Un plan de choque que prepare la economía para un futuro inmediato
El Gobierno debe comenzar a diseñar ya el plan de consolidación fiscal a largo plazo que recomienda el Banco de España
El Banco de España hizo público ayer su informe anual, dedicado íntegramente a la pandemia de Covid-19, que contiene un análisis completo sobre la hoja de ruta que debería seguir la economía española para impulsar la recuperación y preparar sus dañadas constantes vitales de cara al escenario que emergerá tras el fin de la epidemia. El gobernador del organismo, Pablo Hernández de Cos, presentó un programa integral de reformas estructurales y advirtió de la urgencia, ineludible e indiscutible, de que España ponga manos a la obra para reparar el desastre económico causado por la lucha contra el coronavirus.
Las recomendaciones del Banco de España abogan por mantener durante esta primera fase de crisis aguda un potente apoyo fiscal tanto a las empresas como a los ciudadanos, lo que exige mantener activos mecanismos ya en vigor, como los ERTE, el plan de avales públicos para las empresas y las distintas medidas de apoyo a colectivos vulnerables. El papel del gasto público será imprescindible para paliar los primeros daños de una recesión de la que España solo se recuperará hasta niveles precrisis como muy pronto en 2022. Pero igual de imprescindible es el regreso paulativo a la senda de la disciplina fiscal una vez finalizada esa primera etapa. Para ello, el Gobierno debe comenzar a diseñar ya un plan de consolidación fiscal a largo plazo que permita rebajar el déficit y la deuda pública desde los desorbitados niveles a los que llegará este año y envíe señales al mercado sobre la solvencia del país.
El plan de choque que exige este momento histórico, respecto al que España arrastra ya un retraso insostenible debido a un Gobierno aparentemente más ocupado en controlar la crisis sanitaria que en abordar la tarea de poner la economía marcha, requerirá una revisión exhaustiva de los ingresos y los gastos, una legislación laboral más flexible –el Banco de España propone implantar el contrato único y la mochila austríaca– y una aumento de los impuestos cuando la situación económica lo permita. Se trata de una ocasión para abordar una transformación profunda de la economía en unas condiciones financieras privilegiadas por el respaldo de unos fondos europeos y de unas condiciones de política monetaria extraordinarias que el Gobierno debe aprovechar con eficacia, responsabilidad fiscal y visión de futuro. La puesta en marcha de las medidas estructurales que la economía española necesita debe hacerse en colaboración activa con las empresas y los agentes sociales, dotarse de seguridad jurídica sificiente, acompañarse de estabilidad institucional y de la mayor cooperación posible con el resto de partidos políticos y gestionarse sin perder de vista la importancia de lo que España se juega a corto y largo plazo.
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