Cómo preparan los conferenciantes una ponencia
El contenido es lo más importante a la hora de subirse a un escenario
Deportistas, científicos, cocineros, emprendedores,... Son muchos los personajes reconocidos que se han reinventado y han cambiado –o alternan– sus labores profesionales por las conferencias. También personas más desconocidas con una historia inspiradora que contar.
La autenticidad es un requisito indispensable para que una de estas charlas funcione. “La gente quiere escuchar historias reales, no contenido plastificado”, explica el director de MT Conferenciantes, Pablo Ayguavives. Un principio con el que también coincide el ex jugador de fútbol sala y autor de Cuando el deporte te abandona (LID editorial), Julio García Mera. El deportista confiesa que hace poco rechazo dar una ponencia sobre la importancia de contar con un plan B –a pesar de ser uno de los capítulos de su libro– porque en ese momento no sentía que pudiera aportar nada. “Cuando era futbolista tenía un plan B, ahora no lo tengo, así que preferí no ir porque no iba a parecer convincente”, apunta. En su caso, las conferencias fueron una evolución natural en su trayectoria: pasó del terreno de juego a la dirección del club y, más tarde, a su propia empresa y las conferencias. “El deporte colectivo guarda mucha relación con la empresa, yo no entiendo ninguna de las dos cosas sin ver un equipo”, relata el exdeportista.
Tener algo verdaderamente relevante que contar es la primera condición para iniciarse en este mundo. El contenido es lo primero que trabajan en BCC, según explica su presidenta, Francisca Buján, quien detalla que se ocupan de que el discurso tenga una estructura y que el formato se adapte a los requisitos que se suelen demandar. Sin embargo, ser capaz de transmitirlo de la mejor manera posible también es indispensable para tener éxito; de nada sirve tener una buena historia si no se logra conectar con la audiencia. “Las conferencias son un chispazo, algo que inspire y emocione, no una formación, por eso decimos que es tan importante la forma como el contenido”, comenta el responsable de MT Conferenciantes. Un asunto que trabajan de distinta forma con cada conferenciante, pues algunos ya tienen experiencia previa y pueden tener un discurso listo en dos meses, mientras que otros necesitan más de un año, relata Buján. En esta línea, la experta ve una clara diferencia entre la cultura anglosajona, donde se da mucha importancia a saber hablar en público, y España, donde estas habilidades suelen quedar más relegadas.
Los expertos coinciden en que no porque alguien destaque en su profesión o sea un personaje conocido tiene que ser buen conferenciante. Para trabajar en la historia, la directora general de MAS Consulting, Cristina Hernández, asegura que la simplicidad es clave: “Debemos escoger bien los mensajes que se quieren lanzar, preferiblemente no más de tres ideas, y afinarlos para que resulten interesantes a nuestra audiencia”, explica. La ejecutiva asegura que parte de su trabajo es el entretenimiento, por lo que conviene encontrar los mejores ejemplos, anécdotas e historias para conectar con la audiencia. Aprender a modular el discurso para acercarse de manera diferente a cada tipo de público es otro de los retos de los conferenciantes. “No es lo mismo cómo se habla en una startup que en una empresa consolidada, tampoco se puede enfocar de la misma manera si vienen de una época de crecimiento o acaban de hacer un ERE. Eso es algo que a veces no tienen del todo claro”, continúa el responsable de MT Conferenciantes.
Aunque hay perfiles muy diversos, todos deben partir de cierta curiosidad por la comunicación. “Es gente a la que le gusta transmitir sus ideas y dejar huella en los demás”, apunta Buján. Las cualidades que se les exigen también varían mucho en función de la materia a tratar. En el ámbito deportivo lo que más pesa es la trayectoria profesional, los valores que se han defendido y, sobre todo, que haya una coherencia entre estos y el discurso. Por su parte, en ciencia, los contenidos lo disculpan todo, según la responsable de BCC. Ser una persona conocida previamente no es un requisito indispensable –ni garantiza el éxito–, pero puede ayudar. “La gente quiere saber quién es la persona que tiene delante, qué ha hecho y qué cuenta, por eso trabajar la marca personal es algo cada vez más importante”, desarrolla Ayguavives.