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Parálisis en el laberinto interminable del Brexit

May, que presenta el lunes una nueva hoja de ruta, sigue enrocada en mantener la fecha de salida, frente a la creciente petición de un segundo referéndum

Un manifestante anti-Brexit camina fuera del Parlamento británico en Londres.
Un manifestante anti-Brexit camina fuera del Parlamento británico en Londres.Reuters

La convulsión política en Reino Unido en torno al Brexit no cesa. Este martes, el Parlamento británico rechazó por una apabullante mayoría el acuerdo de salida negociado entre Theresa May y Bruselas, y un día después la primera ministra británica superaba la moción de censura presentada por su adversario político, el laborista Jeremy Corbyn. Esta semana también se esperan curvas. El lunes, la premier presenta ante la Cámara de los Comunes una nueva hoja de ruta –de la que apenas han trascendido detalles– y que será sometida a votación el martes de la semana siguiente, 29 de enero, a dos meses exactos de la fecha prevista para que Reino Unido salga de la Unión.

Todas las vías siguen abiertas: la posibilidad de que se extienda el plazo de salida –una opción vista cada vez más inevitable por la mayoría de analistas–, que se celebre un segundo referéndum, que se culmine una salida abrupta sin acuerdo o, todo lo contrario, que se acabe dando marcha atrás a todo el proceso. Mientras perdure esta situación de incertidumbre, UBS aconseja mantener y no incrementar la exposición a activos británicos y a la libra, dado que cabe esperar que la volatilidad se siga manteniendo alta.

Tras varias rondas de negociación con la mayoría de fuerzas parlamentarias, May presentará el lunes un plan alternativo a su acuerdo del Brexit ante los diputados británicos, al que se podrán presentar enmiendas que serán debatidas a lo largo de la semana. No parece, sin embargo, que tras sufrir la mayor derrota parlamentaria en la historia del país, la premier vaya a conseguir recabar los apoyos necesarios, máxime cuando se ha mostrado reacia a revisar sus propias líneas rojas.

“Dadas las numerosas cuestiones que dividen al Parlamento, parece poco probable que el Gobierno pueda presentar un conjunto de propuestas que cambien la opinión de al menos 116 diputados”, opina el economista europeo de Schroders, Azad Zangana. Para sacar adelante el acuerdo del Brexit, May necesita el respaldo de por lo menos 318 diputados, pero en la votación del pasado martes únicamente tuvo el respaldo de 202, ya que más de un tercio de la bancada tory le dio la espalda y votó en contra del texto.

A pesar de que May calificó de “constructivas” las reuniones mantenidas con varios partidos de la oposición –entre ellos los nacionalistas escoceses y los liberales; tercera y cuarta fuerza parlamentaria, respectivamente–, estos criticaron el inmovilismo de la premier y su negativa a debatir sus peticiones: la posibilidad de que Reino Unido entre a formar parte de la unión aduanera, o que se plantee la extensión del artículo 50 del Tratado de la UE (que fija el plazo de salida), o la celebración de un segundo referéndum que desencalle la situación.

El laborista Jeremy Corbyn fue el único líder político que se negó a sentarse con May, tras condicionar la reunión a que la conservadora excluyera la posibilidad de que Reino Unido abandone la UE sin acuerdo, algo que esta rechazó. Corbyn la acusó además de aprovechar esa baza para “chantajear” al resto de diputados con un “acuerdo chapucero”.

Bruselas, por su parte, ha venido reiterando que la pelota se encuentra en el tejado de Downing Street y que procede a Londres decir claramente qué es lo que quiere. Pese a reiterar que la UE se encuentra perfectamente preparada para encajar un Brexit duro, los socios comunitarios tendieron la mano, una vez más, a May y le propusieron el jueves extender el plazo de negociación y posponer la salida, aunque con dos condiciones. La primera, que Londres presente un texto consensuado con la oposición; y, la segunda, que ese acuerdo sea mucho más ambicioso y estreche los lazos comerciales, de tal forma que no fuera necesario incluir la polémica salvaguarda en la frontera norirlandesa, que tantos escollos ha suscitado.

El 56% de los británicos respaldaría la permanencia de Reino Unido en la UE, según una encuesta reciente de YouGov

Por mucho que May haya declinado la oferta europea, a menos de 70 días de que se consume el plazo de salida, muchos analistas –entre ellos Citi–, dan una probabilidad “muy alta” a la extensión del plazo para la salida. Lo contrario conllevaría casi irremediablemente una ruptura abrupta, algo que la mayoría de diputados británicos pretende evitar a toda costa.

La extensión de artículo 50 tendría que ser solicitada por Londres y aprobada por unanimidad de los Veintisiete, a diferencia de la revocación total del Brexit, que podría plantear unilateralmente el país. El propio ex primer ministro laborista Gordon Brown y su antecesor, Tony Blair, han defendido el aplazamiento durante un año, para poder celebrar asambleas ciudadanas, ante “la creciente desconfianza entre la gente y el Parlamento” y la incapacidad de la Cámara de “romper la parálisis”, en palabras de Brown.

La ampliación del plazo de salida permitiría plantear la celebración de una segunda consulta, una opción que parece ganar peso y que el Gobierno de May ha descartado hasta el momento. El jueves se filtró que el Ejecutivo tory calculaba que la organización de una consulta llevaría un año, el doble de lo que estima UBS –24 semanas–, que se basa en el grupo de expertos del Constitutional Unit. Mientras que May defiende que un segundo referéndum iría contra el mandato ciudadano del junio de 2016 (cuando se celebró la votación) y solo serviría para fragmentar todavía más a la sociedad, los nacionalistas escoceses, los liberales, así como una facción de los laboristas, defienden su celebración ante la probabilidad de que el resultado fuera favorable a la permanencia en la UE, un escenario que respaldan las últimas encuestas de YouGov.

Londres no tendrá listo ningún tratado comercial con países terceros

Reino Unido no ha podido cerrar “ninguno” de los tratados comerciales con terceros países que se proponía tener listos para la fecha de salida de la UE, el próximo 29 de marzo, según reveló el viernes al Financial Times (FT) un funcionario familiarizado con un memorándum interno del Gobierno de Theresa May.

Hasta 40 acuerdos. El ministro británico de Comercio Internacional, Liam Fox, afirmó en 2017, poco después de que Londres activara el proceso de salida de la UE, que el Ejecutivo replicaría los 40 acuerdos comerciales que mantenía entonces el bloque comunitario con terceros países antes de la ruptura.

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