Los impuestos eludidos por los GAFA pagarían el plan social del Gobierno
María Jesús Montero tendrá que hacer de mediadora entre las demandas sin fin de Pablo Iglesias y las exigencias de la UE y el BCE a Nadia Calviño
El nuevo Gobierno ha nacido con un apoyo muy justito, que aun así es muy superior al crédito que hoy tiene en la sociedad. Muchos votantes del PSOE seguramente no imaginaban que su voto podía acarrear tanto giro. Por eso, es de esperar que este Gobierno se va a enfocar inicialmente en ganarse la credibilidad de los suyos.
Cuando Pablo Iglesias le avisaba a Pedro Sánchez de que no les iban a criticar por lo que hicieran, sino porque eran ellos los que lo hacían, le estaba diciendo eso: centrémonos en ganarnos a los nuestros. En la mejor de las hipótesis, solo con años de brillante gestión económica y territorial (Cataluña) podrán ensanchar su base de electoral.
En el anterior Gobierno, Pedro Sánchez se ganó al respetable con el Gobierno que configuró. Era muy femenino y rezumaba frescura y profesionalidad. Además, Sánchez tuvo el instinto de ofrecer Valencia para que atracara el barco Aquarius con los más de 600 inmigrantes a los que la Italia de Salvini negaba la tierra.
Esta vez, no parece que los nombres vayan a causar tanta sorpresa, especialmente cuando Podemos ha hecho spoiler de su cuota, por lo que ahora hay expectación con el nuevo Aquarius o su equivalente a la retirada de tropas de Irak de José Luis Rodríguez Zapatero.
Lo que es seguro es que este Gobierno va a tener una agenda de medidas sociales muy intensa y rápida, medidas que, si son reales, tendrán coste. Es ahí donde se va a poner a prueba la cohesión del Gobierno. María Jesús Montero, como ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, va a tener que mediar y cuadrar entre las urgencias de chequera de Pablo Iglesias, vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030, y las negaciones que le va a hacer la vicepresidenta Nadia Calviño.
Todo apunta a que Nadia Calviño va a ser el coco de Podemos. A menudo, como la canción de Joan Manuel Serrat, les van a tener que avisar. “Niño, deja ya de joder con la pelota. Niño, que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca”.
Luego vendrá mamá Montero, María Jesús, no Irene, para susurrar a la vicepresidenta que “nada ni nadie puede impedir que sufran, que las agujas avancen en el reloj, que decidan por ellos, que se equivoquen, que crezcan y que un día nos digan adiós”. Genial Serrat con Esos locos bajitos.
Pero como a Nadia no le vale que le vengan con cantares, ella solo entiende de números, que lo que no son cuentas son cuentos, se revolverá sobre Montero para ver de dónde saca para tanto como gastan. Es ahí donde se acaban las gracietas musicales.
Tirar de los ricos es cosmético y poco efectivo. La realidad es que este país tiene pocos ricos y pocos asalariados con nóminas abultadas. Según la Agencia Tributaria, el número de españoles que gana más de 150.000 euros al año no llega a 100.000. Por encima de 601.000 euros hay 9.344. Y subir los impuestos a las empresas puede volverse en contra, ya que puede ayudar más a la desaceleración que a la contribución.
Ahora le va a tocar a los tecnócratas (y lo digo en el mejor sentido) del PSOE explicar a Pablo Iglesias y sus cuatro ministrables que lo que decía en los mítines sobre los bancos y las eléctricas era un poco exagerado. Ya le pasó a Manuela Carmena, que llegó al Ayuntamiento de Madrid montando una oficina antidesahucios, que la cerró al año, después de darse cuenta que había pocos casos y los provocaba la Empresa Municipal de la Vivienda.
A Pablo Iglesias le va a pasar lo mismo con los 60.000 millones que, según él, los ciudadanos han dado a los bancos. Verás cuando le expliquen que las ayudas se las llevaron las desaparecidas cajas de ahorros; que la mayor parte las acaparó Bankia, que Bankia es de todos los españoles y que hay que venderla sí o sí por mandato europeo. En definitiva, que las ayudas fueron para evitar que los pequeños ahorradores, el cliente prototipo de las cajas, no perdieran sus depósitos.
En fin, lo que sin duda es cierto es que hay que tomar medidas para reducir la desigualdad, que se ha visto agravada durante la crisis, que no tiene sentido que haya trabajadores pobres después de hacer una jornada laboral de 10 horas. Un país así no merece la pena.
Pero es muy importante no equivocarse con las teclas que van a tocar. Hay una que de momento solo los franceses se han atrevido, y que es clave: hacer pagar de una vez a las empresas de comercio electrónico que se están lucrando con las compras que realizan los españoles y no tributan nada aquí.
Es el mundo de Google, Amazon, Facebook y Apple (GAFA), entre otras. Están vendiendo decenas de millones de euros en España y no tributan nada. Están haciendo un desplazamiento fiscal que es de listillos y nos lo tragamos como tontos. Lo que ellos venden antes lo hacían otras empresas que sí tributaban. El beneficio que Amazon obtiene hoy por vender un frigorífico a un español se queda en el limbo de las sociedades pantalla que tiene en paraísos fiscales y no tributa en España. En cambio, si lo compras en El Corte Inglés, sí que paga. Más claro, imposible.
Mis queridos locos bajitos, tenéis un enorme camino a explotar en el mundo GAFA. No se trata de bloquearles la web ni organizar un boicot, no. Esto va de hacer justicia y que paguen como todos los demás y se acabe esta excepción fiscal.
Aurelio Medel es Doctor en Ciencias de la Información y profesor de la Universidad Complutense