Competencia aprecia problemas en banca minorista, pymes, TPV y cajeros en la segunda fase de la opa del BBVA
La CNMC cambia de criterio e incluye a las patronales en los test de mercado que realiza sobre la oferta

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) avanza en la decisión final acerca de la opa del BBVA sobre el Sabadell. Tras haber decidido en noviembre ampliar la evaluación de la transacción, esta institución sigue apreciando riesgos para la competencia en tres aspectos tras haber culminado prácticamente la segunda fase de este análisis, según indican fuentes de mercado. El primer asunto es la banca minorista, con un foco especial en el mercado de pymes; en el segmento de servicios de pago o TPV y en la red de cajeros automáticos. En este contexto, la CNMC ha iniciado un test de mercado, con el que busca conocer si los compromisos planteados por el BBVA en estos aspectos son suficientes para garantizar la libre competencia en el mercado bancario si la opa sale adelante.
El regulador decidió en noviembre ampliar el escrutinio sobre la transacción a una segunda fase, al apreciar problemas de competencia en el mercado de pymes y en pagos. Esto supone apostar por un análisis más estricto de la transacción, en el que podían intervenir terceros interesados y se pedía opinión a las comunidades autónomas más afectadas, Cataluña y la Comunidad Valenciana. Los plazos iniciales suponían que la decisión estuviese lista para finales de marzo, pero todo apunta a que se dilatará más.
Casi cinco meses después, Competencia mantiene el grueso de los recelos que expresó entonces. En concreto, el análisis de la segunda fase cita los riesgos en banca minorista, fundamentalmente en localizaciones donde la entidad resultante quedará en situación de monopolio o duopolio. También el posible endurecimiento de las condiciones comerciales a particulares y pymes y un eventual recorte del crédito a este último segmento de clientes. La CNMC también pone el acento sobre el mercado de TPV por un riesgo de empeoramiento de la oferta comercial a nivel nacionales, al igual que sobre la red de cajeros.
El BBVA defiende que, ya durante la primera fase del proceso en Competencia, presentó unos compromisos (remedies, en la jerga) sin precedentes. Una parte de ellos estaban basados en los que ya ofertó CaixaBank en 2021 para absorber Bankia, como mantener las condiciones comerciales en los 69 códigos postales en los que la entidad resultante se quedaría en monopolio o no cerrar oficinas allí donde la entidad se queda sola o con un competidor. Los combinó con otros más específicos, fundamentalmente en el mercado de pymes, donde propone mantener las líneas de circulante durante 18 meses y aplicar precios medios nacionales o, para los cajeros, mantener el acceso a todos los Euro 6000 a los clientes del Sabadell por 18 meses.
Competencia, sin embargo, no los consideró suficientes para blindar el mercado durante la primera fase. Por ello, el BBVA, en esta segunda fase, ofreció una lista de compromisos más duros en algunos aspectos, como en las condiciones a pymes o pagos y con plazos más amplios, tal y como publicó este periódico el pasado 18 de marzo. Desde que la CNMC decidió abrir la segunda fase, el BBVA ha modificado en tres ocasiones su oferta de compromisos, la última esta misma semana.
Después de esto el regulador ha iniciado los test de mercado, en los que analizará si estos compromisos consignados son adecuados para mantener intacta la situación de competencia. Esta institución considera que lo ofertado en pymes y pagos no ha sido analizado antes en otras fusiones bancarias y si efectivamente evitarían que las condiciones comerciales a las pymes empeorasen, se les redujesen el crédito o se encareciesen los costes en servicios de pagos.
La opinión del Sabadell, recogida en las alegaciones planteadas al pliego de concreción de hechos, es que no son suficientes. Aboga por obligar a la entidad resultante a vender parte de su negocio de pymes, así como que no se utilice el análisis de competencia a través de códigos postales.
En este contexto, Competencia ha cambiado de criterio en una de sus decisiones clave en el análisis de la opa del BBVA sobre el Sabadell. La entidad ultima su estudio de la transacción con un test de mercado en el que ha decidido incluir también la opinión de las principales patronales.
En un principio, el plan de la CNMC era hacer un test de mercado rápido, preguntando mayoritariamente al resto de bancos por su opinión sobre cómo quedaría la competencia tras la opa con esos compromisos. El criterio sería similar al que siguió a finales de año, en el inicio de la fase dos, cuando desestimó todas las personaciones de asociaciones empresariales y sindicatos en el proceso de aprobación de la opa. Esto ha llevado a algunos de estos actores, como la patronal catalana Foment del Treball o sindicatos como UGT, a acudir a la Audiencia Nacional para solicitar que Competencia tenga en cuenta su opinión, incluyendo la paralización del proceso de autorización a través de las medidas cautelares solicitadas.
Ante esta presión judicial, la CNMC ha optado por hacer un análisis más amplio. Fuentes conocedoras de la evolución de la opa señalan que la CNMC, con el objetivo de recabar datos e información relacionada con el mapa bancario catalán, ha contactado con diferentes actores que han mostrado su oposición. Este proceso, que le da a estas patronales 10 días para responder, hace que los plazos se prolonguen durante las próximas semanas. En cualquier caso, está aún en fase de instrucción, llevado a cabo por la sala de Competencia, y aún no ha llegado al pleno del regulador, que será el que tome la decisión final. Un portavoz de la CNMC ha declinado hacer comentarios.
En Cataluña, la operación ha hecho aflorar el rechazo sin matices de las entidades que representan al sector económico y empresarial. Una de las voces más activas es la patronal Foment del Treball. La entidad que preside Josep Sánchez llibre ha puesto de manifiesto que si la fusión sale y el Sabadell desaparece, se perderán 75.000 millones de crédito a pequeñas y medianas empresas, lo que a su vez llevará al cierre a decenas de miles de pymes y autónomos. También Pimec ha movido pieza para mostrar su oposición a la ofensiva del BBVA sobre el Sabadell. La patronal de la pequeña y mediana empresa empresa ha encabezado un manifiesto, respaldado por más de 30.000 empresas, que hace un alegato a favor de la competencia en el mercado bancario. También la estatal Cepyme se ha alineado con Foment en este aspecto, mientras que CEOE no se ha pronunciado.
Sobre el papel, la opinión de estas asociaciones empresariales será muy contraria a la opa y reflejarán sus temores en cuestiones de competencia. Una vez que termine el test de mercado, las conclusiones se incorporarán al expediente, que ya se encuentra muy avanzado. Y serán determinantes para dirimir si la CNMC asume los compromisos propuestos por el BBVA o si introduce condiciones extra en virtud a las preocupaciones de estas asociaciones.
En cualquier caso, una vez se pronuncie la CNMC será el turno del Gobierno, que se ha pronunciado radicalmente en contra de la operación. En la llamada tercera fase, el Ministerio de Economía deberá proponer al Consejo de Ministros si amplía o reduce los remedies impuestos por la institución que pilota Cani Fernández, pero por cuestiones distintas a las de Competencia y que radiquen en el interés general.