El cuarto trimestre encara un nuevo retroceso de PIB tras un repunte de ERTE que anula el alza de afiliación
El Banco de España fía al consumo interno la escasa posibilidad de que el PIB pueda concluir en positivo el cuarto trimestre del año, en el que casi la mitad de las empresas ha visto caer su facturación
La segunda ola del Covid-19 ha impactado con crudeza en la economía española, con una caída de la facturación para casi la mitad de las empresas y un repunte de los ERTE que anula el avance en la afiliación, lo que deja en manos del consumo interno las escasas posibilidades que tiene el PIB de concluir el cuarto trimestre del año en positivo.
Así lo advierte el Banco de España en el Informe trimestral sobre la economía española publicado este viernes, en el que también apunta a que la rebaja de tipos lograda con la laxa política monetaria del Banco Central Europeo no se está trasladando en crédito más barato para los clientes de la banca, especialmente en el caso de las compañías.
“El endurecimiento de las medidas de contención de la pandemia durante el cuarto trimestre ha provocado una intensificación en la senda de desaceleración de la actividad que comenzó a observarse en el tercer trimestre”, expone el supervisor en su análisis, donde matiza que “aunque las nuevas restricciones han sido, en términos generales, más focalizadas que las desplegadas durante la primavera, estas han vuelto a incidir negativamente sobre la actividad y, de nuevo, han tenido un mayor impacto negativo en aquellas ramas de los servicios que requieren un grado elevado de interacción social”.
Como resultado, detalla, “casi la mitad de las empresas encuestadas declaró haber observado un descenso de su facturación en el cuarto trimestre, dinámica que habría sido particularmente intensa en los servicios más afectados por las medidas de contención, como la hostelería, las actividades de ocio y entretenimiento, y el comercio”.
En términos de empleo, el Banco de España constata una ligera mejora de la afiliación, que reduce el retroceso interanual del 2,3% de finales de verano al 1,8% en noviembre, fundamentalmente gracias a los avances en el sector agrícola y algunas ramas de servicios. Sin embargo, alerta, “esta mejora de la afiliación total fue compensada por el aumento de los trabajadores afectados por ERTE” pues “en la media del mes de noviembre, los trabajadores afectados por ERTE alcanzaron los 759.309, unos 80.000 trabajadores más que en octubre” como consecuencia del efecto sobre los servicios de las nuevas restricciones desplegadas para contener la pandemia.
En este escenario, el Banco de España asume que “las horas trabajadas retrocedan en el último trimestre del año después de la fuerte recuperación observada en el tercero”, aunque no de forma tan acusada como en primavera. Como resultado, la tasa de paro crecería del 16,3% del tercer trimestre al 17%.
Como resultado, de cara a la evolución general del PIB, el Banco de España dibuja tres escenarios en función de la dureza del impacto que deje la segunda ola en el otoño. Dando por hecho que en cualquiera de ellos la aportación del sector exterior será negativa, fía la única posibilidad de que el PIB cierre el trimestre en positivo a un avance de la demanda interna, recogido en el escenario suave, que arroja un tímido avance económico del 0,6%.
El escenario central del Banco de España, sin embargo, es que la economía retroceda un 0,8%, si bien asume que si el golpe acaba siendo más duro de lo esperado, la caída podría llegar a ser del 3%. En tasa interanual, estos impactos se corresponderían con un descenso del 8,6%, el 9,8% o el 11,8%, respectivamente.
Los costes de financiación
En paralelo, el Banco de España reconoce que “el coste de la financiación del sector privado se ha mantenido en niveles reducidos, si bien las entidades financieras no habrían transmitido a los nuevos préstamos concedidos los recientes descensos de los tipos de interés en los mercados monetarios”.
“Los diferenciales entre el coste del crédito bancario y los tipos de interés del mercado monetario se han ampliado durante los últimos meses, ya que las caídas en estos últimos no se han trasladado, por el momento, a los primeros, particularmente en el caso de las sociedades no financieras”, agrega.
“Frente a la estabilidad de los tipos del crédito bancario, el coste medio de la financiación con deuda corporativa ha seguido reduciéndose en los últimos meses, aunque en noviembre (último dato disponible) todavía se encontraba unos 15 puntos básicos por encima del nivel previo a la crisis sanitaria”, concreta, revelando que el tipo de interés de los swap, aunque también ha descendido en los últimos meses, “se mantiene unos 30 puntos básicos por encima del nivel anterior a la pandemia”.
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