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El Rol del Estado en la Creación de Nuevos Mercados

El caso de la inversión social en el Reino Unido

Aunque a veces tendemos a pensar en el Estado y el Mercado como conceptos opuestos a la hora de definir un sistema económico, lo cierto es que la relación entre ambos es mucho más simbiótica de lo que podría parecer. En la práctica, los gobiernos intervienen de maneras muy diversas en la economía: seguridad jurídica, empresas públicas, incentivos fiscales, contratación pública, regulación específica… son muchos los instrumentos que tienen los estados para influir en las diferentes industrias. Los mercados no aparecen por generación espontánea, sino que son el resultado de procesos políticos, sociales, y culturales en contextos concretos, en los cuales los distintos actores del sector público son elementos tan importantes como la demanda, la oferta o los intermediarios.

A la hora de estudiar el rol del estado en la creación de nuevos mercados, el caso de la inversión social en el Reino Unido es un ejemplo paradigmático debido al interés generado por esta práctica y al papel central que jugaron sucesivos gobiernos en su promoción. La inversión social o inversión de impacto se define como aquella en la que se invierte con la intención de generar un impacto social o medioambiental medible, además de un retorno financiero.

El Reino Unido ha sido pionero en este ámbito, y un reciente estudio sobre el desarrollo de este mercado entre 2000 y 2015 nos aporta unas lecciones interesantes sobre las consecuencias positivas y negativas de la intervención estatal.

En una primera fase, los nuevos mercados se suelen regir por una considerable ambigüedad en cuanto a los productos ofrecidos, los intereses de la potencial demanda, o la estructura de la propia industria. No es solamente incertidumbre respecto al precio o al crecimiento, sino una falta de capacidad para saber cuáles serán las características principales de ese mercado una vez se haya consolidado. En este contexto, la intervención del estado permite reducir esa ambigüedad inicial a través de la estandarización, el respaldo público y la provisión de recursos, que resultan en una legitimación del nuevo producto o servicio y en una estimulación de la oferta y la demanda. En el caso de la inversión social en el Reino Unido, los incentivos fiscales, la inversión en fondos de impacto privados, la creación de fondos para la capacitación de empresas sociales, el patrocinio de estudios y conferencias, la financiación para intermediarios y el uso de los bonos de impacto social en la contratación pública fueron algunas de las herramientas utilizadas tanto por el gobierno Labour como por la coalición entre Conservadores y Liberal-Demócratas.

Sin embargo, esta intervención estatal también puede tener consecuencias negativas a priori difíciles de prever. En este caso, el hecho de llevar a cabo un intervencionismo muy centralizado y en una época donde el sector social estaba sufriendo las consecuencias de la crisis financiera (a través de una reducción en los fondos que recibían del sector público), el apoyo del gobierno dio lugar a una falta de flexibilidad en los productos ofrecidos, a una sensación de que las expectativas no se estaban cumpliendo y a la crítica por parte de las organizaciones del sector social. En general, hubo un aumento de la tensión y el conflicto entre las entidades cercanas al gobierno y el grueso de las empresas sociales, que se fue solucionando más tarde a través de procesos de colaboración y de cambios en la estrategia del gobierno.

Además de ayudarnos a entender de manera genérica el rol del sector público en la creación de nuevos mercados, las lecciones de este caso son de gran utilidad ahora que la inversión de impacto está emergiendo en España. Hasta ahora el papel de los gobiernos nacionales, autonómicos y locales ha sido muy reducido, pero el apoyo de los organismos europeos y las demandas de la sociedad civil están empezando a impulsar su intervención. Con una gran implicación de algunas fundaciones, incubadoras sociales, inversores e instituciones académicas, la creación del mercado de inversión de impacto en España está siendo un proceso inclusivo y colaborativo. Con ESADE como socio académico, la asociación Foro Impacto ha trabajado en crear consensos entre actores de procedencias muy diversas y con el objetivo puesto en que la comunidad inversora tenga cada vez más en cuenta el impacto social y medioambiental y contribuya así al crecimiento de la economía de impacto.

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