El reparto de poder en la UE activa la pugna por la presidencia del BCE
Berlín y París miden sus fuerzas por puestos clave. Si fracasan en controlar la Comisión, la alternativa está en suceder a Draghi
El proceso de selección del próximo presidente del BCE va a estar envuelto en un cruce de presiones políticas sin precedentes. El mando de la política monetaria de la zona euro es un puesto de vital importancia y que las grandes potencias europeas se van a disputar en el baile de cargos que se abre ahora tras la celebración de las elecciones al Parlamento Europeo. Esta institución deberá dar su visto bueno a la idoneidad del candidato que releve a Mario Draghi, que después debe recibir el respaldo del Consejo Europeo, por mayoría cualificada.
La elección de Draghi como sustituto del francés Jean-Claude Trichet en 2011 fue consensuada y sin sobresaltos, pero su relevo el 31 de octubre coincide en la misma fecha con la salida de Jean Claude Juncker de la Comisión Europea, con lo que la marcha del banquero italiano va a formar parte irremediablemente del reparto de poder que los líderes europeos comenzaron a negociar ayer en Bruselas.
La nueva configuración del Parlamento Europeo, en la que por primera vez conservadores y socialistas no suman mayoría absoluta, va a abrir una nueva etapa de equilibrios políticos en la que liberales –la tercera fuerza más votada– y verdes van a ser determinantes en la asignación de los principales puestos de poder comunitario.
Por lo pronto, los conservadores europeos han salido debilitados en su propósito de colocar al alemán Manfred Weber como nuevo presidente de la Comisión Europea. Pierden 38 europarlamentarios aunque han sido la fuerza más votada, con 179 escaños de los que 29 son de la CDU alemana de Angela Merkel, impulsora de la candidatura de Weber. Pero socialistas y liberales están dispuestos a hacer de contrapeso, lo que amplía la disputa por la Comisión Europea y mete en liza las candidaturas del socialista holandés Frans Timmermans y la liberal danesa Margrethe Vestager. Y si Alemania no logra la presidencia de la Comisión Europea, la siguiente baza es la del BCE, con Jens Weidmann, actual presidente del Bundesbank, como aspirante.
La baza de Weidmann
“Alemania parece mover ficha primero pero eso no quiere decir que necesariamente se lleve el gato al agua. Weidmann es un candidato fuerte y una referencia pero no sabemos si cuenta con los apoyos precisos o si la zona euro aceptará un halcón en el BCE, muy explícito en el pasado respecto a su falta de concordancia con la línea seguida en el BCE”, explica Santiago Carbó, director de estudios financieros de Funcas. No en vano, la presidencia del BCE exige un ejercicio de consenso del que Weidmann se habría desmarcado con sus pasadas críticas a la política de Draghi, en especial con las compras de deuda.
El favorito del mercado es el francés Villeroy de Galhau, en una quiniela muy abierta. Weidmann no despierta suficiente consenso político
Tanto Alemania como Francia han manifestado su preferencia por hacerse con la presidencia de la Comisión Europea antes que por la del BCE. “Esto es un indicador de que la Comisión tendrá un papel importante a la hora de marcar la agenda en los próximos años, con la reforma de la unión monetaria y de la política fiscal en un lugar más central que la política monetaria”, señalan desde Goldman Sachs, donde también destacan que el proceso de relevo de Draghi está más abierto que nunca y sujeto a un apretado calendario temporal.
Pero en el pulso por el reparto de poder en la UE, Francia también tiene un claro candidato a la presidencia del BCE, el actual gobernador del Banco de Francia François Villeroy de Galhau. “Puede que Francia tenga bastantes posibilidades, incluso aunque ya haya habido un presidente francés con anterioridad en la relativamente corta vida del BCE. Hay miembros del Consejo de Gobierno muy reputados y candidatos externos al mismo que también lo son”, apunta Carbó.
Benoit Couré está en el máximo órgano del BCE, el Consejo de Gobierno y sería sin duda la mejor elección para Alessandro Tentori, jefe de inversiones de AXA IM Italia. “Es el cerebro de las políticas extraordinarias del BCE”, señala. Pero en su contra está que su mandato vence a fin de año. Villeroy de Galhau, alineado con la política de Draghi, es uno de los favoritos del mercado, en una quiniela en la que también figuran el finlandés Erkki Likanen, exgobernador del Banco de Finlandia; el también finlandés Olli Rehn, actual gobernador y excomisario europeo pero con menor experiencia en política monetaria, y el gobernador del Banco de Holanda, Klaas Knot.
Italia, que sin Draghi se quedará sin representación en el consejo de gobierno del BCE, también se ha hecho oir. Matteo Salvini, muy reforzado tras las elecciones europeas, ya ha mostrado su interés en influir para que el BCE siga comprando bonos italianos. Sin duda, el difícil desmantelamiento de los estímulos ante la frágil situación económica promete verse enturbiado por la política.