El autónomo, el gran incomprendido
Hay que seguir luchando por un régimen sancionador relativo a los plazos de pago a proveedores
Generalizando, me da la sensación de que aún nos encontramos con que todo aquello que suene a empresario sigue estando relativamente mal visto socialmente hablando: eso del empresario del puro y la corbata cuyo único objetivo es ganar dinero a costa del duro trabajo de sus empleados ha calado en nuestra sociedad.
Por el contrario, todo aquello que suene a emprendedor es muy respetado, admirado e incluso envidiado por parte de todos. Eso de crear una empresa desde cero en el garaje deslumbra y si encima es tecnológica aún más.
En cambio, el autónomo sigue siendo el gran incomprendido y los expertos y opinadores como no saben si criticarlo o admirarlo deciden hablar poco de ellos obviando por ejemplo que todo emprendedor pasa por ser autónomo y que esto de autoemplearse y hacerse autónomo es una salida muy digna y necesaria para nuestro tejido productivo.
Lo que sí que no nos podemos permitir como país es que si alguien tiene la capacidad y el talento para dar el paso y trabajar por cuenta propia se nos hunda por motivos que no sean estrictamente empresariales, es decir, si no sabe hacer bien su trabajo poco podemos hacer para ayudarle, pero si sabe producir y vender no se nos puede hundir.
Lamentablemente aún son muchos los que pese a hacer bien su trabajo no consiguen tirar adelante sus proyectos. Los motivos son varios, pero la primera causa de cierre de nuestros autónomos sigue siendo la morosidad, y cuando hablamos de morosidad no lo hacemos solo de los que no pagan, sino de los que pagan tarde. Mientras tengamos unas empresas del Ibex 35 que paguen con tanto retraso sus proveedores no conseguiremos consolidar un buen tejido de autónomos; es por este argumento que desde Autónomos Pimec estamos perplejos ante la decisión de ATA, la federación de autónomos española con la que teníamos un convenio de colaboración, ya que casi por unanimidad ha decidido integrarse en la CEOE, la patronal de las grandes empresas.
Consideramos un error que los autónomos representados por ATA pierdan su independencia y libertad para poder seguir defendiendo libremente sus intereses, como por ejemplo mantener la lucha por implementar un régimen sancionador que vele por el cumplimiento de los términos de pago que contempla la ley de la lucha contra la morosidad.
Además, sería bueno que el Ministerio de Trabajo iniciara un proceso de acreditación de representatividad de todos los agentes sociales donde se contabilice el número real de asociados autónomos y no el número de sedes o trabajadores de sus organizaciones. En este punto, cabe poner en valor el acuerdo al que se ha llegado en Cataluña para trabajar en el mapa patronal del siglo XXI.
También encontramos necesario que se legisle la figura del autónomo digital, ya que cada vez más nos encontramos con más empresarios y profesionales que utilizan esta figura. En un mundo globalizado donde nuestra competencia ya no está en la calle de al lado o en la población vecina, sino que está a un clic de distancia, necesitamos que la administración ponga facilidades a todo aquel que puede vender su talento y sus proyectos online.
Otro asunto de vital importancia es mejorar la ley de segunda oportunidad: no nos podemos permitir que aquellos que no acierten no puedan volver a intentarlo. En Estados Unidos el 80% de los que no lo consiguen a la primera lo vuelven a intentar y aquí en España no llegan al 20% y no es por falta de ganas, es simplemente porque el marco legislativo es muy agresivo con aquellos que fracasan y las cargas imposibilitan, en la mayoría de casos, levantarse para volverlo a intentar.
Por último, quisiera dirigirme a todo aquel que ya es autónomo o que esté pensando en dar el paso, simplemente para animarlo y hacerle saber que no está solo y que todos juntos iremos consolidando y dignificando el importante papel que tenemos para nuestro tejido productivo.
Miquel Camps es presidente de Autónomos Pimec