La actividad industrial, pendiente de la automoción
El motor y, en menor medida, la fabricación de productos metálicos son responsables del 40% del ajuste total que ha sufrido la industria en marzo
Los efectos del Covid-19 sobre la economía están siendo ya muy relevantes, como confirman las referencias estadísticas que van apareciendo: la producción industrial cayó un 12,2% anual en marzo. El estudio del índice de producción industrial (IPI) desagregado por sectores aporta un conocimiento amplio sobre qué actividades han frenado más su actividad.
En primer lugar, se analiza la clasificación de grandes sectores industriales (GSI): bienes de consumo duradero, bienes de consumo no duradero, bienes de equipo, bienes intermedios y energía, que sigue la normativa de la Unión Europea y presenta diferencias con otras clasificaciones similares. Así, por ejemplo, un error muy común es asumir que la fabricación de vehículos se incluye en la categoría de “bienes de consumo duraderos” cuando, en realidad, se incluye en la categoría de “bienes de equipo”, al igual que los ordenadores y equipos periféricos, el equipamiento de telecomunicaciones y la fabricación de instrumentos y suministros médicos y odontológicos. En bienes de consumo duradero se incluyen instrumentos ópticos y equipos fotográficos, aparatos domésticos o muebles, entre otros.
Pues bien, la evolución de la producción de cada uno de estos cinco grandes sectores en el mes de marzo fue desigual. Por una parte, la energía aumentó ligeramente su actividad y los bienes de consumo no duradero la disminuyeron, solo un 1,3%. Los descensos más intensos se observaron en los bienes de consumo duradero y los bienes de equipo, con retrocesos interanuales del 27,1% y del 26,3%, respectivamente; mientras que los bienes intermedios mostraron un comportamiento algo más moderado (pero preocupante también) con una caída interanual del 12,1%.
Las caídas registradas en cada uno de los sectores, aun siendo informativas, no son concluyentes, ya que no se trasladan por igual al índice general al ponderar cada sector de forma diferente. Son los bienes de equipo y los bienes intermedios los que en mayor medida explican la evolución negativa del índice general. Por el contrario, los bienes de consumo (duradero y no duradero) contribuyen en mucha menor medida. Los bienes intermedios no son los que más retrocedieron, sin embargo, es preciso tener en cuenta que afectan a un mayor número de empresas y trabajadores.
Profundizando en la desagregación sectorial (a dos dígitos CNAE) se aprecia que el sector energético, la industria del papel y la captación, depuración y distribución de agua aumentaron la producción en marzo, mientras que la gran mayoría de sectores registraron fuertes caídas, siendo especialmente imponente el descenso del 44,7% de la producción en la fabricación de vehículos respecto al mes anterior. Ciertamente lo que refleja esta cifra es el cierre total de las factorías de fabricación de vehículos el 18 de marzo.
Se trata de pocas empresas multinacionales que han aplicado medidas a nivel europeo y donde el cierre fue más rápido también porque, en algunos casos, ya estaban preparando la reducción de producción por falta de suministros y componentes procedentes de China. El resto de sectores no cerraron completamente durante las dos semanas últimas de marzo, puesto que sus caídas han sido menores del 50%.
El examen sobre la contribución de cada sector a la caída del índice general pone de manifiesto la notoriedad del sector de automoción en la industria española que, además de ser el sector que paralizó prácticamente en su totalidad la producción en las dos últimas semanas de marzo, es el sector que más explica la caída de la producción industrial española, seguido de la fabricación de productos metálicos. De hecho, estos dos sectores son los responsables del 40% del ajuste total observado en la industria en el mes de marzo.
La buena noticia es que poco a poco las empresas industriales están volviendo a la actividad. De hecho, el 11 de mayo han retomado la actividad las últimas factorías fabricantes de vehículos que quedaban cerradas de PSA-Opel en Vigo y Zaragoza y de Iveco en Madrid y Valladolid –queda por abrir la factoría de Nissan en la Zona Franca de Barcelona, pero por problemas de viabilidad de la factoría, puesto que la factoría de Ávila ya está produciendo–.
Por tanto, este sector debería registrar una caída no superior a la de marzo. No obstante, también es cierto que en abril la magnitud del declive en la actividad industrial será mayor y que la contracción en mayo seguirá siendo relevante puesto que todavía a mediados de mes las tres ciudades más grandes (Madrid, Barcelona y Valencia) siguen en la fase 0 de confinamiento y sus empresas constituyen un peso relevante en la industria nacional.
María José Moral es Profesora titular de Economía Aplicada en la UNED e investigadora de Funcas
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