Los filántropos españoles se fijan en el modelo anglosajón
Los grandes donantes del país empiezan a colaborar entre ellos, una tendencia muy asentada en el Reino Unido
El perfil general del filántropo, independientemente de su edad y país, ha cambiado a lo largo de los últimos años. “Antes, los inversores planificaban sus acciones benéficas en el testamento, mientras que en la actualidad prefieren hacerlo en vida para poder ser testigos de los resultados”, explica Nathalie Sauvanet, directora global de filantropía individual en BNP Paribas. No hay más que ver los millones destinados por grandes fortunas como Bill Gates, MacKenzie Bezos o Warren Buffett a diferentes iniciativas. La última del conocido inversor, de 3.200 millones, la semana pasada. O las promesas de las acaudaladas familias francesas Arnault y Pinault para reconstruir Notre Dame.
El banco BNP, como tantas otras grandes firmas de inversión como Credit Suisse, HSBC o JP Morgan, dispone de un área específica para asesorar a los clientes con grandes patrimonios. Y los españoles, desde hace un tiempo, suponen una parte notoria dentro de estos departamentos. “El compromiso con la filantropía es un tema de reflexión en toda Europa. Y los españoles están, en general, mejor informados y preparados profesionalmente que la mayoría de sus homólogos latinos”, prosigue Sauvanet.
Entre las tendencias que asoman en el país, continúa, está el aumento de los conocidos como filantroemprendedores, un perfil que, siguiendo los pasos de los anglosajones, opta por un enfoque empresarial inspirado en los métodos de financiación del capital riesgo. “Buscan la eficiencia y evalúan el retorno social de la inversión de sus acciones. No solo están comprometidos a nivel financiero, sino que también utilizan sus habilidades y sus redes profesionales para contribuir a sus causas”, apunta Sauvanet.
Según la experiencia recabada por BNP, los donantes españoles tienen un enfoque de la filantropía muy pragmático: “Realizan un análisis previo, verifican la utilidad y validez de sus iniciativas con filántropos comprometidos o expertos y buscan ampliar información para conocer las ventajas e inconvenientes del sector”, dice Sauvanet. Sin embargo, matiza el experto de otro gran banco, sigue habiendo importantes diferencias entre los ricos españoles y los de otros países del entorno. “El español recurre en gran medida a las donaciones asignadas a terceras partes, como ONG o asociaciones, para que sean ellas las que se ocupen de administrar el dinero. Hay más seguimiento e involucración en otros países europeos y en Estados Unidos”, afirma. No obstante, matiza el experto, esta es una tendencia que poco a poco se está corrigiendo.
Las grandes fortunas, prosigue Sauvanet, tienden a utilizar todas las herramientas que hay a su disposición, “como los regalos, donaciones, usufructos y la creación de fundaciones”. Este último, sin duda, es uno de los canales que más peso tienen en España. Tal y como cuenta Isabel Peñalosa, directora de la asesoría jurídica y de relaciones institucionales de la Asociación Española de Fundaciones (AEF), quienes recurren a este método son los grandes patrimonios, pero también familias empresarias o “los profesionales con éxito, como un deportista o un médico, un perfil creciente”.
Este tipo de fundaciones son conocidas como patrimoniales y se nutren de las aportaciones privadas del fundador y de su familia o de la fortuna del empresario, pero no de la propia compañía. En España son las minoritarias, ya que la gran mayoría de las asociaciones están vinculadas y beben del dinero de una gran organización. Otra de las tendencias que ganan peso, y que llega de Estados Unidos y el norte de Europa, es la colaboración. “En España, estas fundaciones tendían más a actuar en solitario, y ahora la colaboración es más común. Y no tiene por qué ser siempre una cooperación financiera. También se dan casos en los que se comparten el expertise o simples consejos”, argumenta Peñalosa.
El mecenazgo debe avanzar en materia educativa, dicen los expertos
El destino de las donaciones también es variopinto. España comparte con otros países los fines sociales, que siguen siendo mayoría. No obstante, cuentan los expertos, hay una tendencia cada vez mayor hacia la investigación médica y científica, algo mucho más común en las regiones del entorno. Y queda todavía profesionalizar más los destinos patrimoniales, culturales y educativos, más asentados en la cultura anglosajona. Sin ir más lejos, el pasado mes de junio, Stephen Schwarzman, fundador del polémico Blackstone, donó 165 millones de euros a la Universidad de Oxford. “En España, la mayoría de donaciones dentro de este sector están relacionadas con las becas. Tenemos que seguir avanzando”, señala Peñalosa.
En opinión de la portavoz de la AEF, el tema fiscal no es el que fomenta la filantropía, “ya que el sistema no incentiva las grandes donaciones de las personas físicas”. En este sentido, reclama Peñalosa, “planteamos incrementar los límites de las deducciones y poder aplicarlas en varios ejercicios. Miramos mucho al modelo francés, con tipos de deducción alrededor del 60%, y a otros modelos cercanos al anglosajón, con deducciones del 100% de la cantidad donada”.