Por qué se necesitan directivos como Lebron James
El jugador de la NBA acaba de lograr su cuarto anillo con su tercer equipo: los Lakers
Acaba de ganar su cuarto anillo, con Los Angeles Lakers, después de haber conquistado dos con los Miami Heat, uno en 2012, el otro al año siguiente, y otro con los Cavaliers en 2016. Cuatro grandes títulos con tres equipos diferentes. Es la penúltima hazaña del jugador de la NBA LeBron James (Akron, Ohio, 1984), un grande más allá de sus 2,06 metros de estatura, ya que si por algo destaca es por el talento y la personalidad que demuestra tanto fuera como dentro de las pistas.
Un ejemplo que bien pudiera seguirse en el mundo de la empresa. Cuatro éxitos en tres organizaciones diferentes, todas ellas con cultura y estrategia propias. Sin embargo, el astro de la NBA ha sabido adaptarse a ellas y sacar partido de todas ellas. Al margen de si es el mejor jugador o no de la historia del baloncesto, ya que existe el debate sobre si ese título recae en él o en Michael Jordan, LeBron James lleva 17 años ejerciendo como profesional, demostrando que siempre está ahí, haciendo tu trabajo de manera impecable, constante y consistente durante este tiempo.
“Hay profesionales que sirven para trabajar en cualquier organización, y esto conecta con el concepto de talento, y triunfan tanto en privado como en público, y eso no es tan frecuente entre los directivos de las empresas”, señala el profesor de Esade y consejero delegado de la consultora Monfort Ambient Management, Norbert Monfort, que distingue entre talento, esto es, el conocimiento, el saber hacer, y algo que no es tan frecuente, como es la pasión con la que un jugador como LeBron vive el baloncesto y la organización para la que trabaja. “Es lo que suma a la capacidad, a los conocimientos, la pasión, el compromiso, las ganas de vivir la empresa en la que se está”, apunta Monfort, que destaca una tercera cualidad del deportista, de la que asegura carece la mayoría de los directivos, como es la capacidad para conectar, para generar sinergias entre las personas. “¿Por qué Messi es el mejor jugador del mundo y no gana con Argentina? Tal vez le falta esa sintonía, conectar con los demás. Y eso LeBron lo hace muy bien, es una persona atípica”.
En la capacidad de adaptación está la clave. “Aplicar la misma receta que te ha llevado al éxito es lo común entre los directivos de empresa. La gente humilde, cuando llega a una nueva organización, espera seis meses para observar, tomar nota de lo que funciona, de lo que hay que cambiar, para aprender y luego tomar decisiones, pero eso no suele ser lo habitual”, asegura Carlos Alemany, socio director de la consultora de búsqueda de alta dirección Alemany & Partners. En su opinión, las empresas hacen fichajes pensando que las personas lo son todo, cuando también lo importante es que detrás de cada organización haya metodología, estrategia, equipo, logística… “Los proyectos ganadores nunca son a corto plazo, hay que saber esperar qué es lo que se hace bien, qué se puede mejorar, adaptarse a la cultura que ya existe y a la que hay que respetar”, señala Alemany, que define la capacidad de aprender, no tanto por el hecho de cultivarse en nuevos conocimientos, sino de crear resultados a medio plazo duraderos en diferentes entornos. “Eso solo lo consiguen aquellos que aprenden continuamente de su entorno”, concluye el consultor.
Y cita como ejemplo a varios directivos que han logrado éxitos en diferentes compañías, como es el caso de Jorge Grosse, director general de González Byass, compañía a la que llegó procedente del grupo bodeguero Torres, o el de Alberto Rodríguez Toquero, director de Mahou San Miguel, que durante una década desempeñó diferentes cargos en Coca-Cola. O el mismo Pablo Isla, que dejó Altadis para sumarse a Inditex, “donde los primeros seis meses se dedicó a observar y, a partir de ahí, realizó cambios”, afirma Alemany.
Isla siguió también otra regla, que cita el profesor del IESE Santiago Álvarez de Mon: todos los saltos culturales invitan a la prudencia y a hacerse la siguiente pregunta: ¿qué me puedo llevar de mi experiencia a otra compañía o a otro sector? “La capacidad de observación es muy importante para poder hacer un diagnóstico preciso del entorno, es algo que también hace muy bien LeBron. Y saber que para el triunfo siempre se necesita un periodo de cocción, algo difícil porque en estos momentos no abunda la paciencia”, explica el docente, que recomienda, ante una sociedad cada vez más impaciente, con una dispersión importante y demasiada gente conduciendo con las luces largas, manejar bien los tiempos. “Cuando un enfermo entra en un quirófano se le intenta salvar y luego se le pone en recuperación”, opina Álvarez de Mon. Esto se traduce en tiempo y ganas para entender las claves políticas de gobernanza de cada organización, saber moverse en este campo, y después triunfar. “Eso LeBron lo ha manejado bien, a los Lakers, que les faltaba esa guinda y ha sabido manejarlo muy bien, ahora es una autoridad en el equipo”, comenta el profesor del IESE. LeBron James dejó la camiseta de los Cavaliers de Cleveland en 2018 para vestir por cuatro años y 154 millones de dólares la de Los Angeles Lakers.
El caso del jugador ha llegado a las aulas de Harvard Business School: en 2005 sorprendió a la industria del deporte al despedir a su representante y crear su propia firma de representación, LRMR, para controlar todos contratos comerciales y actividades de marketing, y convertirse en el primer jugador multimillonario del baloncesto, según un extracto del caso de la citada escuela de negocios.
Con la creación de esta sociedad, destaca el profesor de liderazgo del IE Juan Carlos Pastor, demuestra su capacidad para innovar, para crear algo nuevo y manejar su imagen. “Tiene el carácter de los líderes transformadores, a lo que se añade su pasión y determinación en el juego. Esto es muy importante porque si no te gusta lo que haces difícilmente vas a conseguir llegar a un nivel de excelencia. En su caso, es una pasión que raya la obsesión”. Ya con 19 años, tenía claro su destino al anunciar al entrenador de los Cavaliers que iba a ser el líder del equipo. “Eso es importante, porque se ve a sí mismo como un líder, sabe lo que es la responsabilidad, disfruta de lo que hace y eso le sirve para mejorar el juego. Tiene pasión y confianza en lo que hace, y una orientación al aprendizaje”, señala Pastor. Es esa mentalidad la que marca la diferencia. “Con los Lakers no ha sido fácil, pero siguiendo su liderazgo y con paciencia han conseguido el anillo. Hay que tener derrotas para aprender. Eso lo saben las personas auténticas y humildes”.
Otro ejemplo es la Fundación LeBron James Family, desde la que atiende y lucha contra las desigualdades, sobre todo con la comunidad negra, además de levantar una escuela en su ciudad natal para alumnos sin recursos económicos. “Tiene valores dentro y fuera de la cancha, además de tener lo más importante, ser un jugador de equipo”, añade Pastor. Y lo más importante, LeBron James siempre está y siempre se le espera.
Por qué no firmó en contra del genocidio de Darfur
Análisis. En 2008, los jugadores de la NBA decidieron condenar a China por su papel en el genocidio de Darfur, en Sudán. LeBron James jugaba en los Cavaliers y no se adhirió al documento de denuncia. Recuerda la anécdota el profesor de Esade Norbert Monfort: “Dijo que no lo firmaba porque no tenía suficiente información sobre el tema, que tenía que documentarse y analizar los hechos”.
Las críticas le llovieron por todas partes, pero hizo lo que había dicho que haría. Cuando se informó de lo que ocurría, firmó el documento, protestó públicamente y se sumó a la causa. “Hizo lo que hay que hacer, analizar los hechos antes de dejarse llevar por intuiciones. Analizar es uno de los trabajos más importante que debe hacer un directivo. Para montar una estrategia de empresa hay que analizar primero la cultura”, señala Monfort.