¿Cuál es el futuro comercial de la Unión Europea?
La próxima Comisión de Comercio Europeo se enfrenta a una dura tarea: quedan pocas certezas y abundan las decisiones difíciles y urgentes
La próxima Comisión de Comercio Europeo se enfrenta a una tarea abrumadora. Quedan pocas certezas y abundan las decisiones difíciles. Muchas de ellas marcadas como urgentes.
El aumento de los partidos populistas y nacionalistas en los últimos ciclos de elecciones en Europa amenazan con entorpecer las políticas comerciales. Estos partidos no solo se oponen al principio de cooperación dentro de la Unión Europea, también forman parte de una ola populista global que carcome las normas del sistema de comercio basado en una normativa defendida por la UE desde hace mucho tiempo.
La nueva Comisión de Comercio no debe desperdiciar esta crisis. En su lugar, una agenda ambiciosa debería buscar la aceleración de las tendencias que están remodelando el mercado. Mientras las tensiones del comercio global demanden atención, ellos deberían estimular, en lugar de distraernos de una mayor liberalización. De hecho, la incertidumbre puede resultar útil para países que busquen socios fiables y los consumidores y empresas europeos se beneficiarían de los Acuerdos de Libre Comercio (ALC). Este es el motivo por el que la Unión Europea debería buscar liderar esta nueva era, estableciendo estándares globales para acuerdos comerciales bilaterales.
La Unión Europea ya se encuentra por encima de sus posibilidades como gigante comercial. Aunque su población solo representa el 7% de la población mundial, su participación en las exportaciones e importaciones globales son mucho más altas, un 16% . Actualmente existen más de 40 ALC que abarcan más de 70 mercados y ofrecen a las compañías europeas un acceso previsible y preferencial a los mercados. Los ACL establecieron un alto nivel, alcanzando a las grandes economías desarrolladas, incluyendo Japón y Canadá, así como los mercados dinámicos emergentes como México y Vietnam. Estos acuerdos no solo eliminan las barreras tradicionales como las tarifas, también promocionan el comercio relacionado con servicios, así como altos estándares para protecciones laborales y medioambientales.
Esto es importante porque acuerdos comerciales más completos tienden a generar mayores beneficios. Uno de cada siete empleos de la Unión Europea depende de las exportaciones . Y alrededor de la mitad de las compañías europeas encuestadas el año pasado por HSBC consideran que los ALC son beneficiosos para sus negocios. El reciente acuerdo entre la Unión Europea y Japón es un buen ejemplo. El acuerdo más grande a nivel mundial está listo para despegar el vuelo, con las exportaciones procedentes de la agricultura de la Unión Europea, incluyendo cerdo, vino y queso; todas han crecido considerablemente desde que el acuerdo entró en vigor el pasado mes de febrero. Así que, con el marco de las políticas comerciales de la Comisión, ¿qué objetivos deberían guiar el futuro? La meta de la estrategia debería ser defender y extender vigorosamente las reglas en las que se basa el sistema comercial. En este contexto, tres áreas merecen una especial atención para promover esta ambición.
En la próxima década, aproximadamente el 70% del crecimiento global procederá de países que actualmente describimos como emergentes. Este es el motivo por el cual focalizarse en los mercados emergentes es algo prometedor, especialmente en Asia. El reciente ALC de Vietnam proporciona el modelo de acuerdo más ambicioso de la Unión Europea con una economía emergente . Los otros miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) son destacados candidatos para alcanzar acuerdos similares. Esto podría establecer los cimientos de un acuerdo entre ASEAN y la Unión Europea a largo plazo. De manera similar, la rápida finalización de un acuerdo de inversión con China que lleva en negociaciones desde 2013, podría desbloquear oportunidades significantes .
De la misma manera, los negociadores deberían priorizar el comercio digital. Los 76 miembros de la Organización Mundial del Comercio ya han comenzado a hablar sobre reiniciar la normativa sobre este tipo de comercio. Aprovechado de la manera correcta, la digitalización y el cruce de flujo de datos puede conducir a un crecimiento del comercio global. Europa, como el comerciante más dependiente de datos a nivel mundial, se beneficia de unos resultados exitosos.
Finalmente, la integración del criterio de sostenibilidad en los acuerdos comerciales puede garantizar que el mercado siga manteniendo un impulso positivo. Una característica destacada de los ALC de la Unión Europea ha sido la insistencia en salvaguardar los estándares medioambientales y las consideraciones sobre el cambio climático. El acuerdo comercial con Japón, por ejemplo, fue el primero de la Unión Europea en incluir un compromiso específico con el Acuerdo de París sobre el cambio climático. Y junto a los partidos verdes, que han conseguido el mayor número de escaños en las últimas elecciones europeas, elevar los criterios de sostenibilidad podría facilitar la aprobación parlamentaria de futuros acuerdos comerciales. Los futuros acuerdos deberían explorar oportunidades para promocionar el intercambio de conocimiento y tecnología requerida para la transición hacia una economía baja en carbono.
El verdadero test de cualquier acuerdo comercial es la extensión del acuerdo que actualmente están utilizando las empresas. Mientras que, alrededor de un cuarto de las compañías hacen un uso completo de los ALC globales, para las exportaciones en la Unión Europea se estima que el número de empresas alcanza casi los tres cuartos . Así, deberían de buscarse nuevas oportunidades para contratar y educar a las empresas europeas, en particular a las que comercian con servicios.
Acelerando las tendencias de remodelación comercial, la próxima Comisión de Comercio puede acercar el futuro. Priorizando los mercados emergentes, la digitalización y la sostenibilidad, reforzaría la posición de la Unión Europea como contrapeso al proteccionismo. También sirve como una política comercial con garantía de futuro. Incluso en el peor caso de una interrupción grave del sistema global, las compañías de la Unión Europea pueden continuar intercambiando bienes y servicios con el resto del mundo.
La exitosa implementación de este enfoque puede aportar sangre nueva al músculo de las economías europeas. Y, si la Unión Europea puede mantener el corazón de la liberalización del comercio latiendo, habrá muchos que le deberán un agradecimiento. En Europa y más allá.
Andrew Betts es HSBC’s Regional Head of GTRF Europe and Global Head of Commodities