Óscar Mesa del Castillo: “La I+D sanitaria avanza, pero una mejor salud implica más dinero”
La compañía española centrada en la investigación clínica a terceros prepara su entrada en oftalmología
Con 20 años en el mercado, QualitecFarma es una empresa dedicada al desarrollo de medicamentos en cáncer, neurología, digestivo y pediatría. Su fuerte es la investigación clínica de productos innovadores y alta tecnología para terceros, es decir, da soporte y servicios a otras farmacéuticas, startups incluidas, lo que se conoce como CRO (Contract Research Organization), aunque también se ocupa de la farmacovigilancia, el registro de fármacos, operaciones corporativas, compraventa de empresas, desarrollo de porfolio y ayuda a firmas extranjeras a establecerse en España.
Su CEO, Óscar Mesa del Castillo (Pamplona, 1971), farmacéutico de profesión, habla sobre los proyectos en marcha para el dolor neuropático, en cáncer de mama y su futura entrada en oftalmología. La compañía, con sede en Madrid, factura cerca de dos millones de euros (el 60% proviene del exterior), tiene 25 empleados y está presente en el extranjero –EE UU, Europa y sudeste asiático– a través de socios (no tiene filiales).
- R. ¿En qué proyectos participa?
- R. Trabajamos en neurología con la startup española Neurofix para el tratamiento del dolor neuropático en pacientes con lesión medular. En el ensayo clínico, en fase 2 y para el cual se reclutan unos 60 enfermos, buscamos inicialmente la seguridad del producto y, en segunda medida, su eficacia. En este proyecto participan el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo y el Hospital Vall d’Hebron, entre otros.
- R. ¿Y en cáncer de mama?
- R. Desarrollamos un biosimilar de Herceptin (trastuzumab) con Prestige BioPharma, con sede en Singapur, para el que hemos presentado ya la solicitud de registro ante la Agencia Europea del Medicamento; estos ensayos están en fase 3 y creo que en dos años puede estar en el mercado. Y otro de Avastin (bevacizumab), para tratar el cáncer de pulmón. Participamos en proyectos de enfermedades digestivas con las startups españolas Palobiofarma, con sede en Barcelona y en Pamplona, y Oncostellae, en Santiago de Compostela, para la enfermedad inflamatoria intestinal. Y contamos con ensayos en pediatría en EE UU en fases tempranas para el tratamiento del glioblastoma, una dolencia grave, huérfana, que afecta a un número reducido de niños y que causa la muerte casi en el 100% de los casos. Buscamos determinar la seguridad del producto y aumentar la esperanza de vida.
Trabajamos en el desarrollo de un biosimilar de Herceptin para el cáncer de mama que esperamos que esté en el mercado en dos años
- R. ¿Qué otras áreas terapéuticas interesan?
- R. Estamos en proceso de entrar en oftalmología. Pero, como gran parte de las CRO, trabajamos mucho en cáncer y vamos a seguir creciendo por ese lado, lógicamente.
- R. De las investigaciones en las que ha participado, ¿qué medicamentos ya están en el mercado?
- R. Como el desarrollo de los medicamentos innovadores es largo, unos 15 años, y llevamos 20, más la espera de expiración de la patente, aún no están en el mercado. Pero hemos registrado muchísimos genéricos desde su boom en los noventa, como el sildenafilo, Viagra. En este caso no hacemos el proyecto de investigación, la bioequivalencia clínica, sino el registro del medicamento. Llevamos 20 años trabajando con compañías de genéricos desde el punto de vista regulatorio.
- R. También ayuda a empresas extranjeras a instalarse en España.
- R. Sí, y a conocer la coyuntura del sistema sanitario. Tocamos desde áreas clínicas, farmacovigilancia, regulación y acceso al mercado hasta gestión de precios. Nos peleamos también con las autoridades sanitarias para negociar los precios de un medicamento innovador.
Es más fácil que vengan a España firmas asiáticas, americanas o chinas que latinoamericanas, por la regulación
- R. ¿Puede mencionar algunas?
- R. Las estadounidenses Tesaro, recién adquirida por Glaxo; Actavis, MSD, J&J; la húngara Gedeon Richter, la alemana Bayer o las francesas Aguettant, Guerbet, Bailleul, y Air Liquide... Hemos establecido otras de genéricos, como la eslovena KrKa. Parte de nuestro modelo de negocio es ayudarles a comprender el sistema y cómo funcionan las operaciones comerciales. Por ejemplo, no es lo mismo vender un medicamento en farmacia que en un hospital, uno con prescripción que sin receta. No es lo mismo uno huérfano que otro más amplio. Y en cuanto a los innovadores, la gestión del precio, su reembolso y el producto son algo importante.
- R. ¿Y de fuera de Europa?
- R. Con compañías latinoamericanas, como las argentinas Gador, con la que hemos comenzado recientemente, y Savant, en conversaciones. La costarricense Gutis y la colombiana Vitalis. Son grandes firmas sudamericanas que tienen importantes operaciones allí, pero les cuesta dar el salto por la regulación europea. Hay muchas operaciones comerciales, de gestión, que en Sudamérica se entienden de una forma y en Europa de otra, como la simple externalización de servicios. El cambio de divisas es otro factor relevante. De hecho, es más fácil que vengan compañías del sudeste asiático, europeas, norteamericanas, incluso chinas, como Qilu Pharma, a la que también prestamos asistencia, que latinoamericanas.
- R. En su opinión, ¿cuáles son los retos del sistema sanitario español?
- R. Es complicado responder a esta cuestión. La factura sanitaria está en torno a los 70.000 millones de euros, de los que unos 20.000 corresponden a medicamentos y productos sanitarios. Es cierto que si la tecnología y la investigación avanzan, tendremos más curación. Pero las terapias son tremendamente caras y hay que ponerlas a disposición de los pacientes. Hace poco salió uno pediátrico en EE UU, Zolgensma, para la atrofia muscular espinal, en el que solo un vial cuesta un millón de euros. Y en España tuvimos el caso de la hepatitis C con Sovaldi, que se negoció a 25.000 euros. Es muy difícil que los Gobiernos asuman esos incrementos y ahí es donde está el gran problema, cómo encajo en los Presupuestos esta financiación.
- R. ¿Qué medidas sugiere?
- R. La Constitución dice que hay derecho a la salud, es lógico, todos pagamos Seguridad Social, pero no es suficiente y todos pensamos: ya pago demasiado. Aquí entra un tema muy polémico en los últimos años y es que la población en España y en los países del sur de Europa está creciendo de forma ilegal. Estamos sufriendo muchas incursiones ilegales de personas a las que por derecho se les da tratamiento médico.
- R. Pero se habla más del impacto en la factura sanitaria de la cronicidad y el envejecimiento que de la inmigración.
- R. Son muchas cosas, enfermedades crónicas, aquellas que vienen de fuera –que estaban erradicadas y que han vuelto relacionadas con este tipo de inmigración desde el sur de África–, la mayor esperanza de vida, el retraso en la incorporación al mercado laboral...
- R. También por los flujos turísticos...
- R. Sin duda alguna. Es polémico sugerir medidas, pero el sistema de salud colapsa porque no hay dinero suficiente. Vamos a tener más salud, pero mejor salud implica también más dinero.
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