Los partidos quieren mejorar la financiación universitaria, pero discrepan en las formas
PSOE y Podemos apuestan por más peso público mientras que PP y Cs eligen otras fórmulas
El gasto público en educación, desde que alcanzase su máximo histórico en 2009 al superar los 53.800 millones de euros, no ha logrado recuperarse. En 2017, el Estado sumó casi 2.000 millones a las cuantías fijadas un ejercicio antes, llegando a superar los 49.450 millones, la cifra más alta desde 2012. Sin embargo, en relación al PIB, esta cifra supuso solo un 4,24%, la más baja desde 1995.
Las consecuencias de esta reducción no pasan desapercibidas. La educación universitaria, que recibió en 2017 más de 9.367 millones de euros, lejos de los 10.600 millones de 2010, ha perdido casi 100.000 alumnos en sus estudios de grado durante la última década. Los recortes han visto menguado también el gasto en I+D, que ha pasado del 1,4% de 2010 al 1,19% actual.
Mejorar la financiación de las universidades, por ello, es uno de los objetivos de los cuatro principales partidos. En lo que no se ponen de acuerdo es en cómo lograrlo. A un lado podrían situarse PSOE y Unidas Podemos, que proponen una mayor inversión pública en todas las ramas educativas. La formación de Pedro Sánchez aboga por destinar el 5% del PIB a esta tarea en 2025. La coalición que lidera Pablo Iglesias propone, por su parte, pasar del 4% actual al 5,6% en 2023.
Al otro lado podrían situarse Ciudadanos y el PP, que sin hablar de dinero público se decantan por otras medidas de tinte más liberal. La formación de Pablo Casado, por ejemplo, apuesta por impulsar figuras similares a las de los contratos programa y por poner en marcha iniciativas de excelencia que faciliten una financiación complementaria, aunque sin especificar cuáles. Ciudadanos propone, en esta línea, premiar con dinero adicional a las facultades con mejores resultados.
Con la financiación también tienen mucho que ver las tasas universitarias. Y aquí, como en la inversión pública, tampoco hay consenso. Unidas Podemos, a un lado, defiende una educación pública "totalmente gratuita para que cualquier persona pueda acceder a la universidad, independientemente de su origen", señala Joan Mena, de En Comú Podem. En este sentido, mientras que la pública absorbía al 85% de los graduados en 2008, hoy la cifra ha bajado hasta el 64%, haciendo que la privada aproveche ese cambio de tendencia.
En el otro extremo, el PP advierte del riesgo de "empobrecer la universidad si una posible bajada de las tasas no se ve acompañada de una inyección financiera", explica Silvia Valmaña, del PP. Los socialistas, por su parte, defienden alcanzar una gratuidad progresiva para las primeras matrículas, mientras que la formación naranja se decanta por buscar un modelo de tasas "que no descapitalice la universidad y que de alguna forma se adecue a las características de cada perfil", apunta Marta Martín, de Ciudadanos.
Dar aire a las becas se alza como otra de las propuestas de las formaciones, pero como antes, parece no haber acuerdo en el cómo. El PSOE apuesta por "un sistema de becas que se amplíe a todos los niveles educativos", apunta el socialista Juan José Moreno, enmarcando las cuantías en el 5% del PIB. Podemos plantea aumentar las ayudas y sus cantidades, asociándolas a la posición económica del alumno. Asimismo, propone establecer un calendario para que los pagos se resuelvan antes del comienzo del curso académico y se ingresen durante el primer trimestre.
También Ciudadanos opta por las ayudas al estudio: "Es absolutamente injusto que alguien se quede sin estudiar por no poder pagar una matrícula", dice Marta Martín. El PP, por su parte, quiere valorar no solo las circunstancias económicas y sociales, sino también "el esfuerzo de los alumnos". Con todo, desde el PSOE, Moreno reconoce que ve más factible un pacto por la ciencia o un pacto por la universidad que un acuerdo educativo total y de calado.
Hablan los rectores
Desde la barrera del ruedo electoral, un portavoz de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) recuerda la "situación de riesgo que atraviesa la universidad desde hace 10 años", e insta a los partidos a negociar para dar pie a un acuerdo que, sobre todo, sea sostenible en el tiempo. También insiste en que las partidas españolas en educación superior, en relación con el PIB, siguen por debajo de la media de la OCDE, "algo que debería corregirse cuanto antes".
Los casos del máster de Cristina Cifuentes, Pablo Casado y Carmen Montón también han entrado en campaña. Las cuatro principales formaciones apuestan por "despolitizar la universidad", así como dotarla de más autonomía y mejores mecanismos para la rendición de cuentas. Lo que se ha visto en los últimos meses, explican Martín, "no puede volver a repetirse".
PSOE y Podemos también incluyen propuestas para mejorar las condiciones laborales del profesorado. "Proponemos una suficiencia económica que acabe con la precariedad laboral de los docentes, que en algunos casos ganan menos de 600 euros al mes", recuerda Mena.
La FP, las STEM y la empleabilidad entran en campaña
La FP gana peso. La Formación Profesional, la rama de la educación superior más denostada e infravalorada en España, se hace un hueco en la campaña. El país, con una tasa de matriculación que se reduce al 12%, debe impulsar esta disciplina cuanto antes según advierte la OCDE, cuyos países miembros alcanzan una matriculación media del 26%. Las cuatro grandes formaciones proponen planes para conectarla con el mercado laboral y actualizar sus planes formativos, a la par que dotarla con algo más de oxígeno económico e incluso promover su gratuidad total, en el caso de Unidas Podemos, o llevarla a las zonas rurales, en el caso del PSOE. PP y Ciudadanos inciden en la necesidad de adaptar las asignaturas y temarios a la realidad del mercado, así como fraguar un mayor contacto entre los centros y las empresas.
El año de las STEM. Las ramas STEM (ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas), cuya matriculación no llega al 25% en España, han cogido protagonismo en los últimos meses. En sus programas, PSOE, PP y Ciudadanos apuestan de lleno por estas disciplinas, tanto a la hora de darles más peso en los contenidos formativos como en el momento de incentivar el interés entre los jóvenes, así como formar al profesorado en las nuevas tecnologías. Unidas Podemos, por su parte, apuesta por romper la brecha de género en estas disciplinas.