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Industria

España pide a la UE ampliar el blindaje del acero europeo ante un brexit duro

Maroto pide por carta a la comisario de Comercio, Cecilia Mällstrom, revisar las medidas que limitan las importaciones desde Asia

Imagen de una planta de ArcelorMittal en Francia.
Imagen de una planta de ArcelorMittal en Francia.

España quiere parar la hemorragia que está sufriendo el sector del acero en España. A los elevados precios de la energía, que han hecho poco competitiva a la industria en comparación con otros países de la zona euro, se unió posteriormente la guerra comercial entre China y EE UU, que provocó el cierre del mercado estadounidense para los grandes productores asiáticos.

La cercanía de un brexit duro ha abierto un nuevo frente para la industria. Así se lo ha hecho saber la ministra de Industria, Reyes Maroto, en una carta remitida el pasado 8 de octubre a la comisaria de Comercio, Cecilia Malmstrom, en la que pide que se endurezca las limitaciones a las importaciones de acero una vez que se consume el brexit. “Las empresas siderúrgicas de la Unión se encuentran en una situación difícil, hasta el punto de plantearse el cierre de algunas líneas y plantas debido a la escasez de la demanda y la competencia de las importaciones. La salida del Reino Unido es relevante en este contexto, explica la ministra, porque habrá que volver a calcular los contingentes para todas las categorías de productos, y en alguna de las cuales el impacto podría ser muy importante”, recalcaba en la misiva.

El ejemplo más claro del deterioro de la industria es la europea ArcelorMittal, el mayor productor de acero del mundo, que anunció en junio una reducción temporal de la producción en tres millones de toneladas anualizadas, de las que 700.000 correspondían a su planta de Asturias.

El mecanismo de salvaguarda activado por Bruselas en febrero y modificado en septiembre (entró en vigor el pasado 1 de octubre), establecía un máximo de importaciones de acero a Europa, calculado como la media de importaciones entre 2015 y 2017 y, sobrepasado ese límite, se imponía un arancel del 25%. La salida del Reino Unido provocará que la base sobre la que estimaba el máximo de importaciones sea menor y que por tanto el contingente permitido también sea menor. Pero al mismo tiempo, un socio económico pasa a ser competidor con las consecuencias que ello tiene.

Andres Barceló, director general de la patronal Unesid, recalca que si finalmente se consuma la salida del Reino Unido, el primer gran cambio que habrá que afrontar es el de las medidas de salvaguarda. “La Comisión Europea tiene la obligación de modificarlas, ya que el Reino Unido se convierte en país tercero y debe ser tratado en igualdad de condiciones al resto. Al mismo tiempo, Reino Unido es un importante exportador en algunos productos, donde tiene una cuota cercana al 30%”, recalca. Pese a ello, Barceló destaca que la principal preocupación para la industria se centra en Turquía por el cierre de grandes mercados compradores y la fuerte competencia entre las productoras locales.

La génesis de la guerra comercial

Aranceles. La guerra comercial que dirimen China y EE UU arrancó en marzo de 2018 con la imposición por parte de EE UU de unos aranceles del 25% a las ventas europeas y asiáticas de acero.

Sectores. EE UU apenas producía el 4,8% del acero mundial y había sido testigo del traslado de la actividad y del empleo hacia Asia. En el otro lado estaba China, que ya controlaba el 49,2% de la producción mundial de acero, una materia prima vital para sectores como la automoción, las renovables o la construcción.

Balance. Al cierre de 2018, China produjo 928,3 millones de toneladas, un 51,3% del total y la primera vez en la que superaba la mitad de la producción mundial de acero.

 

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