Covid-19: el Gobierno puede y debe hacer mucho más en política fiscal
Pese a las recomendaciones de la UE y la OCDE, España apenas ha flexibilizado el marco tributario. La falta de empatía del Ejecutivo en este ámbito es preocupante
Cada vez que tenemos una crisis a nivel Europa, la respuesta generalizada es que se necesita más Europa, más integración. He trabajado en la Comisión Europea, tanto en la dirección que coordina la política fiscal como en la Dirección de Competencia que controla las ayudas de Estado. Soy una firme defensora de la UE, pero es por eso que creo que antes de hablar de cesiones de soberanía a las instituciones europeas se debería llevar a cabo una reflexión en dichas instituciones sobre las muchas lagunas existentes, es decir, antes de tener más Europa deberíamos tener una mejor Europa. Cosa muy distinta es la necesaria coordinación desde Bruselas de una respuesta común a un mal común como es el Covid-19.
Si nos centramos en las respuestas de la UE a nivel de política fiscal, podemos recalcar que recientemente se han adoptado dos medidas que son muy necesarias, la primera es relativa al pacto de estabilidad, la segunda es relativa a la política de ayudas de Estado.
Recordemos que la crisis financiera de 2008 se tornó en una crisis económica, fundamentalmente porque los Estados miembros no se sentían obligados a aplicar estrictamente las normas presupuestarias (PEC) con el fin de lograr y mantener la sostenibilidad fiscal, además de no haber incorporado la buena gobernanza fiscal a su legislación. Todo esto se corrigió construyendo un marco sólido y eficaz en materia de coordinación y supervisión de políticas fiscales de los Estados miembros, en el cual la Comisión controlaría tanto el déficit público excesivo (no podría exceder del 3% del PIB) como la ratio de deuda publica (no podría exceder del 60% del PIB) de los Estados.
Esta estricta regla (denominada regla de oro) se ha aplicado a todos los Estados de la eurozona desde entonces, y en algunos casos, como el español, derivaron en unos duros ajustes impuestos desde la Comisión. Estas recetas recordemos que todavía están por demostrar que fueran tan positivas como nos hicieron ver, dado el empobrecimiento que se derivó de ello. Lo que es palmario es que se aplicó la misma receta a todos los Estados que infringían este pacto, sin tener en cuenta las realidades económicas subyacentes en cada uno de ellos.
Pues bien, desde el 23 de marzo, la cláusula de escape del marco fiscal está activada, lo que permite a los Estados miembros romper la regla de oro. Veremos luego cómo podremos volver a equilibrar los desajustes, probablemente con las mismas recetas, subidas de impuestos y recortes del gasto público.
Por eso, en estos momentos se torna fundamental aprobar una serie de medidas, además de flexibilizar la sagrada regla de oro. Varias son las propuestas a debate, la mejor para España es que se emitan coronabonos. Se trata de bonos que nos permitirían a los Estados de la eurozona obtener dinero de los mercados a bajo precio, independientemente de la salud financiera de algunos de esos Estados. No obstante, los países del norte no comparten esta medida y se decantan por el uso del MEDE, mecanismo que determina que quien acepte el fondo de rescate deberá llevar a cabo reformas estructurales impuestas por la Comisión, es decir, las mismas recetas que antaño le fueron aplicadas a España.
La segunda medida adoptada por la Comisión, el 19 de marzo, ha sido la de fijar un marco temporal en el que se definen las condiciones en las que los Estados podrán otorgar ayudas excepcionales a las empresas con el objeto de poner remedio a una grave perturbación en la economía de ese Estado derivado del Covid-19 (en aplicación del artículo 107.3.b del TFUE). Recordemos que la competencia exclusiva en el control de las ayudas de estado la tiene la Comisión. Este marco temporal ya se aprobó en 2008, pero su ámbito se circunscribió exclusivamente al marco de las ayudas financieras dadas a los bancos y entidades de crédito. Las medidas aprobadas actualmente son sobre todo para que los Estados ayuden a empresas.
Las ayudas aceptadas por la Comisión autorizan a que los Estados miembros puedan establecer regímenes de subvenciones o de ventajas o exenciones fiscales, siempre que la medida no exceda 800.000 euros por empresa, se encuadre en un marco general y se otorgue antes del 31 de diciembre de 2020. Para determinados sectores la cuantía es más limitada (para la agrícola o pesca los umbrales son de 100.000 y 120.000 euros para el pesquero y acuícola). También se reconoce que los Estados podrán dar garantías o establecerse regímenes de garantía para préstamos bancarios concedidos a las empresas que deban afrontar repentinos problemas de liquidez. Los Estados miembros también pueden autorizar la concesión de préstamos públicos con tipos de interés bonificados a empresas con problemas de liquidez repentinos.
Una de las cuestiones más debatidas en las tertulias es porque no aprueba la Comisión medidas en el área de la fiscalidad para todos los Estados. La razón es que la soberanía fiscal pertenece a los Estados miembros, sobre todo en lo relativo a fiscalidad directa, dado que el IVA y otros impuestos indirectos ya están armonizados en la UE. Por tanto, la Comisión puede sugerir, pero no imponer, que los Estados tomen una serie de medidas en el ámbito de la fiscalidad, incluso si son contrarias a la normativa de ayudas de estado, como hemos comentado. De hecho, casi todos los Estados han adoptado medidas fiscales para paliar las consecuencias del Covid-19. También la OCDE ha publicado una interesante reflexión sobre medidas en materia fiscal a tomar por los Estados. Pero ni la Comisión ni la OCDE pueden forzar a un Estado a tomarlas. ¿Cuáles son las medidas que se han tomado en otros países? Básicamente aplazamientos extraordinarios de impuestos propios (IRPF, IS, IVA), flexibilización de pagos fraccionados, flexibilización en la compensación de créditos y débitos, aprobación de reglas de carry-back de pérdidas derivadas de la situación actual, aprobación de nuevas deducciones e incentivos fiscales en el impuesto sobre sociedades o facilitar compensación de bases negativas.
España, aprobó a través de varios reales decretos una serie de medidas fiscales palmariamente insuficientes y que no recogen ninguna de estas propuestas enumeradas anteriormente. La fatal empatía y sensibilidad mostrada por el Gobierno en materia fiscal es preocupante. Tiene el marco legal para poder llevarlo a cabo, tiene las recomendaciones de la OCDE y de la UE y tiene el ejemplo de países mucho menos castigados económicamente y se resiste.
El Covid-19 supone ante todo una tragedia humana y sanitaria, pero vamos abocados a una crisis económica de la que será difícil salir. Sin duda, serán necesarios ajustes y reformas estructurales, pero las medidas adoptadas en estos momentos serán claves. Se necesita altura de miras, solidaridad y empatía a nivel de la UE y sobre todos de los Estados que la conforman, pero también se necesita altura de miras del Gobierno. Menos populismo, menos palabras vacías y más eficacia en el momento de adoptar medidas.
Patricia Lampreave es abogada y ‘Ex policy maker’ de la Comisión Europea en asuntos fiscales y de ayudas de Estado