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Último trámite antes de que el Rey inaugure el controvertido aeropuerto de Murcia

El Gobierno habilita la infraestructura como puesto fronterizo, abierto al tráfico con países ajenos al acuerdo Schengen

Avioneta de pruebas, en abril de 2015, en la pista del aeropuerto internacional Región de Murcia.
Avioneta de pruebas, en abril de 2015, en la pista del aeropuerto internacional Región de Murcia.Efe
Javier Fernández Magariño

El Gobierno ha cumplido con el último de los trámites necesarios para la apertura al tráfico del nuevo aeropuerto internacional de la Región de Murcia, llamado a sustituir a San Javier y que el Rey Felipe VI va a inaugurar en la mañana del martes. Junto a él, cortarán la cinta el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, y el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras.

El BOE publica esta mañana una orden (PCI/7/2019) por la que se habilita la nueva infraestructura como puesto fronterizo. Se trata de una exigencia fijada en el código de fronteras Schengen y establece que el aeropuerto cuenta con las instalaciones necesarias para garantizar el tráfico aéreo con terceros países, así como la habilitación como paso fronterizo. Se abre, de este modo, al tránsito de viajeros y sus equipajes fuera del citado espacio Schengen.

La orden señala que la habilitación del aeropuerto Región de Murcia, conocido popularmente como Corvera, sustituye como puesto fronterizo al aeropuerto de Murcia-San Javier, que permanecerá activo para el tráfico militar.

Una pista y 12 millones de pasajeros como objetivo

El aeropuerto de Corvera dista unos 30 kilómetros de la ciudad de Murcia, cuenta con una pista y sus previsiones pasaban por alcanzar los 12 millones de pasajeros en 2030.

Este aeropuerto en concesión fue levantado antes de la crisis junto a los de Ciudad Real y Castellón. Los tres coincidieron en la ausencia de aviones en sus pistas, pese a que el de Castellón ha llegado a funcionar al ralentí.

El arranque de operaciones en Corvera llega después de años de fuerte polémica. La instalación fue promovida por el Gobierno regional murciano y ofrecida en concesión a un grupo de empresas lideradas por Sacyr. Las obras concluyeron en abril de 2012 tras diez años de trámites y una inversión de 270 millones de euros, pero la constructora y sus socios perdieron la concesión.

Decidida la reversión a manos públicas, fue Aena la que se impuso en el nuevo concurso para hacerse con la gestión de la infraestructura en el área de influencia de Murcia, sur de Alicante, La Manga, Cartagena y costa almeriense. Al no contar con tráfico militar, Corvera ofrece mayor flexibilidad que San Javier para la programación del tráfico.

La batalla entre la concesionaria y el gobierno murciano

Un grupo de inversores con fuertes vinculaciones a Murcia, Sacyr, Cajamurcia, Grupo Fuertes y la cementera La Cruz, creó la Sociedad Aeropuertos de Murcia (Aeromur) en julio de 2001, que a la postre se alzó con la concesión de Corvera. Antes de ello, en mayo de 2003, Medio Ambiente aprobó el estudio de impacto ambiental y Fomento otorgó la declaración de interés general a la infraestructura. El Gobierno murciano también calificó de interés el proyecto. El plan director del aeropuerto fue presentado por el Ejecutivo murciano en septiembre de 2005, para ser aprobado seis meses después.

Imagen aérea de la construcción de la torre de control y edificio terminal del aeropuerto murciano.
Imagen aérea de la construcción de la torre de control y edificio terminal del aeropuerto murciano.

Aeromur ganó en abril de 2007 el contrato para la construcción y explotación del aeropuerto durante un plazo de 40 años. El Gobierno regional llegó a prestar un aval de 200 millones, del que se dispusieron 182 millones, para sacar adelante el proyecto ante las dificultades para levantar financiación ya en plena crisis. Y fue en 2013, con el aeropuerto de Corvera ya finalizado, cuando comenzó un tenso pulso entre la Administración Autonómica, que entonces lideraba Ramón Luis Valcárcel, y Sacyr, primer accionista de Aeromur con el 60,7% del capital. El Gobierno murciano había activado un expediente de resolución de la concesión por el incumplimiento del calendario de arranque de las operaciones, pese a que Aeromur defendió que no existían plazos concretos entre las condiciones del contrato

También se achacó a la concesionaria la falta de diligencia para tramitar la documentación, que la empresa no aportara un organigrama de responsables del aeropuerto, y no desarrollara instalaciones complementarias como un complejo comercial y de ocio comprometidos.

Judicialización

Las obras concluyeron en abril de 2012 tras diez años de trámites y una inversión de 270 millones de euros, pero Sacyr y sus socios perdieron la concesión

Tras perder el activo, Sacyr, que había concluido con éxito la certificación del aeropuerto, llevó el conflicto hasta el Tribunal Supremo después de que la constructora perdiera un primer asalto en el Tribunal Superior de Justicia de Murcia, que obligó a entregar las llaves de la instalación. Esta llegó a tener fecha de apertura fijada para el 7 de abril de 2015, pero será casi cuatro años después cuando se proceda a su inauguración.

En el capítulo de agravios denunciados por los inversores privados, la Administración negó hasta en tres ocasiones el reequilibrio de la concesión pese a la entrada de España en la crisis. Aeromur argumentó que la recesión motivaría un incumplimiento de previsiones de tráfico y puso de manifiesto que distintos cambios regulatorios inesperados en 2009 elevaban las obligaciones y costes como gestor aeroportuario.

Desde la Consejería de Obras Públicas siempre se defendió que no había lugar al otorgamiento de medidas de reequilibrio a Aeromur, como cuentas de compensación, ampliación del plazo de explotación o ingresos garantizados, al entender que no se podía reequilibrar una infraestructura que no había dado sus primeros pasos aún.

Así es el nuevo aeropuerto gestionado por Aena

La terminal, de 37.000 metros cuadrados, cuenta con 24 mostradores de facturación en el área de llegadas, más uno de equipajes especiales. La zona de embarque, después de tres filtros de seguridad, tiene nueve puertas (seis destinadas a vuelos a países no Schegen y tres para países de la zona Schengen). Y en la sala de recogida de equipajes, por último, funcionan tres cintas, más una cuarta dedicada a equipajes especiales.

La pista, de 3.000 metros de longitud por 45 de ancho, está acompañada de una calle de rodadura paralela, una salida rápida, dos apartaderos de espera en ambas cabeceras y dos calles de acceso a plataforma. Esta última, zona en la que estacionan los aviones, tiene una superficie de 74.000 metros cuadrados y está habilitada para acoger aviones del tipo B738/A321, B753/B763, B738/A321, B747 y de aviación general y corporativa.

La torre de control, con personal de la privada Ferronats, atiende la fase final de descenso y la inicial de despegue, así como el movimiento de la aeronaves en tierra.

Sobre la firma

Javier Fernández Magariño
Es redactor de infraestructuras, construcción y transportes en Cinco Días, donde escribe desde junio de 2000. Ha pasado por las secciones de Especiales, Cinco Sentidos, 5D y Compañías siguiendo la información de diversos sectores empresariales. Antes fue locutor de informativos en la Cadena Cope, además de colaborar en distintos medios de Madrid.

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