Así llegó Rafa Nadal a ser número uno
El tío y extrenador del tenista, Toni Nadal, comparte los secretos de uno de los tenistas más relevantes del mundo
"Soy un gran entrenador porque tengo tres características que ninguno ha logrado: tuve un gran jugador, soy el tío de Rafael Nadal y era el preparador más barato de todos los torneos, así que me mantenían". Con estas palabras arrancó Toni Nadal, exentrenador y tío del tenista, su ponencia en la jornada No limits for talent, organizada por la fundación Ankaria y celebrada este viernes en Cunef.
La actitud fue su mayor preocupación desde el principio en un contexto en el que la ciencia y las innovaciones técnicas tomaban cada vez más relevancia: “Uno no puede ir en contra de estos avances, pero me preocupa que se abuse de los datos porque a veces pueden confundir”. Los jugadores de tenis actualmente tienen equipos de videoanálisis, estudios biomecánicos, estadísticas, nutricionistas y psicólogos a su disposición, prosiguió, cuando lo normal sería que si fallan, se limitaran a entrenar más. “Todo lo que facilita la vida en exceso acaba debilitando. Antes la tecnología se centraba en desarrollar lo que no era esencial del ser humano, como la fuerza o la velocidad. Ahora se quiere sustituir una parte fundamental, como es la mental. Eso me genera muchas dudas”, criticó el formador, para quien se tiende a complicar las cosas más de lo necesario con el objetivo de darle más valor a lo que se hace.
Dentro de esta inquietud porque su sobrino mostrase en todo momento la actitud adecuada, desde una buena sonrisa a la predisposición a aprender, la excusas, reivindicó, siempre fueron su mayor enemigo. Este carencia frena la mejora constante que, a su juicio, debería ser el motor de la innovación y resulta especialmente peligrosa en el ámbito deportivo. “Nos decimos mensajes positivos sin parar para mejorar la confianza en nosotros mismos, pero lo que hacemos es autoengañarnos. Rafael creció pensando que nunca era lo suficientemente bueno, que siempre había algo que perfeccionar”, alegó el exentrenador del actual segundo mejor tenista del mundo.
La incomodidad se convirtió así en la mejor herramienta para el progreso del deportista. “La gente que triunfa es la que se da más oportunidades, los que tienen un carácter más formado”, alegó. Un rasgo que, bajo su punto de vista, se configura más con hechos que con palabras. Entrenamientos en pistas en dudosas condiciones, bolas en mal estado y forzar la máquina siempre un paso más allá resultaron mejor estrategia que estar pendiente de la dieta o de los fallos del rival. Nadal reconoció que odia las quejas porque “la vida nos ha tratado mejor de lo que creíamos y, sobre todo, de lo que merecemos”. Durante su época como entrenador aplicó esta máxima casi al extremo: en una ocasión el tenista estaba jugando con una raqueta rota, y cuando su tío le reprendió por no haberlo advertido antes, este se limitó a explicar que estaba tan acostumbrado a tener la culpa él cuando no jugaba bien que no se paró a pensar en que el problema pudiera ser de la raqueta.
Nunca una excusa nos hizo ganar un partido Toni Nadal, exentrenador y tío del tenista Rafael Nadal
No obstante, también hubo momentos en los que Rafa Nadal cayó en justificaciones, pero siempre encontró un reproche en el otro lado. En una ocasión, tras perder un partido, el tenista se escudó en la temperatura. "Me dijo que ese día era imposible ganar porque hacía mucho calor, a lo que le respondí que solo debía ser insufrible en un lado de la pista porque su rival pudo jugar bien sin problemas", bromeó Toni Nadal. Al fin y al cabo, “nunca una excusa nos hizo ganar un partido”, sentenció el preparador del que fuera número uno mundial.
La falta de realismo y el exceso de confianza en uno mismo es lo que, según Nadal, produce frustración y frena el camino al éxito. Algo de lo que, a su juicio, pecan especialmente las nuevas generaciones. Cuando Rafa comenzó a destacar la mayoría de los tenistas del momento rondaba los veinte años, ahora ese mismo grupo encabeza las clasificaciones. No ha habido un relevo. “Cuando los antiguos jugaban bien, ganaban; cuando iban mal, intentaban ganar. Los jóvenes de hoy en día cuando la cosa va bien, van bien, pero cuando se tuerce, lo dejan para otra ocasión. No hay compromiso”, criticó el entrenador.