La Bolsa caerá hasta un 10% con un Brexit duro
El mercado no termina de creerse una salida a las bravas del Reino Unido de la UE Los inversores confían en que Bruselas acceda a una prórroga de Londres
A menos de un mes para la materialización del Brexit todas las opciones siguen sobre la mesa, aunque la fecha del 31 de octubre no es contemplada como un abismo por los inversores. Esta semana el primer ministro británico, Boris Johnson, presentó a la Comisión Europea la que es hasta la fecha la última oferta para hacer efectiva una salida negociada del Reino Unido de la UE. Aunque Bruselas cree que sigue habiendo importantes obstáculos para llegar a un acuerdo, ha reconocido avances y la idea de una prórroga adicional de tres meses cobra fuerza. El viernes el Gobierno británico remitió un escrito a un juez de Edimburgo en el que se compromete a pedir ese tiempo extra –plegándose así a lo dictado por el Parlamento– si la UE no acepta su última oferta tras la cumbre europea de los días 17 y 18 de octubre.
El miércoles, el primer ministro, Boris Johnson, remitió un plan en el que la principal novedad reside en la modificación de la salvaguarda irlandesa, que garantizaba que no habría una frontera física en Irlanda del Norte. A cambio, el premier propone sustituirla por un área regulatoria provisional que evite los controles fronterizos. Es decir, Irlanda continuaría en el mercado único pero no en la unión aduanera hasta 2025. A partir de entonces y cada cuatro años, la Asamblea de Irlanda del Norte decidirá si prorroga o no esta situación.
El presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, afirmó que se han producido “avances significativos”. Por su parte, Irlanda ha rechazado la propuesta.
Los inversores se muestran inquietos, pero como advierte el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, el mercado “está infravalorando” el impacto que supondría una salida desordenada. El tiempo avanza y las firmas de análisis se niegan a contemplar esto como su escenario principal. Entre los más pesimistas está Deutsche Bank. El banco alemán otorga una probabilidad del 45% a un Brexit duro así como a un no Brexit y solo un 10% a la posibilidad de un divorcio negociado. En Natixis IM en cambio las probabilidades de una escisión caótica se reducen al 15%.
Calcular cuáles serían las consecuencias para las Bolsas de una ruptura sin acuerdo no es tarea sencilla. Julius Baer estima que la salida desordenada “desencadenaría una conmoción. La Bolsa del Reino Unido caería alrededor de un 10%”. La entidad apunta al bancario, el inmobiliario y la de distribución como los sectores que más sufrirían este correctivo.
Para la Bolsa europea, tomando el Euro Stoxx 50 como referencia, los descensos no alcanzarían los dos dígitos y de nuevo el financiero junto al automovilístico serían los más perjudicados.
“La salida sin acuerdo es un escenario suficientemente desconocido como para decidir si está cotizando o no. Parece que, según las valoraciones en Europa, es verdad que no se ha puesto en precio el día después de un Brexit duro”, sostienen en Macroyield. Los expertos de la firma defienden que aunque sea muy difícil predecir qué pasará, lo cierto es que un divorcio a las bravas “será negativo”. A modo de ejemplo, en la sesión posterior al triunfo del sí en el referéndum de junio de 2016, el Ibex se anotó la mayor caída de su historia (-12,35%). Las ventas recorrieron Europa: el Dax alemán bajó un 6,82%; el Cac francés, un 8%; el Mib italiano, un 12,48%, y el FTSE británico, un 8,52%.
La opinión mayoritaria de los analistas es que Bruselas tratará de evitar un fracaso de las negociaciones. A día de hoy “el mercado considera que ambas partes trabajarán para encontrar un escenario menos negativo que la salida sin acuerdo. La incertidumbre comercial que se está viviendo podría dar un golpe con el Brexit duro y dañar con fuerza la economía de ambas regiones”, explican en Macroyield. Según cálculos del Banco de Inglaterra, un Brexit duro supondría una caída de la economía británica del 5,5% y un alza de la tasa de desempleo al 7% y de la inflación al 5,25%. El Banco de España prevé, por su parte, que el impacto de un Brexit caótico se traduzca en una caída del 0,8% del PIB español durante los próximos cinco años y un coste económico próximo a los 10.000 millones.
Los expertos recomiendan ser cautos. La próxima cita clave para los inversores es el 17-18 de octubre, cuando el Consejo Europeo se dé cita para ver si da el visto bueno a la propuesta del Reino Unido. Si en esa reunión no se alcanza un acuerdo, el Parlamento británico aprobó una ley que obliga a Johnson a solicitar una prórroga de tres meses a Bruselas. “Es poco probable que Bruselas rechace la prórroga de tres meses del Parlamento británico, teniendo en cuenta la voluntad negociadora europea y la situación de incertidumbre política en el Reino Unido, donde muy probablemente habrá elecciones cuando se asegure la prórroga y gana fuerza la idea de una nueva consulta”, explica Pablo Fernández, de Renta 4.
Para Julius Baer lo único seguro es que el escenario político de Londres derive en unas nuevas elecciones. El departamento de análisis de la entidad señala que los conservadores seguirían siendo la opción más votada, pero el Parlamento seguiría estando muy dividido, dificultando la coalición. “El Brexit seguirá siendo un riesgo hasta 2020”, remarcan. El escenario base con el que trabajan establece que la victoria de los tories no aumentaría el número de miembros a favor de un Brexit duro. “Seguimos esperando que un Brexit suave sea la opción más apoyada con una probabilidad del 45%, frente al 35% de una salida a las bravas y solo de un 20% para la celebración un nuevo referéndum”, subrayan.
En todo caso, Laurante Clavel, jefe de Research de Axa IM, afirma que “el Brexit no va a cambiar el rumbo del ciclo económico mundial. Casi todos los escenarios, incluyendo el no-deal, han sido puestos en precio ya por los mercados. Reino Unido es una economía importante, pero no es EE UU; si EE UU entra en recesión, el mundo entrará en recesión”.