Propuestas económicas frente a la ‘Era del Desorden’
El modelo español debería articularse en dos ejes en torno a los cuales se desarrollen todas las medidas: la digitalización y la descarbonización
Al final se ha confirmado uno de los escenarios más difíciles ante la crisis de la Covid-19: los contagios no han remitido en verano y se suceden los rebrotes en la vuelta al trabajo y a la escuela. En el ámbito económico, la enfermedad afecta de manera grave a sectores clave de nuestra economía como el turismo, la hostelería, la restauración o la automoción. Las consecuencias económicas están siendo muy graves. Hasta que no se encuentre una vacuna efectiva, la economía va a estar lejos de poder alcanzar su potencial.
Según los economistas del Deutsche Bank, el mundo está a punto de comenzar la Era del Desorden, que se va a caracterizar por la desaceleración de la globalización, el incremento de tensiones entre Estados Unidos y China, un mayor endeudamiento, una disminución de la desigualdad vía impuestos a las rentas altas y grandes empresas, conflictos intergeneracionales provocados por el debate entre crecimiento económico o protección del medio ambiente, y la inminente revolución tecnológica. La irrupción del Covid-19 no ha hecho más que acelerar estos cambios, que ya estaban latentes antes del estallido de la pandemia.
Vistas estas circunstancias en las que nos encontramos, ¿qué podemos hacer en España para recuperarnos lo antes posible y asegurarnos unas óptimas condiciones para afrontar el futuro? Antes que nada, nuestra política económica debería tener dos ejes en torno a los cuales se desarrollen el resto de medidas: la descarbonización y la digitalización, en línea con las prioridades de la Unión Europea para las próximas décadas.
Los gobiernos en los niveles estatal, autonómico y local deben armonizar sus estrategias a largo plazo y alcanzar acuerdos y políticas afines para las próximas décadas. Para ello, los partidos políticos deben ser capaces de entenderse, llegar a acuerdos y gobernar juntos. Deben ser posibles coaliciones de partidos de distinta ideología, evitando la polarización política reinante en la actualidad. Si fue posible alcanzar acuerdos en la transición democrática, periodo mucho más convulso y difícil que el actual, debería ser posible también ahora.
Es imperativo racionalizar el gasto de las administraciones públicas y centrarlo en cuestiones básicas como mejorar la educación, la sanidad o el empleo. No es solo una cuestión de gastar dinero, tal y como vemos con la situación del sistema sanitario en Estados Unidos, sino de eficacia en las medidas adoptadas. Una buena idea sería conformar grupos de sabios (de distinta ideología) en cada sector, que diseñen medidas para mejorar estas áreas básicas y, por supuesto, implementar esas medidas y verificar su eficacia.
También puede ser interesante adoptar el enfoque de la economía institucional y tratar de mejorar nuestras instituciones, que deben ser inclusivas (fomentando la participación de toda la sociedad, beneficiándose del talento de sus ciudadanos y fomentando la libertad) y no extractivas (donde los recursos se reparten entre una minoría que tiene el poder y solo busca mantenerlo).
Ahora mismo, estamos asistiendo a lo que el economista Joseph Schumpeter denominó destrucción creativa, donde los negocios obsoletos y con dificultades desaparecen y darán lugar a empresas innovadoras, mejor adaptadas a este nuevo entorno y que harán crecer la economía. Pues bien, debemos fomentar la creación de esas empresas innovadoras que nos harán crecer en el futuro. Sería interesante que estas nuevas empresas se ajusten a los ejes maestros de descarbonización y digitalización indicados anteriormente.
Otro de los pilares debe ser la búsqueda de la mejora de la productividad y eficiencia en todos los niveles, tanto a nivel público como privado. Esto además hará que mejore el empleo en España. A raíz del coronavirus, es importante separar la productividad de la presencialidad. Dos ideas aquí: una buena selección de personal y el establecimiento de incentivos laborales. A raíz del teletrabajo podemos también ayudar a solucionar el problema de la España vacía y de los altos precios de alquileres y viviendas debidos a la concentración de personas en grandes ciudades.
Respecto al turismo, uno de los principales sectores de la economía española, tal vez sea un buen momento para pasar de un modelo de turismo de masas a un modelo de turismo selectivo, de mayor calidad y que suponga un aumento del gasto por visitante dentro de nuestras fronteras.
También es imprescindible que apostemos en las grandes ciudades por la movilidad sostenible, debemos dar prioridad a los carriles bicicleta, a los vehículos eléctricos y al transporte público. Este debería ser uno de los ejes en las ciudades. Muchas personas estarían dispuestas a trasladarse en bicicleta al trabajo, pero la inexistencia de carriles reales hace que estos trayectos no resulten del todo seguros. Podría ser interesante dar preferencia a este tipo de inversiones en las ciudades en lugar de las actuales basadas aún en la prevalencia de los coches.
Respecto a la educación, debemos incentivar la cultura del esfuerzo con objetivos a corto y largo plazo. Debemos ser exigentes y esto se traducirá, en el futuro, en una mejora del capital humano tanto en empresas como en instituciones. Debe primar la meritocracia y ajustarse las titulaciones a las exigencias del actual y cambiante mercado laboral, sin olvidar el fomento del espíritu crítico y del pensamiento independiente en las futuras generaciones.
Tengamos en mente un Green New Deal donde cambiemos nuestro actual modelo económico por uno basado en la lucha contra el cambio climático, beneficiándonos de las nuevas tecnologías, luchando contra la desigualdad, priorizando el empleo y dando oportunidades a nuestros jóvenes.
Podemos pues concluir que nos enfrentamos a importantes retos. Las decisiones que tomemos ahora, si son acertadas, darán sus frutos en el futuro. Son tiempos difíciles, pero debemos mirar hacia adelante con optimismo y utilizar esta crisis para mejorar y refundar los cimientos de nuestro modelo económico.
Jorge Hernando Cuñado es Profesor de Economía y Empresa de la Universidad Nebrija
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