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Pedro de Bernardo: “Un buen líder sabe sacar lo mejor de otros”

Es el director general de la compañía de distribución Bunzl

Manuel Casamayón

Es ingeniero industrial por la Universidad Politécnica de Madrid y tiene una sólida base en operaciones. El director general de la compañía de distribución Bunzl, Pedro de Bernardo (Madrid, 1970), ha trabajado en empresas de sectores tan diversos como Lucent, Dia o Havi. Con un fuerte perfil internacional, se define como un amante de su familia y un apasionado del trabajo y de la formación. De hecho, asegura que su paso por el IESE le cambió la vida.

R. ¿Qué cualidades configuran a un buen líder?
R. Un auténtico líder es aquel que sabe sacar lo mejor de los otros entregando lo mejor de sí mismo, es una persona con una sensibilidad especial que hace sentir bien a quien dirige y que no alardea de ello. Debe tener la capacidad de tomar la iniciativa y proporcionar ideas innovadoras, no solo de dar órdenes. Y aunque sea él quien tenga la última palabra, tiene que tener muy presente que es el trabajo en equipo el que da los mejores resultados. Personalmente, me siento identificado con lo que dice Cosimo Chiesa, uno de mis profesores en el IESE: se lidera con el ejemplo y, sobre todo, dejándose ver, paseando.
R. ¿Qué valora más al contratar a un colaborador cercano?
R. Más allá de la trayectoria profesional mostrada en el currículum, valoro a la persona en sí misma, es decir, si se muestra con una actitud positiva, abierta a la cooperación y al trabajo en equipo y, sobre todo, que me transmita honestidad y sinceridad. En mi opinión, y hablo ya en todos los ámbitos de la vida, el valor de una persona se mide por su forma de ser, no por los títulos académicos o la experiencia adquirida.
R. ¿Qué importancia concede a los valores del líder?
R. El líder ha de tener valores, no sería un líder si no. Debe ser generoso, dejar que su equipo crezca y darles a sus colaboradores la oportunidad de hacerlo. Humano, empático y convincente. Tiene que saber adaptarse a los cambios, ser valiente y tener la capacidad suficiente para asumir todos los riesgos que pueden suceder. También es clave ser un buen comunicador, saber transmitir al equipo su visión. Y, por último, un buen líder debe ser entusiasta, disfrutar de lo que hace, no perder nunca la ilusión y transmitirla.
R. ¿Cómo entiende la innovación?
R. La innovación es clave para asegurar nuestro futuro y, por eso, es uno de los pilares de nuestro plan estratégico. Identificamos nuevos sectores de mercado y nuevos modelos de negocio. Hemos puestos en marcha un grupo de trabajo llamado Innolab que funciona como un generador de ideas de modelos de negocio, soluciones disruptivas, casi podríamos decir que es una incubadora de startups.
R. ¿Cuál es el rol del director ejecutivo en la innovación?
R. Debe ser una prioridad de cualquier directivo. El director ejecutivo tiene que ser el gran catalizador e impulsor de la misma, acompañado de un equipo preparado y comprometido con la causa que ayude a trasmitir la cultura innovadora por toda la capilaridad de la organización. Su ejemplo, su entusiasmo y compromiso son vitales para que toda la organización se alinee con la innovación.
R. ¿Cómo ha cambiado la transformación digital su sector y su empresa?
R. Para nosotros, la transformación digital de la compañía implica la integración de la tecnología en todas sus áreas. Esta integración cambia la forma de operar de la empresa y la manera de añadir valor a sus clientes. Tenemos diferentes aplicaciones en este sentido. La computación en la nube, que permite un acceso más fácil a funcionalidades y almacenamiento de datos; las plataformas móviles para la movilidad; la implementación del big data para explotar la información...
R. ¿Cuáles son las claves para dirigir a un equipo innovador? ¿Y las principales barreras?
R. La dirección ha de fomentar un entorno de confianza y apertura que facilite la participación de todos para contribuir y lograr riqueza de ideas y propuestas de todas las áreas de la compañía y estilos de liderazgo. Luego, yo no hablaría tanto de barreras, sino de los retos a los que se enfrenta cualquier director en la gestión humana: la falta de comunicación y la habilidad para mediar con los egos personales, que se relaciona con la competitividad individual que surge inevitablemente en los equipos.

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