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Santander da a los bonistas una dolorosa lección

Que no acuda a la opción de compra de sus ‘cocos’ da cierta claridad al mercado, pero no siempre será así en situaciones similares

Sucursal de Santander en Río de Janeiro (Brasil).
Sucursal de Santander en Río de Janeiro (Brasil).REUTERS

Santander ha dado a los bonistas una lección dolorosa, pero necesaria. El banco español optó ayer por no amortizar los bonos híbridos a la primera oportunidad, desobedeciendo una convención del mercado. Al menos los acreedores saben que los bancos pondrán los intereses de los accionistas por encima de los suyos.

El banco de Ana Botín se ha visto envuelto en un delicado debate sobre la ética del mercado de bonos. Después de la crisis financiera de 2008, los reguladores se dieron cuenta de que la deuda perpetua de los bancos era cualquier cosa menos perpetua, porque los valores se estructuraban con cupones que saltaban después de, digamos, cinco años, para incentivar a los bancos a canjearlos anticipadamente. Esto creó la presunción de que los bonos siempre serían recomprados, haciendo de una extensión una señal de angustia potencial.

Los títulos híbridos posteriores a la crisis también contenían opciones de rescate anticipado, pero sin que aumentara el cupón de penalización, lo que significa que, en teoría, los bancos solo deberían cumplir con la demanda si fuera posible refinanciar el bono a un tipo de interés similar o más barato. Hasta ahora, los bancos han evitado molestar a los tenedores de bonos. Sin embargo, la subida de los rendimientos de la deuda bancaria en los últimos meses ha hecho que algunos bonos, como los 1.500 millones de euros en cocos de Santander, que tienen una primera opción de compra en marzo, sean mucho más caros de refinanciar.

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La decisión de Santander debería haber estado clara. Después de la opción de compra de marzo, los cocos pagarán un cupón equivalente a un diferencial de 541 puntos básicos sobre los tipos swap interbancarios. Pero sustituirlos por nuevos bonos habría costado alrededor de 100 puntos básicos más, según un banquero.

Sin embargo, los inversores habían empezado a tener esperanzas de que Santander podía amortizar los títulos. El banco se sumó a la confusión: la semana pasada emitió un nuevo bono híbrido a inversores estadounidenses, que fue interpretado como un signo de que tenía la intención de acudir a la opción de compra de marzo. El precio del bono en el mercado secundario saltó de alrededor del 97% de su valor nominal a alrededor del 99%. Ahora parece que ese bono fue emitido para pagar un valor diferente, cuya opción de compra es en mayo.

El hecho de que Santander no haya acudido a la opción de compra proporciona cierta claridad, incluso aunque los tenedores de bonos se sientan molestos. Pero el caso no siempre estará claro. El banco español ha emitido toda la deuda híbrida que necesita, un hecho que puede hacer que esté más dispuesto a adoptar un enfoque duro. Los bancos más débiles que todavía tienen que emitir querrán mantener a los tenedores de bonos contentos. Los reguladores, sin embargo, tendrán cuidado de no permitir que retiren capital barato. Esto deja un amplio margen de maniobra para más trastornos en el mercado de bonos.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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