Apple, Google, Facebook, Amazon ...y la justicia de EE UU
¿Qué ocurrirá con la ofensiva antitrust? Si llega a los tribunales pasarán años antes de que se resuelva y mientras las empresas se reinventarán
En EEUU intentar acabar con los monopolios por la vía jurídica no es un buen precedente para reguladores y legisladores. La historia es útil, en parte, porque se repite. Coincidencia o casualidad: la Federal Trade Commision (FTC, vela por la competencia para proteger al consumidor); el Departamento de Justicia (cumplimiento de leyes antimonopolio); el Comité de Justicia del Congreso (Congresistas y Senado) y 48 estados –solo faltaría California (donde hay mucha tecnología) y Alabama (donde no la hay)– están investigando si Alphabet, holding de Google, abusa de su posición de dominio, expulsa jugadores del mercado y no deja entrar a los nuevos. La investigación sobre Google se ha extendido a Apple, Amazon y Facebook.
Desde el punto de vista jurídico americano, el presunto abuso de posición dominante en los mercados en que operan estas empresas pondría en peligro la libertad de elección del consumidor, a quien los acusadores dicen defender. EEUU puso su ordenamiento jurídico a funcionar desde que Schumpeter publicara en su obra Capitalismo, socialismo y democracia (1942): “el capitalismo deriva en la formación de monopolios y oligopolios”. El Gobierno americano aprobó profusamente leyes antitrust olvidando que, en su mismo libro, Schumpeter expuso la tesis de la “destrucción creativa del capitalismo”, de la que hablaremos al final.
Antes, la historia. La primera demanda antimonopolio se presentó en 1968 contra IBM. El Gobierno norteamericano desestimó todos los casos antimonopolio contra IBM en 1982. AT&T, entonces monopolio estatal, se enfrentó a su primera demanda antimonopolio en 1974. Se resolvió mediante un decreto de consentimiento de 1982, que dividió el invento de Bell en seis empresas, las llamadas Baby Bells. Ironías del destino, “la mano oculta del mercado” de la que hablaba Adam Smith; en su Riqueza de las Naciones hizo que AT&T y Verizon triunfen con la tecnología de telecomunicaciones inalámbricas, ámbito que pocos previeron en el momento de la ruptura (1982). Aunque importante es esta tecnología, pocos saben que el líder europeo, Cellnex Telecom, tiene origen catalán y compite fuertemente con su contrapartida norteamericana, American Tower. Telefónica tiene Telxius, pero está por ver si la empresa española de tecnologías de la información, digitalización y telecomunicaciones vende o no Telxius para reducir su deuda.
Microsoft se enfrentó a parecidas acusaciones de abuso de posición de dominio. Bill Gates testificó ante los estamentos que ahora investigan a Facebook, Apple, Google y Amazon. Querían romper Microsoft. Hace 21 años, Windows, el sistema operativo de Microsoft, tenía una cuota de mercado del 90%. Además, su buscador de internet, Explorer, estaba indisolublemente unido a Windows y era gratuito, por lo que eliminaba uno de los argumentos de los legisladores que investigaron a Microsoft: los monopolios suben precios y dañan a los consumidores. Sin precio, las autoridades buscaron otro argumento: con cuota del 90%, Microsoft no dejaba espacio a otros buscadores, como Netscape, entonces famoso y hoy olvidado.
A Microsoft le llovieron multas, en EEUU y Europa, pero no la rompieron. Hoy, Google, Facebook, Apple, Amazon también pagan multas billonarias a ambos lados del Atlántico, aunque por motivos distintos a la competencia: el presunto asalto a otro derecho jurídico de los ciudadanos, su privacidad. Las empresas investigadas obtienen una inmensa cantidad de datos de millones de personas. Datos que, con big data e inteligencia artificial, sirven para hacer ofertas personalizadas a los consumidores y, dice el legislador, “quizá, para lucrarse vendiendo datos a terceros”. Quiénes sean esos terceros es esencial: el escándalo de Cambridge Analytica, vinculada a Facebook, y esta a la famosa trama rusa sobre la que, tras años de investigación por Robert Mueller, deja abierta la cuestión de si Trump fue ayudado o perjudicado por Rusia para ganar las elecciones presidenciales de 2016. De abuso de posición dominante se ha pasado a presunta corrupción de los fundamentos de la democracia norteamericana: no serían los ciudadanos-votantes quienes decidieran quién gana elecciones, sino poderes ocultos corporativos y/o potencias enemigas…
En realidad, ¿han acabado las Big Four y Microsoft con la competencia? Entre 2014 y 2018, 360.000 millones de dólares de capital de riesgo financiaron nuevos proyectos TIC estadounidenses. En 2018, nacieron 40.000 start-ups tecnológicas norteamericanas. El sector TIC norteamericano emplea 12 millones de personas dentro del país. Apple, Amazon, Google y Facebook emplean juntos un millón de trabajadores en todo el mundo. Estas empresas tienen triple competencia: compañías norteamericanas; empresas europeas y asiáticas (Samsung, LG), de las que destacan gigantes chinos más grandes que las americanas, Alibaba, Tencent, Huawei, Xiaomi…
¿Qué pasará? Legalmente, nada. Apple, Google, Facebook, Amazon y Microsoft emplean más lobistas en Washington, que el resto de empresas americanas. Si el litigio llega a tribunales, pasarán años antes que haya sentencia; tiempo que aprovecharán las empresas para reinventarse, de lo que es ejemplo Microsoft: la cuota de mercado de Windows ha pasado del 90% (1998) al 30% (2018), pero Microsoft es una de las cinco empresas que más vale en Bolsa porque se ha reinventado con cloud, big data, inteligencia artificial y servicios (digitalización).
Y ahora es el momento, está la destrucción creativa del capitalismo. Facebook ocupa el edificio que fue sede de Sun Microsystems, estrella tecnológica de los noventa, comprada por Oracle hace años. El logo de Facebook es visible a la puerta de la empresa, vista desde fuera. Cuando los empleados de la red social salen por la misma puerta, ven el logo de Sun Microsystems, para recordar –dice Zuckerberg–, CEO de Facebook, que la gloria es efímera o, como pintó Valdés Leal en sus cuadros, sic transit gloria mundi…
Jorge Díaz Cardiel es Socio director de Advice Strategic Consultants, autor de ‘Hillary vs Trump’, ‘Trump año uno’ y ‘Trump, año de trueno y complacencia’