El Museo Guggenheim Bilbao abre sus puertas, hasta el 23 de mayo, a una de las exposiciones más esperadas del año, Kandinsky, una completa recopilación de pinturas y obras sobre papel de Vasily Kandinsky (Moscú, 1866 - Neuilly-sur-Seine, Francia, 1944), procedentes principalmente de los fondos de la Solomon R. Guggenheim Foundation de Nueva York.
La muestra, que cuenta con el patrocinio de la Fundación BBVA, presenta la obra y evolución artística de uno de los principales renovadores de la pintura de comienzos del siglo XX, precursor de la abstracción y reconocido teórico de la estética.
En su empeño por liberar a la pintura de sus vínculos con el mundo natural, Kandinsky descubre una nueva temática basada exclusivamente en la necesidad interior del artista, una preocupación que le acompañará a lo largo de toda su vida.
Durante la década de 1900 y a comienzos de la de 1910, mientras se encuentra en Múnich, el pintor empieza a explorar las posibilidades expresivas del color y la composición. Sin embargo, se ve obligado a abandonar repentinamente Alemania debido al estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. El artista regresa a su Moscú natal, donde su vocabulario pictórico comienza a reflejar los experimentos utópicos de la vanguardia rusa, que otorga gran importancia a las formas geométricas como manera de crear un lenguaje estético universal.
Posteriormente, forma parte del elenco docente de la escuela alemana de arte y diseño aplicado Bauhaus, con la que comparte la convicción de que el arte posee la capacidad de transformar a las personas y a la sociedad. Obligado de nuevo a abandonar Alemania cuando la Bauhaus cierra bajo las presiones nazis en 1933, Kandinsky se traslada a las afueras de París, donde la influencia del surrealismo y las ciencias naturales se aprecia en su iconografía biomorfa.
Si hay un artista ligado a la Fundación Guggenheim, creada en Nueva York en 1937, este es Kandinsky, dado que en 1929 el fundador del museo, Solomon R. Guggenheim, empezó a coleccionar obras suyas, y su entusiasmo por el arte moderno le lleva a inaugurar en Nueva York en 1939 el Museo de pintura no objetiva (Museum of Non-Objective Painting), precursor del Museo Solomon R. Guggenheim. Hoy en día, la Fundación Guggenheim posee más de 150 piezas de este artista fundamental.