El refugio cada vez más selectivo del dividendo para los inversores
Dado que el mercado ha corregido los precios de las acciones de las empresas, las rentabilidades de las corporaciones que pueden mantenerlo son muy jugosas
Las enseñanzas de la crisis financiera de 2008 se han aplicado con ejemplar premura en esta, y seguramente la celeridad mostrada ahora reducirá los efectos destructivos y recompondrá antes los balances de las empresas, el empleo y los recursos impositivos de los Estados. Si en 2008 las compañías tardaron en reaccionar y en absorber los daños de unos balances excesivamente cargados de deuda, ahora han tomado medidas correctoras de los costes de inmediato, y han enviado un mensaje muy claro a los socios para repartir los sacrificios y recuperar pronto la normalidad. En unos casos por recomendación de los reguladores, como es el caso de la banca, en otros por pura previsión financiera, una gran cantidad de empresas han anunciado la cancelación de los dividendos, el retraso en sus pagos, un recorte en los mismos o incluso una vuelta comedida a los formatos de remuneración dilutiva con la emisión de nuevas acciones.
No tiene mucho sentido repartir dividendo para las empresas de sectores de actividad muy castigados por el confinamiento de la población, como no lo tiene para el caso de aquellas empresas que o bien hayan optado por el auxilio público con suspensiones temporales de empleo o las que se hayan visto forzadas a buscar financiación extraordinaria con garantías y avales de carácter público. Por ello una muy buena parte de los dividendos que distribuían las empresas cotizadas han desaparecido este año. Pero tampoco es una norma general, dado que el coronavirus no impacta en las cuentas de las empresas por igual. Mientras que las empresas relacionadas con la actividad turística han tenido que apretarse el cinturón por una temporada larga, las compañías energéticas, las de telecomunicaciones, las farmacéuticas o las aseguradoras mantienen sus constantes vitales a pleno rendimiento, y sus cuentas de resultados apenas se verán dañadas.
Además, dado que el mercado ha corregido los precios de las acciones de todas las empresas, aunque con intensidad bien diferente, las rentabilidades por dividendo de las corporaciones que pueden mantenerlo son muy jugosas, y se ha convertido en un selectivo refugio para los inversores. En Europa y en Estados Unidos hay unas cuantas decenas de grandes empresas que mantienen los pagos a sus socios, así como en España, aunque con limitaciones cuantitativas o la vuelta a fórmulas en parte dilutivas. Las eléctricas, las concesionarias de infraestructuras o la propia Telefónica mantienen sus pagos. Otras compañías que habían anunciado recompras de acciones las han cancelado, pero mantienen el compromiso de la remuneración, aunque esté condicionado a la marcha de la economía en los próximos trimestres.