El número de mujeres en la ciencia lleva estancado desde hace una década
El porcentaje medio de investigadoras no logra pasar del 39% desde el año 2008
La verdad es que me gustaría poder decir otra cosa. Pero los datos son los que son, y distan mucho de ser los deseables”. Así introdujo ayer Ángeles Heras, secretaria de Estado de Universidades e I+D+i, la presentación del informe bienal Científicas en cifras 2017, que analiza la presencia de las mujeres en los distintos ámbitos y niveles de la ciencia en España, con especial énfasis en la carrera investigadora en universidades y organismos públicos de investigación (OPI). De media, según indica el estudio, la presencia de la mujer en el sector lleva prácticamente inalterada desde el curso 2008-2009, sin lograr superar el 39%.
Así, aunque la situación ha mejorado levemente en algunas ramas, como la enseñanza superior, que ha pasado del 41% al 43%, en términos absolutos el crecimiento es casi inexistente. La Administración pública se mantiene en un 48%, y las empresas del sector privado solo han avanzado un punto en este periodo, hasta llegar al 31%. “A pesar de que las cifras no son buenas, este tipo de análisis son muy útiles. Primero, porque nos dan una radiografía exacta de la situación. Segundo, porque nos permiten saber dónde hay que actuar”, enfatizó Heras. Y donde hay que tomar medidas urgentemente, prosiguió la secretaria de Estado, es en las capas inferiores del sistema educativo.
En España, más de la mitad de las personas con estudios universitarios son mujeres, pero analizando los campus por áreas de conocimiento, la brecha de género es llamativa: mientras que ellas son mayoría en las carreras de ciencias de la salud (72% desde 2012), solo representan el 25% del alumnado en carreras científicas como Física, Matemáticas o Ingeniería, y menos del 12% en Informática. “Esto es algo importante, porque en el futuro los mejores trabajos, y la mayor parte de ellos, van a estar relacionados con esas ramas. La ciencia necesita de la mirada femenina”, señaló Heras.
Y aunque es en la etapa universitaria donde más palpable se hace la brecha, los datos demuestran que el sesgo de género llega mucho antes. Según un estudio presentado por la Universidad Camilo José Cela (UCJC) este fin de semana, a la edad de 15 años solo el 4,2% de las adolescentes quiere dedicarse a alguna de las áreas STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés). La falta de confianza, la presión social por estudiar una rama leída culturalmente como masculina o una mayor sensación de verse sometidas al escrutinio son las razones principales. Además, para las que finalmente eligen dedicarse a la ciencia, el mundo laboral no es ni mucho menos fácil: es una carrera de obstáculos “en la que las mujeres tienen menos oportunidades”, en palabras de la directora del CNIO, María Blasco.
El informe presentado por el ministerio viene a colación del Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, establecido por la ONU hace cuatro años y que se celebra cada 11 de febrero. Pero “creo que es importante dedicar todo el año, y no solamente estos días, a despertar el interés por la ciencia desde edades tempranas. No podemos prescindir del 50% de la población que representan las mujeres”, apuntó la presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Rosa Menéndez.
A los 15 años, solo el 4% de las niñas quiere dedicarse al mundo STEM
Esta brecha, según advierte el citado documento, va más allá de los porcentajes de matriculación. En la carrera investigadora, por ejemplo, destaca la escasa representación de mujeres en las categorías de mayor rango: hay un 79% de catedráticos frente a un 21% de catedráticas, un 87,5% de directores o presidentes de OPI frente a un 12,5% femenino, y un 84% de rectores en las universidades públicas frente al 16% de rectoras. “Podemos afirmar por lo tanto que existen evidencias claras de la segregación de género, el conocido como techo de cristal, en el I+D+i investigador español”, aseguró Heras.
En el ámbito de la financiación, la tónica es la misma. La solicitud y concesión de ayudas públicas para todos estos proyectos es también desigual, manteniéndose prácticamente inamovible desde el año 2013. Así, en 2016 los hombres solicitaron el 65% de las subvenciones y las mujeres el 35%. A la hora de recibir las ayudas, ellos recibieron el 68% de los fondos y ellas el 32%. La tasa de éxito, por ello, también es dispar. La de ellos se situó en el 49% y la de ellas siete puntos porcentuales por debajo.