Fynn Kydland: “Es inevitable que los impuestos se eleven si crece la esperanza de vida”
Reclama que los países no obliguen a retirarse a los trabajadores que están aún capacitados para continuar
Finn Erlyn Kydland (1943, Algard, Noruega) ganó el premio del Banco de Suecia en honor de Alfred Nobel en 2004, el Nobel oficioso de Economía, por sus investigaciones sobre los ciclos económicos y la política macroeconómica. Más concretamente, sobre las fuerzas que impulsan los ciclos económicos. Hace algunas semanas pasó por Madrid con motivo del Nobel Prize Dialogue –un encuentro de premios Nobel de distintas disciplinas–, organizado por la Fundación Ramón Areces y Nobel Media, en el que se abordaron los retos del envejecimiento de la población.
Kydland, que vive en Estados Unidos desde hace 40 años y es profesor de la Universidad de California Santa Bárbara y de la Universidad Carnegie Mellon (Pensilvania), advierte que el envejecimiento de la población, una de las grandes tendencias de nuestro tiempo, terminará por ser un factor que lastre el crecimiento económico global a mediados de este siglo.
- R. ¿Cómo valora la evolución económica de España en las últimas décadas?
- R. No he seguido los últimos años. Estudié la evolución del país hasta justo después de 2012. Es impresionante cómo de plana fue la productividad desde principios de los años noventa hasta al menos 2010 o 2012. Eso se combinó con un giro impresionante, de producir en los años ochenta un 50% de los bienes destinados a la comercialización internacional a solo un tercio en 2010.
Parece una consecuencia de la entrada de España en la Unión Europea. Ese cambio hacia los productos no exportables contribuyó a reducir el crecimiento y la productividad del país.
- R. ¿Cómo ve la desaceleración de la economía alemana?
- R. Es algo sorprendente lo de Alemania, aunque no es la primera vez que sucede; antes de que nos demos cuenta, habrá remontado de nuevo. Será un poco preocupante si dura mucho, espero que sea solo un fenómeno temporal.
- R. ¿Qué puede hacer la Unión Europea en la guerra comercial entre China y Estados Unidos?
- R. No lo sé, pero desde luego lo que no tiene que hacer es seguir en la línea de lo que están haciendo Pekín y Washington: no debe meterse en la guerra. Sí puede sin embargo poner algo de presión sobre ambas naciones. Los economistas consideran que las restricciones comerciales no son buenas para las naciones. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, obviamente es bastante ingenuo en cuanto a su comprensión de la economía. Piensa, evidentemente, que introduciendo restricciones comerciales protegerá ciertas industrias domésticas, olvidando que la competencia entre empresas locales y extranjeras es un incentivo para la productividad. Eso ha contribuido al crecimiento a largo plazo de los países. En Latinoamérica, donde son maestros en las restricciones comerciales, hemos visto muchas veces que no ha funcionado.
- R. ¿Qué opina de cómo gestionan los países el envejecimiento y la factura de las pensiones, que sigue creciendo?
- R. En los modelos económicos solemos usar el término paygo [pagar gastos con fondos disponibles en lugar de tomarlos prestados]: asumimos que el Gobierno recauda en forma de impuestos tanto como necesita para las pensiones deseadas. Así que supongo que será inevitable que los impuestos aumenten, dado el incremento de la esperanza de vida. Y por supuesto, si subes los impuestos, eso tendrá un cierto efecto negativo en el crecimiento de la economía. Es muy difícil ser taxativo sin hacer un modelo de cómo encaja todo en macroeconomía.
- R. La pirámide de población está invirtiéndose, lo cual provoca que la base tenga que pagar los derechos sociales de la cúspide.
- R. He estado estudiando los efectos de la demencia y la enfermedad de Alzhéimer: ahora mismo hay unos seis millones de personas en Estados Unidos con esa dolencia, y sabemos que estarán incapacitados unos 10 o 15 años, es decir, el resto de sus vidas. Alguien tiene que cuidarles.
Mi colega de investigación y yo descubrimos el gran descenso que ha habido en los últimos 70 años en la ratio de personas activas/personas jubiladas. Es francamente dramático: desde seis a 3,2, en Estados Unidos, y se prevé que caiga a 1,6 a finales de siglo. Es un problema que también afecta al resto de países occidentales, incluido España. Por ejemplo, en mi país, Noruega, el sistema de pensiones ha sido bastante suficiente hasta ahora, a pesar de que es un país donde la gente también tiene una gran esperanza de vida. Algo que no puedo entender es que en Noruega, por ejemplo, se obliga a la gente a jubilarse a los 70 años, cuando un profesor universitario está en plenas capacidades para seguir trabajando. En Canadá, donde viví tres años y medio, es aún peor, allí la jubilación es a los 65. Es una locura.
- R. ¿Tiene sentido mantener la edad de jubilación entre los 65 y los 70 años?
- R. Es una visión muy cortoplacista. En muchos países, incluido España, la realidad es que la población vive más años, así que, ¿por qué no hacer que la edad de jubilación se eleve en parte en paralelo a la de la esperanza de vida? Es difícil entender por qué toman sus decisiones los políticos, no creo que sea algo racional, pero entiendo que si proponen retrasar la jubilación sufrirán el rechazo de la gente. Cada persona debería poder elegir si retirarse o no. A mí no me gustaría mucho que me obligaran a hacerlo. Creo firmemente que entrenar el cerebro para pensar sobre problemas importantes es bueno para la persona, y verte forzado a dedicarte solamente a actividades cotidianas de tu vida privada no es muy estimulante. No tengo datos al respecto pero no me sorprendería que la gente que trabaja durante más tiempo, al menos en muchas profesiones en las que el cerebro es la parte más importante, también viva más.
- R. Hablando de otro país nórdico, en Finlandia han probado la renta básica con un grupo pequeño de población.
- R. Es un experimento interesante: hay que analizar los efectos en el equilibrio de la interacción de muchos factores de la economía. Las decisiones que implican un gasto elevado tardan entre cinco y 15 años en producir retornos, y en ellos influye el entorno fiscal y otros aspectos como la regulación ambiental... Así que la voluntad de tomar esa clase de decisiones depende mucho de lo que espera el Gobierno para el futuro, no solo de lo que espera hoy. Un buen ejemplo son los efectos que ha tenido la rebaja de impuestos en Estados Unidos impulsada por el presidente Trump. Hay quien dice que el efecto es sorprendentemente pequeño en términos de repunte del comportamiento inversor, aunque sí ha servido para impulsar en el corto plazo el mercado bursátil. Pero un potencial inversor en capacidad de producción puede temer que su deuda ascienda, y que los impuestos vuelvan a subir. Eso puede frenar que aproveche las rebajas fiscales hoy porque para cuando las fábricas estén terminadas los impuestos pueden haber subido.