El consejero delegado de Wirecard se enfrenta a su juicio final
La empresa de pagos valorada en 12.400 millones de euros presentará el jueves sus resultados de 2019 tras aplazarlos. Si EY encuentra problemas, la posición Markus Braun será insostenible
Wirecard se enfrenta a su particular día del juicio final. La empresa de pagos alemana valorada en 12.400 millones de euros ha rechazado acusaciones de irregularidades financieras durante 18 meses, ahora, los inversores esperan salir de dudas este jueves, cuando Wirecard presentará sus resultados anuales de 2019 tras aplazar anteriormente su rendición de cuentas. Incluso si la auditora Ernst & Young (EY) da su visto bueno a los resultados, el puesto del consejero delegado de Wirecard, Markus Braun, estará en peligro.
La compañía con sede en Baviera que procesa pagos electrónicos entre negocios y consumidores tiene el deber de presentar sus cuentas auditadas después de haberlo postergado. La empresa de Braun anunció en mayo que EY necesitaba más tiempo. Una investigación especial llevada a cabo por KPMG sobre los anteriores resultados de la firma concluyó en abril que Wirecard y sus socios de negocio no proveyeron suficiente documentación como para descartar totalmente las acusaciones de irregularidades contables que lanzó el Financial Times.
El diario sostuvo que una parte sustancial de los ingresos de Wirecard entre 2016 y 2018 provenía de tres opacas empresas externas y el auditor dijo que no fue capaz de determinar si todos estos ingresos existieron de verdad o no en gran parte debido a la falta de colaboración de esas tres empresas. Wirecard alegó que estas firmas fueron verificadas en sus cuentas auditadas y que esa información no fue accesible para KPMG debido a las leyes de protección de datos.
Hay tres posibles desenlaces de cara a la rendición de cuentas. El primero, que EY rechace firmar los resultados de 2019 de Wirecard debido a importantes irregularidades. Esto destruiría por completo la fe de los inversores en los números de la compañía y haría insostenible la posición de Braun como consejero delegado. Por otro lado, los auditores podrían emitir una opinión con salvedades (opinión calificada en la jerga), lo que significa que han encontrado problemas serios pero no críticos. Esta opción también dañaría a Braun ya que Wirecard siempre ha desmentido las acusaciones y el mes pasado adelantó que espera una opinión no modificada (jerga auditora de unas cuentas sin problemas).
En el tercer escenario EY daría la aprobación a los números de Wirecard y supondría toda una vindicación. Con todo, no cambiaría las averiguaciones que previamente realizó KPMG y que fueron insuficientes para descartar la acusación del Financial Times.
Incluso si los resultados de 2019 consiguen el visto bueno del auditor, el presidente de la compañía, Thomas Eivhelmann, seguirá bajo presión para dejar que el contrato de Braun expire en diciembre. Uno de los diez mayores accionistas, Deka Investment, ya ha solicitado que se despida al consejero delegado.
Las dudas que penden sobre los resultados de la compañía se reflejan en el precio de sus acciones. Wirecard está valorada en 14 veces el Ebitda frente a las 23 veces de su competidor Worldline y ello pese a que este competidor crezca a un menor ritmo que la propia Wirecard. Pase lo que pase el jueves, los accionistas pueden llegar a la conclusión de que cualquier remontada en Bolsa pasa por pedir la cabeza de Braun.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Fernando Belinchón Bernabé, es responsabilidad de CincoDías