¿Burbuja en las nuevas tendencias de inversión?
El cambio de hábitos que aceleró el Covid-19 ha generado subidas exuberantes en algunas compañías
El Nasdaq 100 sube más de un 50% desde el 23 de marzo y acumula una rentabilidad este año del 30%. Mientras, el índice mundial de empresas inmobiliarias cotizadas, lo que en España llamamos socimis y en el resto del mundo se denomina real estate (REIT), pierde todavía un 15% y llegó a caer más del doble.
La diferencia de rentabilidad entre el índice mayoritariamente tecnológico y el sector inmobiliario, donde los españoles invertimos de forma directa, es más del 40%. Pero la pandemia no ha hecho más que acrecentar una brecha que comenzó a abrirse hace ya más de diez años. Desde 2010, una inversión en el Nasdaq hubiera multiplicado por más de siete el patrimonio y en inmuebles, sin embargo, no llega a doblar. Aun así, los fondos globales que invierten en todo tipo de inmuebles obtienen en ese periodo una rentabilidad media anual del 10%, que no está nada mal.
El espectacular comportamiento en Bolsa de compañías tecnológicas y más concretamente de aquellas multinacionales que han basado sus negocios en el uso de internet, como Apple o Amazon, ha atraído a numerosos inversores y ya hay voces que empiezan a cuestionar si su valor podrá sostenerse en el tiempo.
Apple ha sido noticia recientemente por alcanzar los dos billones de dólares de capitalización (trillones para los americanos), doblando en apenas dos años su valor de mercado, aunque en este periodo sus ingresos y márgenes no han tenido crecimientos elevados. Sin embargo, comparado con el de otras compañías, el precio por beneficios futuros estimados no es muy elevado, aunque el rally de este año parece algo exagerado.
Hay casos mucho más extremos que Apple en cuanto a valoración. Spotify, por ejemplo, aunque sea disruptiva en su negocio, todavía tiene que rentabilizar su gran número de usuarios. Sin embargo, la falta de beneficios no parece que haya sido óbice para subir un 80% este año. El mercado trata de poner en valor el crecimiento de consumidores, pero existen numerosas incertidumbres sobre si podrá capitalizarlo o si se mantendrá como líder mundial con capacidad para fijar precios. Los inversores deben recordar que los mercados pueden ser poco eficientes a corto plazo, sobre todo en el inicio de un negocio incipiente cuyo desarrollo futuro y posibles competidores son difíciles de estimar.
Muchos no recordarán lo que pasó con Cisco Systems, pero es un buen ejemplo para no invertir en empresas a cualquier precio. Cisco Systems fue la primera compañía en fabricar y comercializar con éxito routers y salió a Bolsa en 1990. Además de dispositivos para redes, desarrolló software para internet como su IOS, productos para seguridad en redes y VPN (Virtual Private Network) ahora famosas y entonces increíblemente novedosas.
En un tiempo relativamente corto para la época se convirtió en una de las mayores empresas del Nasdaq. De 1997 a 1999 su cotización se multiplicó por 8. En los años noventa se hablaba mucho más de Cisco que de Apple (que también multiplicó su valor, pero a un ritmo menor). El valor de Cisco en los máximos de marzo de 2000 era 25 veces mayor que el de la manzana mordida, pero desde entonces, 20 años después, la inversión en esa compañía supondría una pérdida del 40%.
Con beneficios o sin ellos, incluso en líderes globales de los negocios del futuro, pagar un precio excesivo por una acción a la larga puede suponer nula o baja rentabilidad futura.
Pero entonces ¿no había yo recomendando adaptar las carteras para estar en las nuevas tendencias hace tan solo tres o cuatro meses? ¿No es buena idea ahora?
Afortunadamente todavía estamos lejos de las valoraciones alcanzadas en la burbuja tecnológica de principio de siglo. Además, existen nuevos hábitos y tendencias en todos los sectores, no solo en el tecnológico. Hay empresas de todo tipo que están aprovechando los nuevos hábitos de consumo y apalancándose en la tecnología y en la digitalización.
Hasta en sectores tan tradicionales como el financiero y el inmobiliario crecen empresas que se benefician del comercio electrónico, como los centros de logística o los medios electrónicos de pago. Dentro de la energía, las alternativas siguen consolidándose por la preocupación por el medio ambiente.
No hace falta concentrarse en ningún sector, ni en pocas compañías. Es importante estar invertido en empresas que se adapten al futuro, pero no es necesario asumir grandes riesgos en unas pocas ni pagar un alto precio para obtener rentabilidades que preserven y aumenten nuestro patrimonio financiero a medio y largo plazo.
Dicho esto, aprovechando que hay sectores que, en general, cotizan con bastante descuento respecto a los máximos alcanzados en febrero y asumiendo que con la vacuna algún hábito de consumo pasado volverá, como por ejemplo viajar por ocio, comprar ropa o entretenerse en un centro comercial, alguien puede invertir otra parte del patrimonio financiero en fondos que todavía tienen margen para recuperar. De 2000 a 2010 el sector inmobiliario mundial ganó más de un 4% anual y el Nasdaq acumuló una pérdida del 50%.
Invierta en tendencias de futuro de forma diversificada, puede utilizar fondos de inversión con varias temáticas. Evite los que estén más concentrados en valores o sectores o destine un menor porcentaje de inversión para una buena distribución global y vigile la valoración.
Marta Diaz-Bajo es directora de análisis de fondos de Atl Capital