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Paneles solares y abejas arriba, salvia y romero debajo

Endesa probará el doble uso de la tierra en cinco parques fotovoltaicos El primer piloto se implementará en Carmona e incluirá apicultura

Agrovoltaica
Belén Trincado / Cinco Días

Durante un panel de la cumbre del clima celebrada en Madrid en diciembre pasado, el consejero delegado de Endesa, José Bogas, dio a conocer que la planta solar que la eléctrica construirá en Andorra (Teruel) en sustitución de la actual central de carbón –y que con 1.585 MW será la más grande de Europa– aprovecharía la superficie debajo de los paneles para el cultivo de fresas, como parte de su plan para una transición justa.

Casi un año después, no es definitivo que esa sea la fruta que se vaya a sembrar a la sombra de los módulos. Los técnicos de la empresa han reparado en que por tratarse de una zona de secano, cultivar fresas ahí podría resultar bastante caro y estudian otras opciones.

Lo que sí es firme es la decisión del grupo Enel, matriz de Endesa, de probar fórmulas que hagan compatible la operación y mantenimiento de los parques con la actividad agrícola y ganadera, en beneficio de las comunidades vecinas a los emplazamientos.

“Queremos compartir el uso de la tierra, no competir por ella”, dice Inmaculada Fiteni, responsable de programas de creación de valor de la dirección de sostenibilidad de Endesa.

Con esa consigna, el grupo italiano ha puesto en marcha cinco proyectos piloto de agrovoltaica en España, otros tantos en Italia y ocho en Grecia. En cada uno se experimentará con cultivos diferentes. Aquí, los huertos solares donde se van a desarrollar estos programas son los de Carmona (Sevilla), Totana (Murcia), Valdecaballeros y Augusto (Badajoz) y Andorra (Teruel).

El desarrollo de las renovables ha chocado con el campo por el uso de suelo agrícola

El más avanzado es el de Carmona, que podría empezar a implementarse a finales de este año o comienzos del próximo. En este municipio sevillano Endesa prevé reservar para los ensayos tres de las 95 hectáreas que ocupará su parque solar actualmente en construcción, Las Corchas, de 50 MW.

Además, como componente novedoso, la eléctrica dedicará una pequeña porción de esa área (200 m2) a la apicultura, una actividad de gran tradición en la zona. De hecho, las plantas que se está barajando sembrar en esta parcela son todas aromáticas: salvia, romero, lavanda, cilantro y orégano, muy apropiadas para el hábitat de las abejas.

Si bien hay constancia de experiencias anteriores de agrovoltaica en España –en Fuentealbilla, Albacete, un agricultor lleva 13 años produciendo ciruelas y uvas a la sombra de paneles solares, y en Picasent, Valencia, otro lleva un tiempo similar haciéndolo con viñas– la de Endesa será la primera prueba de un grupo energético dentro de parques a gran escala.

El piloto dará la oportunidad a la compañía de demostrar que las energías renovables y las actividades primarias pueden convivir en armonía bajo el mismo cielo.

El desarrollo de la eólica y fotovoltaica, que requieren de grandes campos, ha generado fricciones con los productores rurales por el uso del suelo. En León, por ejemplo, donde la británica Solarcentury tramita dos huertos que en conjunto supondrán 362,7 MW, la organización agraria Asaja ha advertido de que se opondrá a proyectos que no tengan en cuenta los intereses de los agricultores arrendatarios de los terrenos, “a los que se expulsa de unas tierras que en algunos casos vienen cultivando durante décadas”, y más cuando estas pertenecen a ayuntamientos o juntas vecinales.

En un comunicado publicado en agosto pasado, Asaja León recuerda que apenas el 30% de las fincas agrícolas de la provincia son propiedad de quien las trabaja, por lo que exige a los promotores de fotovoltaica que no solo lleguen a acuerdos con los propietarios de los terrenos, sino también con los agricultores que, como arrendatarios, labran la tierra.

En Navarra, hace dos semanas, la Unión de Agricultores y Ganaderos local (UAGN) pidió en una reunión con la Consejería de Desarrollo Rural y Medio Ambiente que el Gobierno de la comunidad foral prohíba la instalación de parques solares en suelo agrícola o de regadío, ya que “pueden afectar a la competitividad del sector”. La titular del departamento, Itziar Gómez, presente en el encuentro, estuvo de acuerdo y recordó que una orden foral de 2006 ya lo impide.

Conflicto y solución

“El PNIEC [Plan Nacional Integrado de Energía y Clima] prevé añadir en los próximos 10 años casi 30 GW a los 10 actuales, solo contando la fotovoltaica. De esa capacidad, la mayoría habrá de instalarse sobre suelo. Esto inevitablemente dará lugar a conflictos por el uso de este. Ya está pasando, pero irá a mucho más”, alerta Álvaro Larraza, experto de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético (Px1NME).

En ese sentido, opina que la agrovoltaica, es decir, la producción de energía eléctrica mediante paneles fotovoltaicos, en convivencia con explotaciones agrícolas, ganaderas o piscícolas, puede ser una solución "de mucho alcance, al compatibilizar actividades que hasta ahora se han considerado incompatibles".

Las cifras

23 millones de hectáreas dedica España a agricultura y ganadería, lo que representa el 46,2% de su superficie total.

59.000 hectáreas son las que hará falta ocupar para instalar los 29 GW de fotovoltaica propuestos por el Gobierno de aquí a 2030.

0,25% del terreno agrícola del país es el que se ocuparía si toda esa capacidad se desarrollase en superficie destinada a cultivos o pastos, según Unef.

No se sabe cuánta tierra útil ha pasado a la fotovoltaica en España. La asociación del sector, Unef, ha elaborado un estudio que parte de la comprobación de que el principal uso del suelo en el país es agroganadero: de 50 millones de hectáreas de superficie total, 23 millones, el 46%, se dedican a este fin. Frente a esta realidad, la tecnología solar “no representa una disrupción significativa”, asegura José Donoso, director general de Unef.

El estudio de la patronal señala que en España hay unos 10 GW de plantas fotovoltaicas, que ocupan aproximadamente 20.000 hectáreas. “No existe constancia de que todo este desarrollo se haya realizado en terreno agroganadero, pero en el supuesto de que hubiera sido así representaría un 0,09%”, explica Donoso.

Los 29 GW de solar que deberán instalarse hasta 2030 para cumplir los objetivos del PNIEC demandarán unas 59.000 hectáreas, calcula Unef. “De nuevo, no toda esta capacidad se hará en suelo agroganadero, pero, en una hipótesis de máximos, si fuese así, se ocuparía solo un 0,25%”, estima Donoso.

En cualquier caso, está de acuerdo en que la agrovoltaica puede ayudar a compatibilizar la generación eléctrica con los usos tradicionales del suelo, a crear empleo en las comunidades rurales y a mejorar su resistencia a los efectos del cambio climático (plagas, sequías, inundaciones...).

“En Unef estamos trabajando, en colaboración con empresas españolas y otras organizaciones internacionales dedicadas a la investigación y desarrollo de la energía solar, para evaluar el futuro de esta nueva ventana de oportunidad que se abre ante el mundo rural y contribuir a su difusión”, indica.

En el piloto de Carmona, por ejemplo, Endesa prevé organizar talleres de apicultura para los emprendedores de la comarca, en alianza con la Asociación Amigos de las Abejas, y organizar visitas turísticas en colaboración con el municipio sevillano.

La idea, subraya Fiteni, es que sea un win-win: gana el agricultor, porque ahorrará agua –las plantas recibirán la misma que se use para limpiar los paneles– y sufrirá menos pérdidas –los módulos protegerán a los brotes de granizadas–; gana la compañía, porque la humedad que retendrán los cultivos bajará la temperatura del suelo, lo que aumentará el rendimiento de las placas.

Daniel Romero, responsable del piloto de Carmona, añade que la mala hierba puede llegar a tapar las células fotovoltaicas, lo que reduce su eficiencia. Si un agricultor se encarga del desbroce, el problema está resuelto. “Los cultivos reducen el polvo en suspensión, lo que implica menos costes de limpieza y mantenimiento de los paneles”, abunda.

Endesa espera entregar a Enel los resultados preliminares del experimento en Carmona a finales de 2023. A la luz de ellos, el grupo podrá valorar si replica la experiencia a una escala mayor en otros parques.

La compañía GroenLeven cultiva frambuesas a la sombra de paneles en Arnhem (Holanda).
La compañía GroenLeven cultiva frambuesas a la sombra de paneles en Arnhem (Holanda).

Experiencias en otros países

Frutas del bosque. España no es el único país que empieza a abrirse al uso combinado de la tierra para agricultura y fotovoltaica. En Holanda, la compañía GroenLeven, filial de la alemana BayWa r.e., está construyendo cinco proyectos piloto en los que probará sendos cultivos: arándanos, grosellas rojas, frambuesas, fresas y moras.

Frambuesas. El proyecto más grande de los cinco de GroenLeven es una planta solar de 2,67 MW ubicada en una superficie de 3,2 hectáreas en el municipio holandés de Zevenaar, cerca de la ciudad de Arnhem, en la frontera entre Holanda y Alemania. Estará dedicada al cultivo de frambuesas.

Peras en Flandes. En Bélgica, un equipo de investigación en energía dirigido por la universidad KU Leuven prueba la viabilidad de esta técnica en un huerto de peras en Bierbeek, Flandes. El proyecto, que utiliza células de 185 W, es financiado por 20 empresas no identificadas.

Licitación. En su última licitación de tecnología fotovoltaica innovadora celebrada en mayo pasado, el Gobierno francés seleccionó siete proyectos agrovoltaicos con una capacidad total de 12 MW. Los huertos, que varían de los 575 kW a 3 MW, requerirán una inversión de alrededor de 16 millones de euros y se instalarán en el sur del país, principalmente en Pirineos Orientales, Aude, Gard y Hérault.

Estados Unidos. Al otro lado del Atlántico, Enel Green Power cuenta con el proyecto de energía solar dual use Aurora, en Albany (Minnesota), que colabora con cooperativas de apicultores en la preservación del hábitat de las abejas, y ha cedido zonas de pastoreo a ganado ovino.

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