influencia de los sesgos cognitivos a la hora de tomar decisiones de inversión. En 2002 lo ganó el psicólogo Daniel Kahneman y 15 años después lo hacía Richard Thaler.
Una de las tendencias que más afecta a la hora de decidir dónde invertir de cara al futuro es tener demasiado en cuenta lo que acaba de ocurrir en el reciente pasado. Esto lo muestra Thaler en su libro Nudge con datos sobre cómo variaron inversores americanos la exposición a renta variable y concretamente al sector tecnológico antes y después del año 2000. Cerca de máximos es cuando más exposición tenían en acciones y con mayor ponderación a tecnología, y tras la ruptura de la burbuja hicieron lo contrario.
Acaba 2020 con el MSCI Europe Value en -13% y la media de la categoría con -7%, según Morningstar. Mientras, la media de fondos de renta variable americana de crecimiento obtiene un +23% y el Russell 1000 Growth el 27%. Pero si nos fijamos en los extremos, algunos fondos de renta variable europea valor sufrieron pérdidas de hasta el 25% y unos pocos de US Growth obtuvieron rentabilidades por encima del 100%.
Para este año parece haber consenso en la recomendación de tener activos de riesgo, especialmente renta variable. Pero la reciente dispersión en los retornos favorece que los consejos sobre fondos concretos sean muy diferentes. Están los que creen que las compañías con negocios en internet seguirán siendo las de mejor comportamiento y, por otro lado, los que apuestan que será el año de Europa, de los cíclicos y del valor. La polarización es un efecto de nuestro sesgo de confirmación o la tendencia a buscar información que confirme nuestras creencias, mientras ignoramos la que contradice nuestras convicciones. Esta inclinación inconsciente la padecen incluso las personas más inteligentes. Kahneman demostró su influencia en su libro Pensar deprisa, pensar despacio, y advierte de la importancia de reflexionar cuando las consecuencias de una decisión son muy relevantes.
Si usted va a invertir una parte pequeña de su cartera en alguno de los fondos que en 2020 rentó más o en alguno de los que se quedaron más rezagados, inviértala. Si acierta podrá darse el gusto de decir: ya lo dije yo. Pero mi recomendación es que mantenga la mayor parte de su cartera en fondos core, o en una combinación que ofrezca la adecuada diversificación. No aumente bruscamente su exposición a renta variable sin considerar que, aunque casi nadie lo espera este año, podría bajar.
Marta Díaz-Bajo es Directora de análisis de fondos de Atl Capital