Ingenieros o inspectores: los altos cuerpos del Estado que se quedan sin cubrir
Hay 13 cuerpos de funcionarios estatales, todos de los grupos A1 y A2, donde no se reponen ni el 60% de las plazas convocadas por oposición
España es el tercer país con la plantilla de funcionarios más envejecida de la OCDE con datos de 2017. La edad media de los empleados públicos es de 52 años y en tan solo una década se jubilará más de la mitad de la plantilla. Pero lo cierto es que ese relevo no parece asegurado. Tras años con las tasas de reposición congeladas, actualmente, en muchos altos cuerpos de la Administración General del Estado (AGE) no se cubren todas las plazas ofertadas por oposición. Según los datos del Ministerio de Política Territorial y Función Pública facilitados a Cinco Días, las menores tasas de cobertura se concentran en los grupos A1 y A2, que aglutinan a los cargos de mayor responsabilidad de la Administración.
Desde el Ministerio apuntan que los aspirantes no reúnen el nivel suficiente, mientras que los sindicatos lo achacan a la falta de atractivo de estos cargos por la escasa remuneración, las pocas plazas ofertadas y la excesiva inversión de esfuerzo en unas pruebas de acceso que consideran desproporcionadas.
En la convocatoria de empleo público de 2018 apenas se cubrieron un tercio de las plazas de interventores y auditores del Estado del total de vacantes ofertadas. En las de ingenieros de minas, aeronáuticos o navales no llegaron a cubrirse el 60% y las inspectores de Hacienda apenas superaron ese umbral (ver gráfico).
En la convocatoria de 2018 tan solo se cubrieron el 32% de las plazas de auditores, menos de un 60% de las de ingenieros y el apenas el 65% de las de TAC
En el caso de los administradores civiles del Estado –más conocidos como TAC, los cargos más altos de los ministerios que preceden a los puestos de confianza de libre elección– la tasa de cobertura solo alcanzó el 65%: apenas 42 personas obtuvieron una plaza de las 65 convocadas. Ello a pesar de que a las pruebas se presentaron casi 600 aspirantes, lo que hace que este cuerpo tenga una de las tasas de aprobados más bajas: solo un 7% de los que se presentaron.
En total, hay 22 cuerpos de funcionarios del Estado donde la tasa de cobertura no llega al 80% y en la mitad de ellos no se repone ni el 60% de las plazas.
Desde Función Pública alegan que este desequilibrio responde al hecho de que no hay suficientes opositores para cubrir las plazas y que los aspirantes no cumplen con el nivel requerido. “Son los propios tribunales examinadores, con experiencia en cada uno de los cuerpos, los que consideran que no hay el nivel suficiente”, detallan desde el departamento.
En algunos cuerpos muy específicos ha llegado a ocurrir incluso que la convocatoria quede desierta. Es el caso de los titulados de escuelas técnicas de grado medio de organismos autonómicos del Ministerio de Fomento en la especialidad de navegación aérea (grupo A2), donde se ofertaron cuatro plazas en la última convocatoria y ninguno de los dos únicos aspirantes obtuvo un puesto.
Falta de atractivo retributivo
Los sindicatos discrepan notablemente del diagnóstico efectuado por el Ministerio. El secretario de Empleo de la AGE de Comisiones Obreras (CC OO), Javier Martínez, considera que el principal escollo es de carácter económico, ya que las retribuciones de estos altos cargos son muy inferiores a las que ofrece el sector privado.
En ese sentido, el subdirector del sindicato CSIF para la AGE, Ignacio Cordero, indica que un alto funcionario del grupo A1 puede llegar a cobrar cerca de 3.000 euros netos al mes al final de su carrera profesional, si se suman trienios y complementos específicos por puesto, nivel y productividad, una cifra muy inferior a lo que podría ganar fuera de la Administración con esa misma formación, ya que esos puestos en la empresa privada “se pagan muy bien”. “Son cargos con mucha responsabilidad y carga de trabajo y no se incentivan económicamente lo suficiente”, apunta Cordero.
No es solo que en la Administración General del Estado (AGE) se cobre menos que en el sector privado, sino que también se da el caso de que, por el mismo puesto, el sueldo sea mayor en la Administración autonómica o local, donde los complementos son más altos. Algo que ocurre, por ejemplo, con los TAC, que cobran más en la Comunidad de Madrid que en el ámbito estatal.
Pruebas de acceso excesivas
A la falta de atractivo retributivo se suman unas pruebas selectivas “excesivas” que desmotivan a muchos aspirantes y que suponen un gran esfuerzo de preparación tanto mental como económico, por la dedicación exclusiva que requieren durante varios años y el coste de las academias, indican los representantes sindicales.
Siguiendo con el ejemplo, llegar a ser TAC exige, de media, tres años de intenso estudio y un gasto de 200 euros al mes en preparadores. Por ello, los sindicatos defienden que las pruebas tendrían que ser más sencillas y más específicas para adecuar mucho más un temario muy extenso –de más de 150 temas– a las funciones que se van a desempeñar.
Otro de los factores que desmotivan a los aspirantes, explican, es la escasez de plazas ofertadas tras años congeladas por la crisis, lo que hace que la inversión en tiempo y dinero no garantice la obtención de un puesto.
Para solventar esa carencia, Martínez propone que las plazas vacantes que se quedan sin cubrir en una convocatorio puedan acumularse para los siguientes procesos selectivos de forma que no se pierdan, mientras que Cordero indica que podrían pasarse a promoción interna, donde hay pocas plazas.
Por último, el responsable de CSIF apunta al escaso recorrido profesional que tienen estos altos puestos como otro de los causantes de la pérdida de atractivo por el empleo público. “Estos grupos superiores de la Administración tienen una carrera con muy poco recorrido para promocionar. Ingresan como A1, con un nivel 24 o 26, cuando el máximo se alcanza en el nivel 30”, señala.
Consciente del envejecimiento del cuerpo funcionarial, el Ministerio está llevando a cabo una campaña para tratar de captar opositores desplazando equipos de Función Pública a las universidades y colegios profesionales para informar a los jóvenes sobre la existencia de las plazas y lo que conlleva trabajar para la Administración Pública.
La barrera geográfica
Administración descentralizada. El secretario de Empleo de la AGE de CC OO, Javier Martínez, sostiene que la movilidad geográfica que supone aceptar algunos cargos de la Administración desincentiva a posibles opositores. Indica que apenas un cuarto de las plazas se concentran en Madrid, ya que hay más funcionarios estatales repartidos en provincias que en los ministerios. Así, señala que en cada oficina del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) o de la Seguridad Social, presentes en la mayoría de municipios, hay un funcionario A1 o A2. Lo mismo ocurre con los puestos de ingenieros públicos: muchos se concentran en las regiones con confederaciones hidrográficas.