Cuando el gestor estrella cae en desgracia
En las gestoras más personalistas, los errores generan más desconfianza
Ser un gestor de fondos estrella tiene sus peligros. Lo está comprobando en sus propias carnes Bruno Crastes, fundador de H2O, una firma en la que Natixis controla el 50%. La consultora de fondos Morningstar ha puesto en la picota su actuación en el fondo Allegro y el dinero ha empezado a salir de la gestora, afectando incluso a la evolución bursátil de Natixis. El banco ha perdido un 16% en dos sesiones.
Crastes era uno de los inversores en bonos más famosos de Europa. Trabajó durante 20 años en la gestora de fondos de Credit Agricole y allí se labró una fama de infalible. En 2010, ante su gran notoriedad, decidió fundar su propia firma. En apenas unos años logró superar los 30.000 millones de euros de euros bajo gestión. Sus rentabilidades eran asombrosas. Uno de los fondos que gestionaba, el H2O Multibonds (con un patrimonio de 5.000 millones de euros) ha logrado un retorno medio anual del 36% en los tres últimos ejercicios.
Los principios que inspiraban la gestora (incluido su nombre, el símbolo químico de la molécula de agua) eran la tolerancia, la humildad y la transparencia. Sin embargo, la sede de la firma estaba en la zona más cara de la ciudad más prohibitiva de Europa (Myfair, en Londres) y algunos de los activos en los que invertían eran opacos e ilíquidos.
Según la investigación, el fondo Allegro había invertido en varios bonos corporativos poco líquidos, de empresas controladas por el polémico inversor alemán Lars Windhorst. Cuando los inversores han conocido estos problemas, empezaron a salir de H2O en estampida. El viernes la gestora reconocía que había registrado 600 millones de euros de salidas de fondos en el segundo trimestre (113 millones solo el miércoles).
La caída en desgracia de Crastes tiene un precedente muy cercano. A comienzos de mes, el gestor estrella Neil Woodford tuvo que congelar las retiradas de dinero de uno de sus fondos porque no podía dar abasto a las solicitudes de reembolso. Había invertido en algunos activos ilíquidos difíciles de vender. El inversor también había fundado su propia gestora, Woodford IM, tras una exitosa carrera en Invesco.
El patrón se ha repetido otras veces. Bill Gross, el mejor inversor de bonos de la historia, dejó en 2014 Pimco, la gestora donde había fraguado su fulgurante carrera a lo largo de 30 años. Tras fichar por Janus Henderson, el inversor no volvió a lograr resultados deslumbrantes. En España, Francisco García Paramés se convirtió en el gestor más famoso del país cuando trabajaba en Bestinver. Cuando fundó su propia firma, Cobas AM, los resultados no han acompañado.