Las grandes agencias desarrollan el rating sostenible ante el interés de los gestores
Los criterios de ESG toman más relieve en los análisis. Las gestoras prevén un impulso para la inversión responsable
La inversión sostenible es una tendencia creciente y cada vez más en boga pero que no resulta de fácil puesta en práctica. Al análisis habitual de los parámetros financieros que exige la gestión de activos se suma la valoración del grado de cumplimiento de los criterios de sostenibilidad por parte de una compañía. Es decir, en qué medida respeta el medio ambiente y está comprometida con la lucha contra el cambio climático, cuál es su implicación en cuestiones sociales como la igualdad de género o la inclusión y qué cuál es su cumplimiento de los criterios de buen gobierno corporativo.
“Es más complejo de lo que parece. Si una multinacional construye un edificio con una alta calificación de eficiencia energética justo al lado de una autopista, hace que sea inaccesible por transporte público”, explican en Robeco,
Para los estándares puramente empresariales, los gestores ya cuentan con la calificación de las agencias de rating, una referencia a partir de la que analizar una compañía y tomar decisiones. El grado de cumplimiento de los criterios de sostenibilidad es en cambio más difícil de valorar, aunque las firmas de inversión van a empezar a contar también con el análisis de esta materia por parte de las grandes agencias de rating.
Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch –junto a un extenso grupo de agencias de menor relieve como Scope o Dagon Global o Axesor– ya se han puesto manos a la obra para incorporar los criterios de inversión sostenible dentro de su calificación financiera. Se han adscrito a la iniciativa lanzada por Naciones Unidas en mayo de 2016 a través de los PRI (Principles of Responsible Investment), una suerte de lobby que busca desde entonces implicar a las agencias de rating para impulsar la inversión sostenible.
Fitch señala que los aspectos de gobierno corporativo tienen el mayor impacto en el rating, seguidos de los sociales
“Tomar decisiones de inversión teniendo en cuenta los criterios de ESG (medioambiental, social y gobierno corporativo) en sentido amplio es ya una realidad para muchos inversores. Nos dábamos cuenta de que hay una gran cantidad de información sobre sostenibilidad en el mercado, pero con poca claridad sobre cuánto de todo esto se relaciona con el crédito”, reconoce Pilar Auguets, analista de Fitch para eléctricas españolas.
Información específica
Fitch lanzó el pasado diciembre su enfoque específico para la inversión responsable, incorporando consideraciones que venía haciendo pero que ahora toman más visibilidad para los inversores interesados. Así, sin llegar a establecer un rating paralelo, incluye factores de sostenibilidad en un ránking de 1 a 5, en el que una puntuación de 5 supone que la sostenibilidad es un factor muy relevante, hasta el punto de provocar un cambio de rating o de perspectiva, mientras que la puntuación de 1 ó 2 implica que los criterios ESG son irrelevantes para la calificación.
Por ejemplo, en el caso de Canal de Isabel II, Fitch le concede un 4 en gobierno corporativo, por los episodios de fraude por parte de algunos exdirectivos en compras en América Latina.
S&P tiene previsto anunciar la próxima semana novedades en la incorporación de la sostenibilidad en sus rating. La agencia ya avanzó en enero que comenzaba a incluir los criterios ESG en sus calificaciones, comenzando por los sectores del petróleo y el gas y las eléctricas. En su informe del pasado marzo sobre Enagás, a la que rebajó el rating tras su inversión en Tallgrass, S&P hace una mención expresa a los criterios de ESG. Afirma que no pesan sobre el rating de la compañía, que tiene un buen historial de cumplimiento.
“La incorporación de las grandes agencias de rating a la inversión sostenible va a ser determinante y puede tener una onda expansiva evidente”, explica Xavier Fábregas, director de la gestora de Caja de Ingenieros, una de las entidades españolas más activas en ESG. Hasta ahora, esta entidad trabaja con Sustainalytics, una firma que le sirve como primera referencia. “Puede que sea necesaria más profundidad en la información disponible pero cada gestora también trabaja con su metodología y tiene claro qué es una controversia insalvable”, añade.
El impacto en la calificación financiera
Moody’s recuerda que uno de los principales motivos de la caída en la calificación de las empresas eléctricas en Europa en la última década –de tres escalones por término medio– es la exposición a riesgos medioambientales y su correspondiente regulación.
S&P realizó un análisis de sus acciones de rating entre 2015 y 2018 en el que identificó un total de 372 ocasiones en que los criterios de sostenibilidad habían tenido un impacto en la calificación. Además, en el 15% de los rating corporativos, la sostenibilidad formó parte importante del análisis.
Fitch precisa que menos del 3% de las empresas tienen un factor de ESG capaz por sí solo de provocar un cambio en el rating, generalmente a la baja, si bien alrededor del 22% de los emisores tiene elementos en cuanto a la sostenibilidad que ejercen algún nivel de influencia en la calificación financiera.