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Guía para que las empresas españolas sobrevivan al Brexit

KPMG insiste en la necesidad de tener cuantificado el impacto del divorcio, pero señala que solo el 31% de las compañías españolas expuestas tienen preparado un plan de acción

Varios expertos participan en la foro de KPMG sobre el impacto del Brexit en las empresas españolas.
Varios expertos participan en la foro de KPMG sobre el impacto del Brexit en las empresas españolas.Pablo Monge

“Ningún plan de batalla, por bueno que sea, resiste el primer contacto con el enemigo”. Esta frase, pronunciada por el general prusiano Helmuth von Moltke, bien podría aplicarse a los planes de contingencia de las empresas afectadas por el Brexit dentro de tres meses. Quedan menos de cien días para el Brexit y, a estas alturas, todavía se desconoce si se consumará a las bravas o de forma acordada.

Ante semejante incertidumbre, mejor estar preparado para lo peor. KPMG –en colaboración con CincoDías– debatía ayer con autoridades de Comercio, Aduanas y Tesoro, y con empresas de varios sectores sobre “Brexit: Impacto sobre la empresa y planes de acción”. Reino Unido es un aliado comercial estratégico para España. Es el segundo país inversor, el quinto cliente en exportación de bienes y servicios y el séptimo proveedor de bienes. También es el primer emisor de turistas a España (más de 18 millones solo en 2017), así como el primer comprador extranjero de viviendas en nuestro país, según detalló el socio de KPMG para el Brexit, Antonio Hernández.

Y, por mucho que nos situemos en el mejor escenario de todos en el que se logre un divorcio ordenado, “la realidad es que se va a pasar a unas condiciones de acceso al mercado británico más restrictivas, y por tanto, a un marco menos ventajoso donde los controles fronterizos solo serán una cuestión de tiempo”, adelantó la secretaria de Estado de Comercio, Xiana Margarida Méndez.

En el peor de los casos, el de una ruptura abrupta, las empresas tendrían que estar preparadas para negociar con Reino Unido dentro del marco de las reglas no preferenciales de la OMC, como con cualquier otro país tercero, prosiguió Méndez. Ello supondría perder el pasaporte europeo para prestar servicios en suelo comunitario, incluidos los financieros, los de consultoría y los de aseguradoras, así como un considerable aumento de la burocracia y los aranceles para el transporte de mercancías, o el fin del roaming y de las licitaciones para contrataciones públicas, por citar solo algunas consecuencias.

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Por todo ello, los expertos insistieron en la necesidad de que cada empresa elabore un plan de contingencia en el que tenga cuantificado y detallado el impacto real del Brexit y el coste de implementar medidas que le hagan frente, una tarea que todavía pocas han llevado a cabo. Según una encuesta de KPMG y CEOE, el 46% de las empresas españolas declaran tener algún tipo de relación con Reino Unido, pero, a tres meses vista, tan solo el 31% de ellas tiene un plan de choque elaborado que les permita decidir el grado de disrupción a asumir.

Los planes deben tener, a juicio de Antonio Hernández, garantías sobre la cadena de suministro; certezas sobre el control aduanero; capacidad para absorber el riesgo regulatorio con especial vigilancia a la continuidad de los contratos; capacidad de retener el talento; y poder encajar los impactos fiscales y financieros.

Juan José Blanco, socio de KPMG responsable de Aduanas e IIEE, recomienda revisar la cadena logística para ir detectando las cuestiones a considerar. Y Ramón Cañete, socio especialista en gestión, estima que lo primero a tener en cuenta son las barreras aduaneras, unos costes que hasta ahora no existían y que pueden afectar a las políticas comerciales de la compañía. Debe decidir, en ese caso, si le compensaría más repercutir el coste sobre el precio y perder competitividad, o no hacerlo y ver resentidos los márgenes. Si esos costes fueran excesivos, la empresa debe tener preparado un estudio sobre los mercados alternativos favorables donde fuera posible vender sus productos.

Cuestión imprescindible, según el socio de KPMG, es analizar la cadena de suministros y estudiar el grado de exposición de los proveedores al mercado británico, así como la posibilidad de sustituirlos por otras localizaciones. Tampoco debe perderse de vista el impacto de los retrasos en la cadena logística, por el aumento de procedimientos administrativos. Pero además, la compañía debe revisar los contratos vigentes con clientes y proveedores para asegurar su continuidad, y haber informado a los empleados.

La farmacéutica GlaxoSmithKline, por ejemplo, ha invertido más de 80 millones en un plan de contingencia para minimizar riesgos, según Guillermo de Juan, vicepresidente de la compañía. Flex, el fabricante de colchones que vende el 50% de lo que produce con su filial británica en el Reino Unido, y que exporta la otra mitad, ya ha realizado aprovisionamiento de materias primas de cara a posibles desabastecimientos, aseguró su presidente Rafael González.

La aseguradora británica Admiral Europe, que en el caso de Brexit duro no iba a poder operar en la UE, ha creado una estructura en España para seguir haciéndolo, tal como relató Elisa de Blas, directora general, que destaca la capacidad de la Dirección general de Seguros para entender la compleja estructura de la compañía que ahora tiene sede en Cardiff.

Impacto financiero

Poder a los reguladores. El director general del Tesoro Público, Carlos San Basilio, explicó ayer que conforme se acerque la fecha de salida, se trabajará para dar mayor poder las entidades reguladoras –CNMV, Banco de España y Tesoro Público– con el fin de proteger a las empresas financieras que no dispongan de sistemas de compensación. 

Diversificación de las plazas. Según explicó San Basilio, Reino Unido ha intentado que las empresas financieras del país tengan plena operatividad en Europa tras el Brexit, algo que no va a suceder así. Ello redundará, señaló, en una “menor eficiencia” y potenciará la diversificación. “Londres seguirá siendo la plaza de referencia, pero otras en Europa también tendrán más importancia, entre ellas Madrid”, detalló.

El sector financiero no se encuentra tan expuesto, como sí lo están, en cambio, el mercado de los bienes de equipo, el de la automoción, y el agroalimentario. A ellos tres, concentran en 68% de las exportaciones nacionales a Reino Unido. Desde la celebración del referéndum del Brexit, estas se han visto resentidas, en parte por la depreciación de la libra frente al euro, según sostuvo ayer el socio de estrategia energética y Brexit, Antonio Hernández.

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